Capítulo 2

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Ese sábado no tenía que ir a trabajar, tampoco es que tuviese ganas de hacerlo. Me había levantado de un humor cuestionable y no me sentía con ganas de socializar con la gente.
Aún en la cama, tomé mi celular y revisé mis mensajes. Nada, el mundo me comprendía por primera vez. Me levanté y decidí dar una caminata matutina. Me levanté y miré el cuadro de mi gatita Dominó. Hace unos años había fallecido, y yo todavía la extrañaba.
Desayuné rápido y me vestí. Había pasado una semana desde que Marcy nos había dicho que iba a quedase de nuevo en Los Angeles. Antes de empezar, pensé que era buena idea pasar a saludarla.
—¡Ups! ¡Casi lo olvido! —dije mientras tomaba el collar que me había regalado mi querida amiga.
Salí a la calle, y me encontré con Sasha, quien se ve que tenía los mismos planes que yo.
—Ey, ¡Anne!, ¿cómo te va, amiga? -me saludó.
—¡Sasha! ibas a ver a Marcy, ¿cierto?
-Uh, si, en realidad, me pidió ayuda con una "cosa", ahora mismo estaba yendo para hablar, ¿y tú?
—Yo también iba para allá, ¿de qué cosa hablan? tal vez pueda ayudar...
—Lo siento, Annabanana, Marbles me pidió que no te diga nada por el momento, es algo, personal... puedes preguntarle a ella si gustas.
—Ehh, no, gracias, ¿quieres que te acompañe?
—Claro, ¿por qué no?
No entendía el por qué de el secreto, pero preferí guardarme mis dudas, no quería quedar como una metida en un asunto de Sash y Marcy. Después de todo, no tenía motivo para desconfiar o ponerme celosa.
Llegamos a casa de la recién mudada, quien nos abrió la puerta con una sonrisa.
—¡Sashy! ¡Llegaste! —exclamó, abrazando a su amiga.
Inconcientemente, les fruncí el ceño.
—¡Oh, Anne! ¿También viniste?
—Umm, yo... quería pasar a verte, después de todo, acabas de mudarte.
—Ayy, ¡Qué dulce de tu parte! -amaba el hecho de que Marcy se tomara todo tan cariñosamente.— ¡No se queden ahí! ¡Pasen!
Ella nos invitó a pasar, nos sentamos y nos pusimos a charlar.
—Entonces, Marbles... ¿De qué querías hablar? —preguntó Sasha.
Marcy no le respondió con palabras, pero me señaló con la cabeza levemente.
—Ohh, claro... —Sash bajó la cabeza.
—¿Qué pasa? ¿Necesitan que me vaya?
—¡Por supuesto que no, Annabanana! ¡Podemos hablarlo en otro momento! —dijo mi pelinegra amiga, tratando de disimular la situación.
Lo acepté, pero me quedó una duda rondando en la cabeza, ¿qué cosa no podían contarme? ¿mis amigas no no me tenían confianza? Ellas... ¿no confiaban en mí? No, tal vez sólo éramos yo y mi carácter.
Durante el resto de la hora, las chicas hablaban casualmente, parecía que trataban de evadir un tema que yo desconocía.
—Jaja, y ella me dijo: "¡Pues claro! te enamoraste de ella!"
—¡Ahh! es verdad, porque ... —se interrumpía Sasha.
—¿Qué pasa? —decía yo.
—¡Nada, Anne! No es nada importante. —concluía Marcy, evitando completamente el comentario de la rubia.
Me estaban ignorando completamente. Tal vez, solo era una molestia, y ellas no querían que yo estuviera ahí. Es justo.
—Debería irme... —decidí, no pensaba seguir incómoda.
—Oh, ya veo... —dijo Marcy— ¿Te hicimos sentir mal?
—¿Qué? No seas ridícula Mars, no es por eso. —si, era por eso.
—Mm, está bien.
Marcy me abrió la puerta, yo me fui.

[DE A PARTIR DE AQUÍ, NARRADO POR MARCY]

Cuando Anne se fue, Sasha me miró "seriamente":
—Bueno, bueno, ¿ya podemos hablar de nuestro asunto?
—Si, Sash...
Yo me senté, y ella se acercó a mí, como si quisiera susurrarme algo innecesariamente.
—Me llamaste por tu asunto con Anne...¿verdad?
—Uh, si...
Mi amiga me miró con ternura.
—¿Es porque sigues sin superarla?
Hice silencio. Miré hacia el otro lado.
—Si... ja ja...
—Oh, ¡Marbles! —rió ella, mientras me daba un pequeño golpecito con el codo.
—¡No puedo evitarlo, si pudiera, lo haría! —Trataba de evitar las bromas de Sasha con respecto a mis extraños enamoramientos repentinos.
—¿Qué pasó? ¿Acaso diez años no bastaron para eliminar sus hechizos? —bromeaba ella.
—Por lo visto, no.
-No creas que voy a dejarte en paz así de facil, eh... —de forma coqueta, Sashy intentaba ser mi soporte amoroso.
—¿Y cómo debo hacer para que lo hagas?
—No hay forma de hacer eso, Mars.
Me sentía muy cómoda hablando con ella. Era la única persona con la cuál podía hablar de mis sentimientos sin ser juzgada de pies a cabeza. En serio la quería mucho.
—Bueno, bueno, ¿y qué se supone que vas a hacer? ¿vas a enviar cartas con mi nombre que yo no escribí, como en una película de amor?
—Nada de eso, yo estoy un paso más adelante que todas esas películas juntas. —exclamó, y me guiñó el ojo mientras sonreía.
Nos quedamos hablando un rato, y luego, ella tuvo que irse. Cuando lo hizo, me hice una taza de café, tenía que terminar algunas cosas pendientes del día anterior, pero antes, revisé mi celular. Tenía un mensaje de mi vieja amiga de la secundaria en la que terminé de estudiar, Maya.

   «¡Holaa, Marceline! (ella solía llamarme por mi nombre completo, no tenía muchos apodos), Soy May, ¿qué tal todo?... Estaba pensando, ¿no sería bueno vernos un día de estos? es decir, no te veo hace seis años, ¡y te extraño! ¿Tú qué opinas?»

Flores rojas - Marcanne ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora