* CAPÍTULO 9. *

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Caricias agridulces.

Su mano gruesa pasando por el rostro débil de Telémaco parecía la escena perfecta para describir lo que es la felicidad. El bebe está dormido, parece que está soñando con un futuro perfecto, aunque apenas conozcas las carcajadas de su padre y los besos de su madre y no sepa cómo se llama a eso.

Penélope y Odiseo se encuentran admirando la perfección del niño, ¿Podría ser esto la vida?

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Enero 27, 2020. 19:00 hr

El hombre cayo de rodillas una vez me vio, salí corriendo a auxiliarlo y una vez rodee su torso con mi brazo un escalofrío recorre mi cuerpo.

¿Por qué me sentía de esta forma? ¿Y por qué tengo la sensación de que lo conozco?

El hombre me abrazo fuerte y exclamó.

- ¡Oh hijo mío! Pero si te dejé pequeño, con qué derecho has crecido. - Dice entre sollozos.

Y en ese momento todo se me quedo estático, incluso el pulso, incluso el tiempo se detuvo, ¿Eran lagrimas lo que comenzaba a salir de mis ojos?

- ¿No me reconoces? - Preguntó separando su cuerpo del mío y poniendo sus manos en ms hombros.

¿Era este mi padre? ¿Por qué no me siento tan bien a como lo imagine?

Y en ese preciso instante mis piernas se flexionaron hasta caer al suelo.

Comencé a llorar.

¿Puedes decirme por qué me siento así? - He preguntado entre el llanto. - Se supone eres mi padre. - Reproché. - ¿Por qué siento como si algo me quemara por dentro?

Silencio.

Eso fue lo que obtuve de su parte, ni siquiera una disculpa, ¿Por qué esperaba más? Debería sentirme bien con que el está aquí y no muerto como todos los demás piensan.

- Tenemos tanto de que hablar, hijo mío. - Secó mis lagrimas. - Pero no en este instante, nuestra prioridad ahora es salvar a tu madre de todos los que están tras ella y en consecuencia de nuestro trono. - Asentí con fuerza, pero sintiendo fallecer por dentro.

Soy consciente de qué ahora la prioridad es el pueblo de Ítaca y sacar a todos los príncipes descarados y sin escrúpulos que frecuentan el palacio y sin embargo, esperaba una respuesta más de su parte, no importara que tan pequeña fuera con tal de que me aplazara los miedos aunque sea por un pequeño instante.

Fuimos a dormir o al menos esa era el cometido y en vez de eso yo logré lo opuesto.

Sobre pensar mezclado con desvelo, no sé si es de las cosas que más me lastiman, de lo único de lo que puedo afirmar es que el producto de este masoquismo me está consumiendo vivo y no sé si sea peor esto o morir de una vez por todas.

Al vacío que me escucha constantemente, por favor, ¿Te puedes llevar mis miedos?

¿Y si estuvieras aquí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora