6 - Noche Caótica

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Sin palabras, así se encontraban los terribles cazarrecompensas... sin palabras. En un parpadeo, dos personas acababan de desaparecer delante de sus ojos, y no tenían ni una maldita idea de cómo había pasado. Nerviosos, todo el mundo buscaba en todas direcciones con la mirada, a fin de cuentas, no podían haberse ido muy lejos, no con cientos y cientos de ellos rodeándolos.

El más alterado de ellos era Mr.8, incluso si se trataba de un mero espadachín y un débil omega, si llegaban a escapar, todos, absolutamente todos iban a tener muy serios problemas con el gran jefe.

— « Estoy seguro de que vi a los Mala Suerte rondando por aquí, como nos vean fallar esto, estamos muertos » — el gran hombre de curiosos cabellos se secó el sudor que se había presentado en su frente, nervioso de solo pensar en que los mensajeros especiales de la organización fueran con el chisme de lo que estaba pasando.

Y, en efecto, los miedos de Mr.8 no estaban sin fundamentos, pues, posados en una de las grandes montañas cactus, observando todo con una gélida calma, estaban los que eran conocidos como los Mala Suerte, Mr.3 y Miss Friday. Ambos agentes no parecían perturbados en lo absoluto con lo que estaba ocurriendo, ellos solo se dedicaban a observar, lo que harían después sería decidido por los resultados de la batalla entre los cazarrecompensas y los piratas.

Por otra parte, en el centro de la ciudad donde estaba por desatarse el caos, la búsqueda finalmente ceso cuando escucharon una voz que les llamó la atención.

— Supongo que los ojos los tienen de adorno — fueron las palabras del "omega".

— Es lo que pasa con la gente que no entrena — respondió con tono burlón el espadachín.

Por un segundo, pareció que a los cazarrecompensas se les saldrían los ojos hacia afuera, pues, espada con espalda, parados entre medio de toda la multitud, estaban los dos blancos que se suponía que debían eliminar ¿Cómo habían llegado hasta ahí? A saber, pero no tenían mucho tiempo para analizar o descubrir que había pasado, el orgullo estaba en juego luego de este comportamiento burlón.

— Desgraciados, no se atrevan a subestimarnos.

— Ningún pirata ha logrado escapar de aquí, y definitivamente ustedes no serán los primeros.

— No subestimen a Baroque Works.

Altaneros, todos los cazarrecompensas a su alrededor desenfundaron sus armas y no dudaron en apuntar al dúo que estaba extrañamente tranquilo con la situación. Una pequeña sonrisa se formó en los labios del peliplateado, una señal de alarma para Mr.8, quien parecía ser el único que usaba el cerebro, pues enseguida se dio cuenta del error de sus colegas de rango inferior.

— ¡Idiotas, no disparen!

Una advertencia que llegó tarde, pues el rugir de los rifles y revólveres se hizo escuchar, para luego ser rematados por gemidos de dolor y cuerpos cayendo pesadamente contra el suelo... ninguno de los piratas. Tal como había previsto Mr.8, el dúo volvió a esfumarse delante de sus ojos, justo en el momento en que jalaron los gatillos, provocando que se disparasen entre ellos.

— Maldición, ahora estamos de nuevo en las mismas — gruñó Mr.9 mordiendo con rabia la uña de su dedo pulgar.

— ¡No podemos permitir que sigan burlando de nosotros de esta manera! ¡Búsquenlos, encuéntrenlos y mátenlos a como dé lugar! — fueron las feroces órdenes del gran alcalde de la ciudad — Ya no se preocupen por mantener vivo al omega, ambos tienen que morir.

— Oiga, oiga, esas palabras son demasiado rudas — se escuchó la voz del joven de ojos amatista— tanto que nos divertimos en la fiesta con ustedes, y usted sigue hablando de matar.

We Are Family... Las Joyas de la Princesa x One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora