14 - Un mortal pastel de cumpleaños

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El gigante que fue reconocido en los mares como El Ogro Rojo, en estos momentos no podía sentirse más inútil, más frustrado e indigno, pues, en un maldito descuido, este extraño humano había conseguido inmovilizarlo por completo. A su mente vino el recuerdo de su presentación ante los piratas, su alegría y orgullo al decir que era un poderoso guerrero de Elbaf... Tan patético, pero no podía rendirse, incluso en una situación así, debía seguir dándolo todo de sí, o nunca podría ver a su gente de nuevo a la cara.

¡Mwahahahaha! — se carcajeo Mr.3 con su chillona y fuerte voz, logrando enrabiar aún más a Broggy— ¡Deberías rendirte, gigante! ¡Cuando mi magnifico abrió de cera se solidifica es tan duro como el hierro! — en la mano del cazarrecompensas se generó una considerable cantidad de cera que, casi como si tuviera voluntad propia, se moldeo así misma para formar una pequeña escultura de la cara de su amigo caído— puede que los gigantes posean una absurda fuerza, pero la clave para lidiar con ustedes es usar el cerebro, no hace falta que me enfrente con ustedes cara a cara. Bajaste la guardia por disfrutar de tu victoria, Broggy, El Ogro Rojo — pronuncio con tono burlón para luego destrozar la pequeña estatua de su amigo.

Una y otra vez, ese maldito idiota con cabeza de tres no dejaba de burlarse de ellos, no dejaba de burlarse de Dorry. Su corazón latía con ferocidad y con un gran nudo de impotencia en la garganta, Broggy solo podía asesinar de mil formas distintas a este humano con la mirada, pero sabiendo que, en cuanto lograse liberarse, se encargaría de que este tipejo no fuera más que una mancha roja en el suelo. Mr.3 no paraba de hablar, estaba claro que adoraba escuchase así mismo, pero hubo algo en particular que le generó un vuelco en el corazón al gigante.

— El sabor de la victoria debería tenerte de mejor humor ¿no crees? Aunque haya sido fruto de la ayuda de otras personas — remarco con especial malicia.

— «¿Ayuda de...otras personas?...No...» — no podía ser cierto, él no podía referirse a lo que estaba pensando— «No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, tiene que ser una mentira»

— ¡Pero la victoria final es mía! Mwahahahaha — rio con maldad — ¿Sabías que había una recompensa de doscientos millones por sus cabezas? Ha pasado mucho tiempo, pero esa recompensa sigue vigente, la marina no quita una recompensa hasta no confirmar el encierro o la muerte de sus presas.

— ¡Ma-Malnacido! — era tan frustrante, sin importar la fuerza que pusiera, era incapaz de romper esa estúpida cera.

Mr.3, atrapado en su burbuja de gloria, parecía estar a punto decir alguna otra cosa altanera, pero alguien le interrumpió, una voz que Mr.3 no conocía, pero Broggy sí, pero al verlo, lejos de estar feliz, solo pudo sentirse más frustrado con su incompetencia.

AH Que molesta voz, es como si alguien le hubiera metido helio a un pobre conejo moribundo— pronuncio con irritación el doncel maltratado, quien era llevado por Mr.5 en contra de su voluntad.

— Eres demasiado soberbio para alguien a quien acaban de apalear por completo — gruñó el hombre bomba, arrancándole un quejido al peliplateado, pues lo mantenía quieto doblando su brazo de forma dolorosa.

We Are Family... Las Joyas de la Princesa x One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora