+ EPÍLOGO. +

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Recuerdos de una noche fuera de casa.

- ¿Qué es este lugar?

- Es a donde vienen todos los que ya han muerto, dime, ¿Cómo moriste?

- No recuerdo muy bien cuando morí, fue una noche de invierno hace diez años, aunque apenas conozco este lugar.

- ¡Vaya! Entonces tú moriste de adentro hacia afuera. - Río como si no hubiese nadie en el lugar.

¿Habían varias formas de morir? ¡Claro! Eso explica porque siempre me sentí así.

Morí cuando tenía diez, cuando el vacío en el pecho se me hizo más profundo, cuando absolutamente nada lograba calmar mi ansiedad, morí solo, preguntándole a los dioses por mi padre y nunca tuve una respuesta y cuando por fin lo alcancé, morí.

Morí descaradamente, porque ya tenía un vacío, solo faltaba volverlo realidad y nunca supe como revivir, al parecer son instrucciones que nunca nos dan en casos de emergencias, al parecer nadie se percató de que podíamos morir a causa de un corazón roto y por eso nos dejaron a la deriva.

- ¿Tú puedes decirme por qué las almas nos saben tan amargas cuando nos aman? - He preguntado relamiendo mi labio inferior.

- Porque todo tiene un precio, escasa vez el amor es correspondido, pues siempre hay alguien que termina amando aunque sea un poquito más. - Argumenta. - En cuanto a las almas, es un tema complicado, cuando el amor se nos mete hasta en los huesos, el café ya no nos sabe igual a las tres de la mañana, porque ellas necesitan una salida de emergencia, por lo tanto, cuando saben que van a sufrir simplemente se marchan por un tiempo. - Concluye.

- ¿Y por qué algunas no vuelven?- He preguntado a punto de llorar.

- Al contrario, todas vuelven... - pausa por un segundo, haciéndome sentir que lo que viene no será muy bueno para mí. -es solo que algunas son muy necias y nunca se van. Pero deben asimilar el dolor, por lo que pasan toda la vida en un rincón pasando penas de amor... al parecer eso te paso a ti, echa un vistazo.

Nos hemos acercado al vacío. - Las almas siempre vuelven y cuando no, es porque una vez, hace mucho tiempo ya habían amado tanto que lo último que pudieron hacer fue quedarse.

- Es absurdo, ¿Quién se quedaría donde sabe que va a sufrir?

- No lo sé, nunca me pasó, pregúntatelo a ti, que pasaste toda una vida sufriendo constantemente por no saber de tu padre. - Y con esto, aquel hombre desapareció.

Y entonces quedé solo preguntándome el por qué lo había hecho.

Y cuando por fin encontré la respuesta comencé a llorar, el motivo de mi desespero nunca fue resuelto, fui asesinado con una flecha al corazón por defender a un hombre del que apenas si recordaba su rostro, pero que cuando escuche su voz a punto de desaparecer fue como encontrar la paz.

Y es que, morimos porque nunca sobrevivimos a nuestras propias dudas, morimos porque nos consume el no saber cómo más vivir.

¿Qué sentido tiene todo esto?

¡Atenea, todavía no lo entiendo!

Lloré más fuerte.

¿Por qué me siento tan débil si ya ves que morí por él?

¿Es el amor que me hizo esto? ¿O es la ausencia de tus besos que me dejan sin el aire?

¿Podrías responder solo hoy? Mañana ya no lo intento.

¿Y si estuvieras aquí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora