Capítulo XII

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Ver a Jared puso mi mundo de cabeza, lo admito

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Ver a Jared puso mi mundo de cabeza, lo admito. Me hizo sentir aquellas mariposas en el estómago, me puso nerviosa con su presencia.

Pero fue más el odio y el coraje que sentí por él.

Sentí unas ganas inmensas de borrarle su estúpida sonrisa del rostro con una paliza.

Saber que me había dejado plantada por alguien más, que había jugado conmigo, y reencontrarme con él ahora, para que en vez de disculparse se comportara de una forma tan descarada...

Abro la puerta que deja salir a la terraza, y dejó que el aire fresco me dé, dé lleno, grito desgarrando mi garganta, con la imagen de su rostro en mi mente.

Su sonrisa divertida y de superioridad.

Como me hizo sentir inferior al recordarme que había utilizado nuestra historia para mi primer libro, su rostro derrochaba superioridad mientras me humillaba con cada palabra.

Era un hecho para mi, que aquél odio que sentí por él, no se desvanecerá muy fácil.

Había comprobado que ese odio aún estaba en mi interior.

Quería darle una paliza en su estúpida sonrisa. Y ahora mismo sentía resentimiento también hacía su familia; porque sabían lo que me había hecho, sabían que él vendría y planearon aquella cena para que yo volviera a sus brazos.

Estaba muy molesta.

Más porque una parte de mi, sabía que aún había sentimientos de amor en mi interior.

Mi corazón aún reaccionaba con locura ante su presencia, y eso era suficiente para dejarme delatada ante mi misma.

Aún lo amaba y eso aumentaba más mi coraje.

Porque ahora mismo eran sentimientos no deseados.

Mi corazón y mi mente lo tomaban de formas distintas.

Mi sonrisa se ensancha, él toca la guitarra con tanta destreza, con tantas ganas, mientras el resto de su banda se encarga del resto de instrumentos y uno de ellos canta.

Cuándo el confesó que sentía algo por mí, supe que lo había ganado todo.

Me sentía muy feliz y afortunada.

Desde el momento en él que comenzamos nuestra relación, me sentí flotando en las nubes, fue como sí mi vida retomará todos los colores de un arcoíris. Todo era demasiado feliz.

Nunca había creído que lo diría, pero era, una vida perfecta gracias a él.

Vuelvo a la realidad cuándo la canción que tocaban termina, el grupo decide darse un pequeño descanso y entonces Jared se pone de pie.

—¡Jared!

El centra su mirada sobre mí, antes de comenzar a caminar.

Llega hasta mí, plantarse frente a mí, y sonrió antes de pararme de puntillas para dejar un pequeño beso en sus labios, cuándo me separo postra su mano sobre mi espalda comenzando a caminar.

Rastros de lo que un día fuimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora