Felix estaba reformando la casa, haciendo una nueva habitación para su hija de siete añitos, Nayeon.
Había acabado de pintar las paredes hace unos días, eran de un suave color azul celeste.
Felix movía algunos muebles que había comprado de un lado a otro, perfeccionando la vista de la habitación. Su hija Nayeon veía como su padre hacía el trabajo, mientras charlaba con él o se reía cuando Felix tenía alguna torpeza.
Cuando Felix decide que todo el cuarto está perfecto, piensa que es la hora de pasar a las decoraciones.
—Princesa, trae las cajas de las decoraciones, por favor.— Le pide a la niña, quien obedece con una tierna sonrisa que hace que sus mofletes se inflen.
—¡Ya voy!— Le contesta, animada. Va trotando, sus dos coletas se mueven de lado a lado y sus pasitos se escuchan. La niña trae las cajitas de cartón, y las deja en un rinconcito del cuarto para empezar a decorarlo.
Felix deja que Nayeon escoja cómo decorar su cuarto, le gusta que su niña tenga personalidad. La ayuda con algunas cosas. Está colgando un cuadro, donde salen él y Nayeon.
Nayeon va sacando las decoraciones, hasta que ve una serie de fotos. Se lo lleva a Felix. Tira de su camisa, y ella tiene la vista fijada en las fotos.
—Papi, ¿quién es él?— Felix baja su cabeza, viendo las fotos. Las toma con delicadeza en sus manos, las va pasando y las admira. En sus labios se dibuja una bonita sonrisa. Suspira. No quiere llorar delante de su hija, solo sonríe.
—Él era... es, alguien muy especial para mí.— Le responde, sin más.
—¿Sigue siéndolo?—
—Sigue siéndolo.— Asiente.
Esa noche, Felix se fue a la cama. Admiró las fotos nuevamente, por unos cuantos minutos. Las lágrimas caían por sus galácticas mejillas. Deja las fotos a un lado, se sienta al lado de la ventana, a recapacitar. Mira las estrellas.
—Me pregunto en dónde estarás, cuál estrella eres.— Empieza a hablar, para sí mismo.
—Superarte no es fácil. Creo que aún no lo he hecho. Aún sigo pensando en ti, creo que me he estancado.— Dice, sintiendo una presión en su pecho, que en cualquier momento llegaría a ser insoportable. El nudo en la garganta hace que le duela y que la voz se le rompa. Apoya su codo en el marco de la ventana, y posa su mentón sobre la palma de su mano. Una lágrima cae.
Felix espera ansiosamente el día en el que se vuelvan a ver. Anhela sentir lo que era estar en sus brazos. Su corazón late más fuerte, el dolor de cabeza se hace mayor.
Se mira la mano, el anillo que mira todas las noches. Se imagina que Hyunjin está con él, abrazándole, haciendo que su espalda tenga contacto con su pecho.
—Estás aquí, ¿verdad?— Pregunta, con una voz rota.
—Estoy aquí.— Le responde, sabiendo que es una voz que Felix no puede volver a escuchar. El alma vagante se acerca, rodea a Felix con sus brazos y lo acuna. Le da un beso en la sien.
—Sé que estás aquí.—
—Siempre estoy aquí.—
Creo que es bastante esquizofrénico y que me salió bastante mal, pero es para que lloréis un rato <333
(Recordatorio: no tengo dinero para pagarte la terapia.)
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𝐌𝐲 𝐡𝐞𝐚𝐫𝐭 𝐢𝐬 𝐲𝐨𝐮𝐫𝐬, 𝐟𝐫𝐞𝐜𝐤𝐥𝐞𝐬 𝐛𝐨𝐲.
FanfictionHwang Hyunjin no era un niño como otros. No había pasado una buena infancia, tenía problemas familiares, en el colegio... Él perdía más la esperanza cada que pasaban los días. No era muy feliz... hasta que llegó un pequeño rubito pecoso al barrio, d...