Las pocas luces que alumbran el lugar, apenas y me permiten apreciar sus ojos grandes y de un bello color café.
La vida la volvió a cruzar en mi camino hace unos meses, ahora ella es de los talentos en la editorial que mi melliza y yo creamos.
Este tiempo que llevo conociéndola, me he dado cuenta de que es una persona que a pesar de que se le pueda estar cayendo el mundo a pedazos, es empática, leal, fría, reservada.
Que en cuanto agarra confianza, es la persona más risueña y bromista.
Aún pese a que puede llegar a ser rencorosa, renegona, explosiva y a veces amargada. Es una gran persona, dispuesta a defender a los suyos.
He notado que cuando sonríe, puede iluminar tus días grises o hacerlos más bonitos.
También, que sus bellos ojos cafés, depende la situación, luz o emoción que se dé, cambian a un verde grisáceo muy hermoso.
He notado que es alguien que se sonroja con dificultad, aún pese a su piel pálida y lo nerviosa que es.
También he notado como le destellan los ojos debido a lo soñadora que es, cuándo habla de lo que le apasiona o cualquier tontería que a ella le entusiasme.
A veces creo que es irreal, cuando ella cree que es demasiado imperfecta.
No lo ha confirmado directamente con palabras, pero si he notado que no está acostumbrada a que sean detallistas con ella.
O aquel día de san valentín que se la pasó más callada y sería de lo habitual, incluso pude darme cuenta del odio en su mirada.
Frunce los ceños con confusión, al ver que no pronunció ningúna palabra, y que tan solo me he quedado observándola.
Y es que llevo algo de tiempo, con este cosquilleo en los labios, como si anhelarán tocar los suyos.
Desvío mi mirada hacía los suyos, y sin darme cuenta, me he acercado un paso más, acortando el espacio de distancia hasta que puedo percibir de lleno su olor que me hace cerrar los ojos.
Tiene un olor inusual pero adictivo.
Tomo su mano, entrelazandola con la mía en lo alto, sorprendiéndome de que ella hasta el momento no ha retrocedido.
Roso sus labios con los míos, provocando una estática que me desestabiliza, que hace que mi rostro se sonroje, inició un vaivén de roses, hasta que sorprendentemente, ella profundiza un beso.
Puedo notar como se ha parado de puntillas para poder tener más alcance de mi boca, y aunque sea consciente de que ella debe estar correspondiendo por los efectos del alcohol, y que yo estoy más consciente que nunca...
Me permito dejarme llevar y olvidarlo todo.
Perdiéndonos en aquella burbuja en la que nos hemos encerrado.
La música estruendosa y efusiva del antro, se a perdido en algún lugar y todo nuestro alrededor se vuelven estrellas.
ESTÁS LEYENDO
Rastros de lo que un día fuimos
RomanceAmélie es perseguida por los fantasmas de su pasado; pero todo empeora tras aquel accidente aéreo que le provoca amnesia disociativa, al llegar a casa; tiene que enfrentar su vida real. En compañía de dos mellizos, la clara consecuencia de aquel rom...