Capitulo 3

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Aparto la mirada del hombre de ojos verdes y me dirijo al señor Genovese puesto que me resulta más cómodo mirarlo a el.

—Sigo sin estar convencida del porque exactamente elegirme a mi cuando pudieron elegir a alguien con experiencia —le digo.

—Creo que si te explico las reglas del trabajo será más fácil convencerte —responde este.

—Primero quiero una respuesta apta para mí pregunta —hablo firmemente, no soy de dejarme intimidar y esta situación no será la excepción.

—Justamente por eso —Salvatore responde aplaudiendo con esmero.

—Tu personalidad es lo que te eligió como candidata perfecta —explica Genovese—. No eres de agachar la mirada ante posibles rivales, no importa si son hombres, creo que eres… indomable —completa—. Cualquier otra ya habría aceptado el trato y estaría sentada en las piernas del Señor Salvatore para después hacerle un buen oral.

Hago una mueca, mostrando mi desagrado ante la mención de las últimas palabras que me resultan demasiado explícitas.

—No te preocupes, el Señor no busca eso de ti —recalca—. Si te eligió es porque sabe que no cederás ante los enemigos cuando intenten manipularte endulzándote el oído. Ya sabes, la mayoría de las mujeres cae a través de unas cuantas mentiras y halagos convincentes, pero tú no eres de esa mayoría. Necesitamos a alguien como tú.

<<¿Alguien como yo?>>

—¿Qué paso con las anteriores?, ¿Por qué supongo que antes de mi hubo alguien mas?, y asumo que ya no está y por eso ahora quieren que ocupe el puesto —pregunto igual de desconfiada.

—Pagaron el precio —Salvatore es quien responde.

—Su lealtad para con nosotros no fue duradera —apoya Genovese.

Creo entender a lo que se refieren, pero quiero que ellos lo expliquen mejor.

—En nuestro mundo es indispensable contar con una mujer a mi lado, pero no cualquiera porque me fastidia tener que recoger el desastre que siempre provocan. Estos años acepto que he elegido mal, pero estoy seguro de que estoy apunto de romper con esa mala racha —explica Salvatore.

—¿Cuántas han sido? —pregunto al de ojos verdes.

—No muchas —juega con el cuchillo sobre la mesa antes de responder—.
Diez exactamente —dice con malicia.

—El señor sabe lo que hace —apoya Genovese—. En sus diez años de experiencia como líder tuvo mujeres que le hicieron ganar mucho y ambas partes recibieron su recompensa, pero no supieron agradecerlo y al tiempo se deslumbraron por el enemigo.

—¿Tan convencido está de que yo no haré lo mismo? —inquiero curiosa.

—Lo estoy —me responde viéndome fijamente a los ojos.

—Procederé a leer las clausulas —interviene Genovese rompiendo el hipnotismo que me provoca.

Decido tomar asiento. No pierdo más con escucharlo. Observo por la puerta de entrada y efectivamente no ha habido clientes durante estos minutos. Tenían todo planeado.

Mi Contrato Con Un MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora