Capítulo 12

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«Este capítulo puede ser un poco fuerte»

[Marcy]

   Me dirigí directamente a hablar con mi excompañera y ahora roomie. Tenía planeado hablar. Hablar, como nunca había hablado sobre lo que me molestaba. Decirle todo lo que pensaba de ella y de sus comentarios ofensivos. Hablarle de cómo me había afectado su manera de hablar de Anne y las otras miles de cosas que tenía para decirle. Esperaba una buena explicación, ella no me había intentado manipular porque sí. No era así... al menos antes.
—Maya... —me dirigí a ella lo más seria que pude, y me funcionó porque de inmediato entendió que lo que quería decirle era importante.— ,quiero hablar contigo. Pero en serio, esta vez.
—Claro... Dime.
   Tomé aire porque esa era la primera vez que me tomaba las cosas tan en serio.
—¿Por qué hiciste todo esto?
—¿De qué hablas?
—De todo, Maya. Tus comentarios de Anne, de mi relación con ella, tu forma de faltarnos el respeto tanto a ella como a mí. Te conozco y sé que no lo hiciste porque estabas aburrida, no salgas con ese cuento. Quiero que seas sincera conmigo y que me respondas, ¿por qué? —me sorprendía a mí misma con mi forma de hablar. Nunca fui tan abierta, me aplaudí internamente.
   Maya puso la típica cara que pondría alguien ofendido en situaciones complicadas: ceño fruncido, ojos desinteresados, y el resto de la cara en una expresión neutra.
—Marcy, no entiendo tu punto...
—Si no piensas decirme lo que quieres, te diré lo que yo quiero; dejame en paz, a mí, a mi novia, a nuestra relación. No quiero que te entrometas más en mi vida personal.
   Ella empezó a tomarse en serio lo que decía solo después de oir esas palabras. Cabizbaja, respondió:
—Bien, mereces una explicación decente.
—Te escucho.
—Mira, lo siento, es solo que... no sé en qué pensar —para este punto de la conversación, ya no quería verme a la cara— , no tengo motivos importantes por los que hacer lo que hice, pero aquí va. No sé qué mierda siento, por mí, por mi vida, o... por ti.
—Ex... Explicame... —tartamudeé.
   ¿Conocen ese punto de la conversación en la que los nervios ganan? Yo había llegado a eso. Digo, era mi primera vez hablando seriamente y esto para nada era lo que esperaba.
—A lo que voy es a que eres alguien muy especial para mí, en muchos sentidos, y al enterarme de que tenías a otra persona creo que me dejé llevar por los celos, lo lamento... no pensé en lo que hacía y te lastimé. Lo digo en serio esta vez.
   Sonaba ¿sincera?, pero no sabía si debía creerle. Todavía estaba enojada y no se justificaba cómo me había tratado. Tal vez parezca una idiotez pero realmente me había molestado...
—Dices que estabas celosa de Anne, ¿por eso nos trataste de esa forma?
—Sé que no lo justifica pero...
—Dios mío, realmente creía que eras una persona agradable.
—¡No trato de ser mala gente! ¡Yo te quiero, Marceline!
—¡SI REALMENTE ME QUISIERAS, NO ME LLAMARÍAS MARCELINE, PORQUE LOS VERDADEROS AMIGOS SE ESCUCHAN MUTUAMENTE! —le grité casi sin querer. Creo que me excedí. Respiré profundo, y cuando me calmé un poco, continué, con un nudo en la garganta.— El simple hecho de que pienses que manipularme puede servirte para conseguir lo que quieres me demuestra lo egoísta que eres.
   Maya se molestó con ese último comentario, porque luego agregó:
—¿Y que hay de tu amiguita Sasha? ¿Acaso ella no hizo lo mismo?
   Esa fue la gota que rebalsó el vaso.
—Quiero que te largues ya mismo de mi casa.
—¿Qué? —parecía sorprendida de que yo pudiese hacerle eso.
—Que tomes tus cosas y te vayas.
—Mar, yo...
—No quiero seguir escuchando, puedes hablar como quieras de mí pero NUNCA te atrevas a decir nada al respecto de Sasha o Anne, ¿me entendiste? —solté con toda la furia del mundo.
—No puedes hacerme esto, no tengo otro lugar...
—Ve a buscar uno, porque sí puedo y lo hice. Es mi casa.
   Ella se levantó, entre asombrada y enojada, se fue a buscar su vieja mochila gris y se aproximó a la puerta con todo dentro de ella. La abrió, salió y me gritó:
—¡Me sorprendes, "MaRcY", y yo pensando que eras diferente! —cerró de un portazo y yo mantuve mi postura firme hasta que se alejó.
   Luego de eso rompí en llanto.
   No sé qué esperaba, me sentía como la mierda incluso luego de hablar con Anne al respecto del tema. Estaba peor que antes de hacerlo.
   Reposé mi cabeza en mis brazos repletos de viejas cicatrices. Tenía mucho miedo de colapsar nuevamente y no podía hablar con nadie; ¿Anne? Ocupada, no contestaría... ¿Sasha? Recientemente su celular había caído en un charco producido por las lluvias de la semana anterior, claramente no funcionaba... ¿Mis padres? Recientemente me había peleado horriblemente con mamá (una de las razones por las que quise volver a Los Angeles fue para evitar que otra pelea así tuviera lugar) y papá estaba un poco enfermo, seguramente estaría reposando aislado de todo. No tenía a nadie, a nadie excepto a mí misma y a mis estúpidas palabras cortantes.
   Pero eso me bastaba. Comenzé a gritarme cosas frente a un espejo, imaginando que no era yo, o tal vez que sí. Lloré todo lo que tenía que llorar, grité todo lo que tenía que gritar. Y cuando estaba rindiéndome, golpeé el espejo con toda la fuerza de mis puños. Éste se partió en más de diez pedazos, y yo, con por lo menos seis pequeños en cada mano, clavados en mis nudillos, que comenzaron a sangrar violentamente. No puedo explicar lo que sentía en ese momento, me preocupaba más por el espejo que por toda la sangre que perdía, caí en el suelo arrodillada mientras lloraba desesperada. Maya me había decepcionado, nadie me escuchaba, había perdido mi única oportunidad de aclarar las cosas.
   Mis manos dolían mucho, pero me dolía más haber desperdiciado mi tiempo hablando con una idiota. Una vez que mi vista se aclaró nuevamente, intenté quitarme los pedazos de vidrio de forma manual, pero dolía más de lo que lo hacía si dejaba que se metieran dentro. Busqué una pequeña pinza y conteniendo la respiración los removí. Ahora estaba peor, sangraba cual hemorragia, tal vez lo era, pero como nunca me dediqué a la medicina mejor no opino de ello. Me limpié como pude y me puse unas vendas que encontré en algún rincón, claro que luego iría al médico, y cuando me preguntaran; "¿Y cómo te pasó?", yo simplemente diría que me había tropezado. Tampoco creo que importase mucho.
   Preferí que antes de salir debía tomar una siesta para calmarme. El suelo seguía cubierto de vidrio, sangre y lágrimas.
   Tomé el collar con la flor roja que compartía con Anne. La florcita estaba cerrada, creo que un tanto marchita. Me recosté mirando al techo y recordé cuando era sólo una adolescente. Recordé los problemas alimenticios, las autolesiones, la falta de comunicación, y cómo Anne y Sasha siempre habían estado para mí, bueno, sobre todo Anne, Sash nunca fue muy buena en asuntos así y no la culpo, ¿por qué querría ayudar a alguien como yo...?
   Creo que una de las razones por las que estaba enamorada de mi actual novia era su capacidad de comprensión, nunca me dijo que me entendía cuando no lo hacía, nunca me dijo nada que sabía que no era verdad para hacerme sentir mejor. Para ella, un "todo va a estar bien" era un "yo voy a ayudarte para que todo esté bien", un "no te preocupes, ya va a pasar" era un "si no pasa, lo afrontamos juntas"... Anne tenía un gran corazón, siempre ponía a los demás antes de sí misma. Yo también lo hago, pero no para consolar a alguien o para apoyarlo, creo que es porque no me gusta nada de mí.

Flores rojas - Marcanne ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora