Hwang Hyunjin no era un niño como otros. No había pasado una buena infancia, tenía problemas familiares, en el colegio... Él perdía más la esperanza cada que pasaban los días. No era muy feliz... hasta que llegó un pequeño rubito pecoso al barrio, d...
(𝐅𝐞𝐥𝐢𝐱, 𝟏𝟓 𝐚𝐧̃𝐨𝐬. 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐣𝐢𝐧, 𝟏𝟖 𝐚𝐧̃𝐨𝐬.) Este capítulo contiene +18.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Felix se encontraba en la consulta dónde le estaban haciendo estudios, mientras que su familia lo esperaba fuera de consulta. Ese día estaba más nervioso, y estaba muy inquieto, ya que Hyunjin no pudo acompañarlo por tener que ir a su facultad a hacer exámentes finales. Pero Felix estaba aterrado, tenía un muy mal presentimiento, pues vió como su doctora, Chaeryeong, daba un largo suspiro después de obtener sus resultados.
—¿Familiares de Lee Felix?— Habló Chaeryeong.
—Sí, somos nosotros.— Respondió la señora Lee.
—Pasen...— La doctora dió paso a la familia Lee y después cerró la puerta detrás de sí. Dió un largo suspiro, sus ojos se cristalizaron, no iba a ser fácil dar esa noticia a la familia, era duro. —Tomen asiento, porfavor.—
—¿Ven el tumor?— Señaló el tumor en la ecografía. —Según los resultados de Felix, este solo ha aumentado de tamaño exageradamente con el paso del tiempo... —Relamió sus labios.— Está haciendo un tapón en las vías sanguíneas... Desgraciadamente, tendremos que ingresar a Felix pasado mañana. Esperaremos una semana, por si hay oportunidad de algún transplante de corazón. De lo contrario, será su decisión de inyectarle morfina, o dejarlo ser hasta que el tumor lo consuma. Lo siento mucho, les dejo unos minutos...— La doctora se quedó callada. Incluso el silencio era irritante.
Felix se había quedado mudo con la noticia, atónito. Las lágrimas no tardaron en caer, y de repente fue abrazado por su madre y hermano, quienes lloraban también.
—¿Mamá? Mamá... ¿voy a morirme? No quiero, mamá, por favor, vámonos ya.— Dijo suplicante.
—Ya, mi niño, ya...— Dijo entre llantos y sollozos su mamá.
—¿No hay nada que podamos hacer, Doctora? ¿Ni pagando una gran cantidad de dinero?— Habló Minho, quien solo lloraba en silencio por no alterar a su mamá y hermano.
—Lo sentimos, no es cuestión del dinero. Es cuestión de que haya un donante de corazón, lo que es difícil, pues tendría que haber un accidente de una muerte de menos de 24 horas, y, claro, esto ocurre si el corazón está en perfectas condiciones.— Habló friamente, con un nudo en la garganta.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
