Enero, 19, 2020.
Era de madrugada y yo ya me encontraba mentalmente preparado para salir a combatir a los roedores que asechan el trono de mi padre y aunque hay una parte de mí que se siente quebrar cada que pienso en lo que voy a hacer dentro de poco, me mantengo con la fuerza suficiente para enfrentar este miedo y salir a hablar enfrente de todos como si se tratase de algún tipo de hobby que hiciera a diario.
"Ten la fuerza necesaria para no rendirte."
Me repetía una y otra vez, mientras el alba llegaba a su final.
"Tengo miedo."
Y a decir verdad no sé muy bien de qué o a qué.
Quizá a no ser capaz y que esa mentalidad que he tenido durante la madrugada no importe al final y termine haciendo cualquier cosa, solo porque el miedo me ha arrinconado.
¿Qué es eso de lo que todos hablan y elogian llamándolo "valentía"? ¿Por qué desconozco esa sensación fluyendo en todo mi ser hasta llegar al éxtasis total?
Para mí no resulta muy razonable que Odiseo sea mi padre, si no he poseído la mínima capacidad para igualarlo, supongo que el desistir a su figura paterna durante todo este tiempo me ha hecho olvidar lo necesario que debería ser tener un ejemplo a seguir de este porte.
[]
He dejado que la mañana se apodere de mi habitación y he tomado las riendas del día, dispuesto a triunfar.
Me dirigí a tomar un baño, pues en ese momento tenía claro dos cosas; la primera era que no iba a morir hoy, ya sea de ignoración o porque alguno de los descarados príncipes que se paseaban por mi palacio como sin nada, perdiera los escrúpulos y me asesinara y, lo segundo es que para poder lograr eso, debía tener la cabeza serena y todo relativamente calculado.
Salí de la habitación y me dirigí hacia al gran salón y llamé la atención como pude.
Sentí la mirada de confusión de mi madre puesta en mis hombros y aun así, proseguí. - Quiero informarles que este será el último banquete dado desde nuestro palacio, pues una vez el ocaso haga presencia, sabrán que es la hora de marcharse.
- Aún cuando los dioses estuvieran bajo tus palabras ellos negarían de que tu fueses el rey de Ítaca. - Argumenta frívolo, Antínoo.
- Y yo lo aceptaría, pues no soy quien para interceder en el futuro de los dioses, más yo sé, que Odiseo vive y es mi deber, como hijo de la patria, cuidar de su reino hasta que regrese. - Y de ese comentario hasta yo me sorprendí. Era algo inédito que yo, Telémaco, tuviera las hazañas para hablar del tema como sin nada.
No faltaba quien reprochara esta conversación, pues a fin de cuentas quién era yo para mandar sobre un pueblo y hasta que yo no cambiara la mentalidad que tengo sobre mí y la situación, todos e incluso yo, me veré como un don nadie.
Y al final, ¿Cuál era el plan si todo salía bien? Siempre pensé que lo arruinaría que ni siquiera me percate de cómo iba a seguir el plan inicial.
¿Puede algún dios simplemente ayudarme?
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¿Y si estuvieras aquí?
Fanfiction¿Qué pasa de las almas que nos saben amargas? Como si nos sostuvieran el pulso y nos impidieran avanzar. Poco sabía Telémaco de lo que era la valentía, pues desde que su padre se fue a la guerra de troya las cosas para él no eran algo prometedoras...