Capitulo 55

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Viktor.

Once años atrás. (Mansión Dellacroce)

—¿Cómo lograste entrar? —pregunta Angie con una sonrisa radiante mientras camina hacia mí y me abrazaba depositando besos en mis mejillas antes de unirse a mis labios.

Los ojos oscuros le  brillan y me inundo de felicidad al verla sonreír revelando sus adorables hoyuelos.

<<Quiero comérmela entera>>

—¿Estás bien? —pregunto cuando nos separamos, acaricio su rostro con mis manos para asegurarme.

La última vez que la vi tenía un moretón en el pómulo derecho. Enfurecí tanto que a los minutos ya estaba golpeando a Salvatore por no estar al pendiente de ella. Para mi su bienestar es lo más importante. La mansión es una fortaleza inexpugnable para la familia Dellacroce, pero no para ella. Hace años que Matteo está en Italia y no tiene idea de lo que ocurre aquí.

—Sí, pero los extraño mucho. Salvatore no ha estado aquí desde hace una semana, y tú solo vienes cuando puedes —comenta con un puchero—. Los necesito a los dos —se pone de puntillas y se sube a mis zapatos. Siempre hace los mismo. Acto seguido me besa en la frente aferrándose a mis hombros.

<<¿Es tan pequeña o soy demasiado alto?>> Por momentos tengo miedo de lastimarla. Se ve tan frágil ante mis manos.

—Pero ahora estoy aquí yo —la tomo en mis brazos como si fuera una delicada pluma, envuelve las piernas alrededor de mi cintura.

Me sonríe. Su cabello negro cae en cascada sobre sus hombros, contrastando hermosamente con el vestido blanco que lleva puesto.

—¿Cuándo me sacarán de aquí? —pregunta, sus ojos oscuros mirándome fijamente.

Si dependiera de mi la llevaría lejos en este mismo instante.

—Pronto cariño —le doy un beso suave en los labios, deseando que eso se haga realidad lo más pronto posible.

—Salvatore dijo lo mismo —se emociona  abrazándome—. ¿Podemos ir a la cama? —pregunta con ese gesto tierno que tanto amo.

—Por supuesto —la llevo en brazos sin soltarla.

—Me encanta tu cabello —me elogia cuando quedo sobre ella y le beso los labios.

Arqueo una ceja.

—¿Más que el de Salvatore? —pregunto.

Dirá la verdad, ella nunca miente. Y eso es emocionante.

Tomo sus manos y las mantengo arriba de su cabeza.

—Sí, mucho más —emite mirándome fijamente a los ojos.

Le sonrío antes de volver a besarla. Verla sonreír a cada nada es mi mayor felicidad.

—Así como hay cosas que me gustan más de ti, también existen cosas que me gustan más de él —me da un beso casto en la nariz.

—Eso no puede ser —le gruño juguetonamente y le muerdo el labio inferior.

—Por eso los tengo a ambos. ¿Creí que la etapa de los celos ya estaba superada? —cuestiona frunciendo el ceño.

—No del todo —confieso—. Tenme paciencia —le pido.

No responde pero me besa, me besa como solo ella sabe hacerlo. Correspondo el beso con ternura sumergiéndome en la magia que siempre surge cuando estamos juntos. Abre la piernas para que entre en ella, mis manos buscan las bragas pero no las trae.

Mi Contrato Con Un MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora