* CAPÍTULO 5. *

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Enero, 25, 2020.

Ya van varios días desde aquella horrible sensación a vacío que me produce un malestar, pareciera que mi cuerpo hubiese saltado al precipicio y solo hubiera quedado yo, yo y una razón que me agobia.

Nos dirigíamos a Pilos, en búsqueda de Néstor, quien nos puede dar razones de mi padre y lo admito, una gran parte de mí, cree que lo hice todo mal, por venirme y dejar a mi madre sola, a la suerte de todos aquellos que buscan despojarla.

- ¿Qué es lo que te preocupa realmente? - Ha interrogado Atenea, haciéndose a un lado mío.

- No lo sé realmente, es solo que hay algo en mí que me grita que esto no es lo más correcto, mientras que por otro lado, alguien me susurra que esto es lo único que puedo hacer. - Pauso por un momento para tomar aliento y no quebrar en ningún momento. - Desconozco si esa cálida voz es de él o si es alguien muy parecido a mí, aunque a decir verdad, no sé qué tan tenue es su voz o si podría llevarse todos mis miedos.

- Confía en mí y en que esto es lo correcto. - Comentó con una voz tan dulce y segura, que tranquilizaba mi pulso. - Aquello que te llama y te pide respuestas, está justo ahí. - Señala el lado izquierdo de mi pecho. - Solo, debes quitar la neblina y dejar que lo demás llegue por sí solo. En cuanto a Penélope, es bastante fuerte, mira que sobrellevar todo desde hace cuatro años, es bastante difícil, ¿No crees Telémaco?

- ¿Pero creer en algo no es lo que más nos ata? ¿No deberías dar seguridad de algo y dejarnos de posibilidades? - He refutado con un ceño fruncido.

- ¿No deberías darte tú mismo esa respuesta que esperar a que alguien la conteste? Si esperáramos a que alguien más nos dé soluciones, entonces dime, ¿Cuál sería el sentido de la vida?

No tenía claro cuál era el sentido que debía tener la vida en general, pues toda mi vida me he quedado estancado en ver atardeceres que ya no estaban destinados para mí, porque eran tiempos que ya no me pertenecían, porque siempre estuve buscando un porqué y en mis recuerdos no existe algo contrario a eso. Siento que una vez nos acostumbramos a algo se nos es casi imposible sacarlo de nuestra memoria de inmediato, es como si necesitáramos de una especie de droga mucho más fuerte que nos haga entrar en razón, que nos haga no tener el control sobre eso y poder empezar a ver otras formas de vida.

- Yo... no lo sé. - tome una bocanada de aire y continúe. - No me percate de qué sentido le estaba dando a la vida.

¿Qué sentido tiene para mí esto? Supongo que el contar mariposas ya no es una opción.

¿Y si estuvieras aquí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora