13 - Una amarga victoria

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Se movía con calma, pero, a la vez, con ligera prisa, entre las profundidades de la selva espesa, a decir verdad, esperaba que algún depredador grande tratara de matarlo para ahorrarle la búsqueda, pero al parecer el espinosaurio había estado de chismoso con el resto de los animales, ya que no se le acercaba ninguna bestia prehistórica.

Aish A este paso voy a terminar siendo el ultimo, Roronoa se burlará y el cocinero tonto seguirá con la tontería de actuar como si fuera una mujer — bufó con hastió ante la idea de perder esa pequeña competencia.

Bavilo sabía que las intenciones del cocinero no eran malas, no era tonto, pero no podía evitar enfadarse, pues ya había sido tratado como un florero de cristal por mucho tiempo en Arbezela, sin importar su fuerza, sin importar que tuviera un carácter fiero, sin importar que hubiera sido pentacampeón en el festival de las estrellas(1), todos ellos siempre se comportaban como si fuera una pobre criatura indefensa con la percepción de la realidad alterada... un omega descerebrado, básicamente.

—«Irónicamente, ella fue la única que nunca me trato como si me fuera romper»— por instinto, acaricio la cicatriz en su frente, oculta bajo su flequillo, mientras recordaba a la flor roja del imperio que lo había traído al mundo— Es una tirana, pero al menos se esforzó por educarme para ser fuerte.

"— La voz de los alfas es dolorosa cuando te resistes, eso lo sé mejor que nadie, pero no tienes que tenerle miedo, incluso si tu cuerpo no hace lo que quieres, e incluso si duele como el infierno, tú debes ser firme mentalmente, no permitas que tu mirada se ablande ni que tu voz se quiebre. Incluso un carcelero se siente intimidado por la mirada de un preso encadenado, hijo mío. "

Tenía doce años cuando le había enseñado aquello, fue una lección dolorosa, pues ella se encargó de recrear la dolorosa sensación de ser atrapado por las cadenas invisibles de un alfa, fueron casi siete horas de agonía que solo frenaron cuando dejo de berrear como un infante y le dedico a su madre una mirada inundada en lágrimas pero furiosa al mismo tiempo. La mano en su frente la llevo a su abdomen.

— No preocupes, no te haría pasar por algo así — pronuncio con tono dulce. Un ruido a sus espaldas lo hizo mirar por encima de su hombro, y pronto, la sonrisa dulce del príncipe se deformo en una más animal y peligrosa, una sonrisa que nadie solía ver, pues solo se le formaba en los duelos y él llevaba casco.

En su mano derecha se formó un roquete(2) de luz, el ex príncipe aún no despegaba sus orbes amatistas de la terrible criatura que lo miraba a unos pocos metros de distancia. Solo se podía vislumbrar la cabeza, pero esta era inmensa, pues estando con su boca cerrada, era más grande que su cuerpo entero de pie, de hecho, era más o menos del tamaño del puño de Broggy, sus escamas eran verdes, pero parecían adaptarse con el ambiente al igual que un camaleón, pero oh cielos, eso no era un camaleón.

— Sé lo que eres, pero no creas que te tengo miedo — pronuncio con calma, como si el animal le entendiera — he visto serpientes más aterradoras que tú y no necesitan ser grandes... titanoboa.

La titanoboa pasó a mostrarse más amenazante, acababa de reconocer al ser frente a ella como una posible cena, y no permitiría que se le escape. Le enseño los dientes a su presa de forma hostil, presa que se puso en posición de combate... una presa que, tal vez, y solo tal vez, sí que tenía su percepción de la realidad un poquito alterada.

We Are Family... Las Joyas de la Princesa x One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora