Capítulo 3

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[Anne]
  
   Llegué a mi casa muy agotada, y miré el reloj: ¡¿OCHO?! ¿en qué momento?. No tenía nada que hacer, así que me tumbé boca arriba en mi cama, y solo pensé, pensé y pensé. No podía, mi inseguridad solo me dejaba recordar la extraña actitud de Marcy conmigo esa mañana. "¿Habré hecho algo malo? ¿La habrá lastimado algún comentario mío? Oh, no lo creo, casi no le hablé en este tiempo, DIOS MÍO, ANNE, ¿POR QUÉ NO PUEDES SIMPLEMENTE OLVIDARLO?" esto era todo lo que podía procesar. Estaba literalmente atrapada en un pensamiento que ni siquiera me debía de importar, me empecé a preocupar por mí misma, "No creo que esto me convenga", "No son mis asuntos, no es de mi incumbencia", "¿Realmente había algo en especial? ¿o solo querían que me aleje?"...
   Llegó un punto en el que me cansé, puse música y cerré mis ojos tal vez así podría pensar en otra cosa.
   "Maybe I just wanna be yours, I wanna be yours, I wanna be yours...", solo podía pensar en una cosa.
   "Jenny, take my hand, 'cause we are more than friends", dios mío, ¿era necesario que toda mi playlist fuera romántica?...
   "Are you falling in love? Have a feeling you are...", en serio, ya basta. Tomé mi celular con furia y apagué la música. Lástima que mis pensamientos no podían ser apagados. Ahora, además de todas mis ideas iniciales, también tenía todas esas cancioncitas románticas que me irritaban, y a Marcy.
   Mierda, ella era tan... ella. No podía describirla con palabras, era una representación física y mental de lo perfecto, era realmente hermosa. Sus ojos, cada uno de sus lacios cabellos negros, sus labios, su bizarro sentido del humor. En ese momento, solo pensaba en Marcy, mis pensamientos estaban solo para ella, en mi incumplida promesa de que iba a dejar de amarla, en estar junto a ella, en besarla.
   "¿Qué? ¿qué estoy diciendo? Marcy es mi mejor amiga, ¿por qué querría estar con alguien como yo?" me decía para adentro. No me molestaba enamorarme de ella porque la odiara, me molestaba porque tenía miedo de perderla. Marbles fue y es mi primer amor, la primera chica que me hizo sentir como en casa, no entendía el por qué de esto, siempre habíamos sido muy unidas, pero siempre con nuestras distancias. Típicas cosas que haría una amiga que no siente nada por su acompañante, típica amiga... amiga...
—Amiga...
   Eso era lo que mi cabeza estaba evitando, no quería ver a Marbles como una simple amiga. Aunque eso era todo lo que yo era para ella, yo no la veía de esa forma. Tal vez, podría intentar ignorar mis sentimientos, mientras nadie se enterase, nada malo me pasaría, jaja, era un maldito genio.
   Preferí irme a dormir, al día siguiente tenía que ir a el acuario, no podía quedarme despierta mucho más tiempo, no quería dedicar más tiempo a pensar en canciones románticas, o en Marcy.

   A la mañana siguiente, me sentía renovada, había dormido muy bien, y sentía que esa persona no estaba más en mi cabeza. Empecé con la típica rutina que no quiero detallar, odio los detalles. Llegué al acuario muy contenta, hoy llegaría un grupo de niños de preescolar a una visita, al parecer, estaban estudiando el mundo de los anfibios y me tocaba a mí hacer de guía.
—¡Buenos días, Anne! —me saludaban mis compañeros.
—¡Buenos días!
—Te ves muy animada hoy, ¿de qué me estoy perdiendo, chica sapo?
—¿Me creerías si te digo que no lo sé?
—No, en realidad.
—Jaja, no importa.
   Pasó un rato, yo estaba guiándo la visita de los pequeños, eran realmente encantadores.
—¿Ese tiene nombre? —los niñitos preguntaban, siempre concentrándose en el pequeño sapito rosado de colores llamativos.
—¡Sip! Se llama Sprig, por un viejo amigo. —ya había dado esa misma respuesta miles de veces anteriores, pero realmente no me importaba, extrañaba mucho a Sprig y Polly. Siempre llevaba una foto de ellos en mochila.
   Dimos más vueltas por el sector, y ellos se fueron.
—¡Gracias, señorita Anne! —me gritaban.
—Otro trabajo bien cumplido. —suspiré, ya nada podía afectarme, siempre me animaban estas visitas.
—Si, Anne, bien hecho. —tal vez si podía.
   Detrás de mí estaban Marcy y Sasha. Habían aparecido, sin aviso, justo en el peor lugar donde podía estar. Me puse nerviosa sin razón.
—¿Ah? ¿Chicas, qué hacen aquí?
—¿Esa es forma de saludar a tus amigas? ¡Ven aquí! —dijo Mars mientras me abrazaba fuertemente por la cintura. No sé por qué, pero la cara de Sasha me dió a entender que estaba sonrojada. Le devolví el abrazo fingiendo normalidad.
—¿Pasó algo? —pregunté, como si mis amigas no pudiesen acceder al acuario solo porque son mis amigas.
—En mi caso nada en especial, tal vez Marcy si quiera hablar contigo, ¿no?...
—¡Sasha! —ella pareció molestarse, aunque su cara estaba un tanto rojiza, pero era un rojo vergüenza, un rojo "acabas de arruinar mi introducción".
   Sin embargo, a mí me parecía un rojo "quiero que te pongas nerviosa", porque así fue. Me puse nerviosa (y colorada, mi amiga no tendía a hablarme de forma personal, A MÍ), ¿quién sabía que iba a decirme?
—Bueno, Anne... pues... quería disculparme contigo, por lo que pasó ayer, noté que te sentías un poco incómoda, y pues... —Marcy dijo lo último que me imaginé que iba a decir. Abrí mis ojos, estaba bastante sorprendida, ¿soy tan mala actríz?
   Sash tosió hacia ella, quien la volteó a ver con el ceño fruncido.
—Bueno, Anne, a lo que vine... —me dijo con la cara pintada en rojo "estoy más nerviosa que tú en este momento"— Se me ocurrió que... tal vez podríamos ir a algún lado juntas un día de estos, ¿sabes?, es decir, tú y yo... para... compensarte...
   Dios mío.
—Marcy, yo, ahh... —realmente no podía hablar normal, estaba muy roja, lo sentía en mi cara, y también nerviosa, MUY nerviosa, ¿Marcy? ¿Yo?...
   Pude ver que Sasha me levantaba los pulgares de lejos, indicando que aceptara. Mierda, ¿acaso ya lo sabía?
—Pues... ¡Claro! —terminé mi frase, lo más tranquila que pude hacerlo, es decir, no estaba tranquila, esa noche no iba a poder dormir, pero valdría la pena, creo...
   Ella sonrió.
—Pues, ¡Genial! supongo que, después hablamos... o...
—Ehh, tengo trabajo que hacer, lo siento, Marcy, luego te envío un mensaje, ¡nos vemos, hermosa! —le dije, dándome la vuelta para irme.
   ¿Qué?
—¿Acabas de llamarme "hermosa"? —no existía Marcy, en su lugar, había una especie de tomate parlante que estaba en un extraño trance entre universos. Sasha estaba boquiabierta, solo observando.
—Pues... ¿Qué no hacen eso las amigas? Es decir... tú eres hermosa... digo, no hermosa sólo... ¡bueno, debo irme, adiós!
   Me fui caminando muy rápido. No sé adónde fui, pero que me alejé de Mars, me alejé bastante. Estaba muy... ¿avergonzada? ¿podía eso considerarse como "vergüenza"? Yo personalmente lo sentí como una confusión. ¿Por qué había hecho eso?...
   En el camino a la nada misma, me crucé a una de mis compañeras, Giulia.
—Hey, Anne, ¿quién era esa? ¿tu novia?
—No es momento.
—Ohh, ¿pero por qué?
—Porque no es mi novia, o bueno... no le he preguntado nada.
—Ayy~
—Como vuelvas a alardear, prometo que no te vuelvo a hablar.
—De acuerdo.
  

   Volví a mi casa más tarde, y me di cuenta de lo que había pasado. ¿Marcy quería pasar tiempo... conmigo? Es decir, podía significar cualquier cosa, no tenía que ver con lo que me pasaba. O tal vez, ¿si?
   Más tarde, arreglamos vernos el sábado siguiente. Estaba emocionada, no es que no hayamos hecho eso miles y miles de veces, es que esa vez se sintió diferente a todas las demás veces. Pasó por mí que probablemente ella sólo quisiera hablar, como dos personas normales, y traté de mentalizarme.
    Mis problemáticos cambios de humor no ayudaron.
   "¿Pero por qué Marcy querría verme así de la nada? tal vez es solo una mala broma de parte de Sasha...", no, Sasha no era cruel, era un tanto hipócrita algunas veces, pero no era cruel.
   "¡Dios! Ahora me costará más trabajo deshacerme de todo esto, ¡te odio, Marcy Wu!", yo sabía que ese comentario no era en serio, ¿cómo podría odiarla? Ella era una persona asombrosa, si la odiase, no tendría motivos para hacerlo...
   "¿Debería estar a las cinco o a las cuatro treinta? ¿Cómo debería vestirme?" Éstas y más dudas pasaron por mi cabeza. Quería relajarme, era sólo una salida, no significaba nada.
   Me senté en una silla, y vi el collar que me había regalado Marcy: la pequeña flor rojiza que colgaba de él era muy roja, pero no un rojo cualquiera, era un rojo muy brillante y bonito. Sus pétalos estaban abiertos más que nunca, era maravillosa.
   En ese momento, me llegó una llamada de Sasha. Atendí.

«¿Hol-»
«Anne, ¿te gusta Marcy?»
«¿Qué?»
«Anne, solo responde: ¿Te gusta Marcy?»
«Yo... ¿si te digo que si vas a dejar de extorsionarme?»
«Si, si, lo que quieras, pero dime la verdad.»
«Entonces, si, me gusta Marcy.»
«AYY, LO SABÍA.» -Ella sonaba muy emocionada, como si estuviera presenciando la octava maravilla del mundo.
«Sasha, ¿Cómo lo...»
«Anne, si me vas a preguntar que cómo lo sabía, se te nota en la cara que la amas. Solo que ella es demasiado inocente para darse cuenta.»
«Ah, bueno, tienes razón, en realidad...»
«¿Y cuándo se lo dirás?»
«¡¿Estás loca?! no puedo decírselo, podría arruinar todo.»
«Anne, ¿en serio crees que Marcy te abandonará solo por eso?»
«Bueno, no lo sé, Sash, no estoy lista... Además, sabes que no me gusta dar el primer paso.»
«Bien, toma tu tiempo... mientras tanto, yo...»
«Vas a hacer todo lo posible para que ella y yo salgamos, ¿verdad?»
«Aww, ¡me conoces muy bien, Annabanana!»
«Jaja, Adiós, Sash.»
«¡Adiós!»
  
   Colgué la llamada. Ahora que Sasha lo sabía, estaba mil por ciento segura de que intentaría hacerme confesar, aunque me sentía un tanto mejor. Me gustaba hablar con alguien sobre lo que me pasaba. Gracias, Sashita.

Flores rojas - Marcanne ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora