Enero 27, 2020.
Llegamos a Esparta luego de un largo viaje desde Pilos. Tuve un día completo para pensar si esto tendría reparo o no.
Y de allí nos marchamos hacia Ítaca sin tener las respuestas suficientes, ya que de allí obtuvimos la misma duda del si continúa con vida o ya hace parte de otro reino no terrenal.
Lo único cierto de todo esto es que Atenea continúa persistente en que Odiseo vive, así que dimos vuelta al palacio donde espera Penélope desconociendo mi partida y con ella todos los pretendientes que la asechan.
- ¿Podrás decirme de que se trata este juego donde sentimos que las cosas pasan? - Solté al aire, esperando que la diosa pudiese responderme.
- Aún cuando yo lo sepa todo, hay cosas que no las tengo bajo mi control, ¿Tú podrías decirme de qué se trata esto que hacemos? Es decir, fingir que no sabemos la respuesta.
Y pensándolo bien, hay algo que luego de todo este viaje no me cuadra. He estado buscando algo que no estaría ni en el exterior de mi zona, ni en mí y por lo tanto era algo que debía de cierta forma no importarme, porque es cierto, si esto se me hace complicado por el hecho de que no tengo ni una mínima parte de lo que me compete, es algo que le pertenece a otro y aunque suene egoísta, yo no debería cargar con las decisiones de los demás. Por muy cruda que sea la realidad debemos darnos cuenta que no podemos hacernos cargo de absolutamente todo y que eso está bien.
- De lo único de lo que yo puedo tener certeza es que todo es efímero, incluso eso que yo sé ahora, en un instante va a cambiar. - La mire directo a los ojos. - Y aún cuando lo sepa considero que no todo nace para encajar y por lo tanto se me está haciendo innecesaria esta búsqueda, ¿Sabes?
- Te puedo comprender, si Odiseo ha de regresar lo hará, pero... - Se detiene un momento para saber de qué forma argumentar, relame su labio inferior y concluye. - si tú has de dudar, también es cierto que el deber de buscar acerca de lo que quieres es tuyo y por ende, el que este aquí al fin y al cabo no es porque yo te lo haya pedido, sino porque mas bien así lo quisiste, porque en el fondo sabes que algo te hace falta, bien sea tu padre o incluso tú mismo.
Llegamos a Ítaca al fin y fui a refugiarme a casa de Eumeo, encontrando un rostro bastante familiar.
¿Qué era esa sensación a olvido y a la vez de caricias comprimiéndome el corazón?
¿Podía sentir que me rompía en dos y a la vez que sellaba algo? No lo entiendo, ¿Era yo o su rostro gritándome algo? Algo que no lograba comprender, ¿Puedes mirarme así otra vez? Con un segundo me bastaría.
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¿Y si estuvieras aquí?
أدب الهواة¿Qué pasa de las almas que nos saben amargas? Como si nos sostuvieran el pulso y nos impidieran avanzar. Poco sabía Telémaco de lo que era la valentía, pues desde que su padre se fue a la guerra de troya las cosas para él no eran algo prometedoras...