* CAPÍTULO 10. *

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Enero 28, 2020.

No sé si me siento más vacío ahora o cuando no lo tenía en frente. Es que todavía no puedo creerlo, es como si aquello que he visto de nuevo lo he soñado, pero no es así y lo comprueba el hecho de lo que vamos hacer para recuperar lo que nos pertenecía.

Había por fin amanecido y nos dirigíamos hacia el palacio, supongo que este era ya por fin el final a todo lo que estaba sucediendo.

La paz por fin volvería a Ítaca, ya no habrá por qué preocuparnos, mas que por ser feliz y hacer nuevos recuerdos, ya que lo que pasó no volverá por más que nos aferremos a la idea de algo que nunca sucedió.

- ¿Esta vez saldrá todo bien? - He preguntado para romper el hielo que se había formado.

- Tengo la certeza de que los dioses nos ayudarán a que sí, pues Atenea es una de las que no nos dejará perder.

Y fue todo lo que pronunció hasta que hicimos presencia en el castillo.

Yo tomé mi propio camino hacia donde mi madre, para explicarle lo que estaba pasando y para verla después de días sin frecuentarla; mientras que Odiseo se fue a interactuar con los príncipes y saber a qué se estaba enfrentando.

Salude a mi madre, quien con su cálido abrazo me hacía sentir verdaderamente completo, es como si ese afecto curara todas mis heridas internas, tanto emocionales como razonales.

Le explique lo que estaba sucediendo y ambos salimos de habitación y nos dirigimos al salón del trono.

Preparados para la función que se aproximaba mi madre comentó par todos.

- He de elegir hoy por fin, al afortunado con quien me casaré y accederá al trono. - Se desplaza por el lugar mostrando buenos dotes como oradora. - Para esto, he pensado en un concurso y, que mejor que con el arco y flecha de Odiseo, para honrar su memoria. - Pausa para tomar aliento y continua, - Lo que vamos a tener en cuenta es que van a disparar para atravesar el agujero de las doce cabezas de hacha y quien logre acertar será quien me despoje.

Solo se escuchaban los gritos en el salón, perturbando así mi silencio y todos sabemos que del ruido solo queda la cofosis.

Todos se preparaban para darle al blanco y por fin lograr lo que han estado buscando desde que se empezó a rumorar que Odiseo había muerto.

Para ellos esto era la dicha porque por fin, uno de ellos, iba a tomar el reino de Ítaca, lo que ellos no sabían es que ese "vagabundo" con el que estaban interactuando sería el único y verdadero rey de Ítaca, pues no era nada más, ni nada menos que Odiseo.

Como era de esperarse todos fallaron el tiro, pero aquel hombre andrajoso que estaba por soltar la flecha, sería el afortunado de casarse con mi madre.

Todo mi cuerpo y alma se fue con aquella flecha una vez lanzada, no dudaba de las capacidades de mi padre, pero no me quitaba tampoco la sensación de que podría salir mal y si eso sucedía, no sabría que hacer, pues él confiaba ciegamente en lo que hacía.

Una vez la flecha logra llegar con éxito y Odiseo gana el concurso, este se transforma con la ayuda de Atenea, mostrando así su verdadero rostro.

Lo que no sabíamos era que aquello que se aproximaba era peor que aguardar el regreso del rey, porque sí, no todos tienen finales felices.

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