5 - El Nido de Mercenarios.

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Puede que no hubieran partido hace mucho de Los Cabos Gemelos, pero el caótico e impredecible mar ya se encontraba haciendo de las suyas. La navegante estaba demasiado confundida, el clima había sido agradable hace no mucho pero ahora...

— No lo entiendo ¿Cómo es posible que este nevando así? Estaba haciendo calor hace apenas unas horas —. La muchacha había pasado de usar ropa ligera a estar envuelta totalmente en abrigos.

En efecto, el pequeño barco pirata estaba lleno de nieve, tanta que Luffy y Usopp tenían de sobra para hacer varios muñecos de nieve, es más, el bello durmiente (Zoro) casi que desaprecia por toda la nieve que se le había apilado encima... ¿Cómo podía dormir en medio de la nieve apenas usando una camisa de mangas cortas? Solo Astotelia lo sabría.

— Perdería el tiempo si trata de encontrarle sentido, así es el Grand Line y, entre más avancen, menos sentido tendrá— explico el doncel de cabellos plateados. Bavilo, que también estaba bien abrigado, le pasó una taza de chocolate caliente a Nami, algo que ella agradeció enormemente, pues le hacia falta.

— Espero poder acostumbrarme a este lugar pronto, ese montón de idiotas solo tiene aire en el cerebro, si yo no consigo dominar este mar, entonces estamos fritos— se lamento la muchacha.

— No se preocupe, señorita Nami, el Grand Line es caótico pero no es el infierno, una navegante hábil como usted de seguro logrará entender este lugar pronto — por la pequeña ventana de la sala/cocina, Bavilo pudo ver como el capitán y el tirador jugaban con la nieve sin ningún problema— parece que a ellos no les afecta el frio.

— A esos tontos no les afecta nada— gruñó la chica con un poco de envidia, pues el dúo estaba jugando libremente y sin abrigos en la nieve, mientras ella se estaba congelando.

— Pero a nosotros sí— remarcó Miss. Wednesday.

— ¿Acaso no tienen un calentador en este lugar? — pregunto con tono exigente el Mr.9.

— Hay que tener agallas para ponerse en ese plan luego de tratar de herir a Laboon — espeto Bavilo, a quien se le marco una pequeña vena en la sien.

— ¡Si tienen tanto frio entonces póngase a trabajar, ustedes no son invitados! — rugió la muchacha.

La "agradable" charla fue interrumpida por un feroz cambio en el clima. El calmado cielo nevado había pasado a oscurecerse de golpe con nubes negras, el viento se puso más agresivo y comenzó a tronar sonoramente.

— Cada segundo este lugar se pone más extraño.

— No van a durar mucho si tú, como navegante, sigues moviéndote en base al sentido común—. La mujer de cabellos color cielo era muy grosera, pero Bavilo no podía negar que tenía razón... solo un poco.

— Dígame, señorita ¿por qué no han revisado el timón desde hace rato? ¿le parece que sea seguro? — pregunto Mr.9 con cierto tono de burla.

— Pero si ya había revisado la dirección y estábamos bien—. Preocupada, Nami se dirigió a verificar que estuvieran en ruta, y lo que encontró fue tan impactante que no pudo evitar soltar un gran grito de terror.

Como era de esperarse, el grupo afuera se sintió preocupado.

— ¡¿Qué sucede mi cisne Nami?! ¡¿Estás bien?! — el más preocupado era el cocinero, por supuesto.

— ¡Tenemos que girar el barco ciento ochenta grados, rápido! — ordenó alterada.

— ¿Ciento ochenta? ¿Para que vamos a regresar? — pregunto confuso el tirador de la nariz larga.

We Are Family... Las Joyas de la Princesa x One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora