(𝐅𝐞𝐥𝐢𝐱, 𝟖 𝐚𝐧̃𝐨𝐬. 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐣𝐢𝐧, 𝟏𝟏-𝟏𝟐 𝐚𝐧̃𝐨𝐬.)
"19/03/2008, Miércoles. (21:43)
Querido diario, sé que hace un montón que no te escribo, pero quiero contar algo que no me atrevo. Y es que, te cuento desde el principio; desde que Felix apareció, me siento mucho más vivo. Hace meses que no me hago nada, por más que mamá siga crucificándome, y por más que mis compañeros de clase se metan conmigo por lo que soy. Si te soy sincero, todo eso me destroza, pero debo soportarlo, Felix cree que soy muy fuerte. Él dice que cuando alguien tiene una cicatriz, es resultado de haber luchado y haber ganado una batalla. Que imaginación tiene, ¿verdad? Siento que es mi razón de ser, da igual cuánto daño me hagan, él está ahí para curarme con su risita, para darle a mi vida color, para dibujarme estrellitas en mis cicatrices. Quizá es raro, porque comparado a mí todavía es pequeño. Pero, ¿creo que le quiero? Es decir, le quiero. Pero le quiero de una manera especial. Tal vez me guste, pero solo un poco.
Lo debo mantener en secreto, si mamá se entera, no me dejará verlo nunca más, y no quiero eso, me dolería en el alma.En fin, basta de hablar de Lix, en dos horas y 17 minutos es mi cumpleaños. Felix quería pasarlo conmigo, pero mañana tenemos clase y le he dicho que debería de dormir, mañana cuando yo salga del instituto nos veremos, estoy feliz de poder verle, ¿crees que me regalará algo?. Ah, mierda, estoy hablando otra vez de él."
Y después de eso, fue a dormir con los típicos nervios y cosquilleos en el estómago que te dan cuando algo que te emociona pasará mañana. No era por su cumpleaños, era porque iba a pasar la tarde solo con Felix. Y es que tampoco podría pasarla con alguien más, su madre iba a estar trabajando, y no tenía muchos amigos. Pero eso no le importaba, ya no. Mientras estaba con Felix, nada más podría importarle.
Llegó el día esperado, Hyunjin deseaba ya salir de su instituto para ir directamente a la casa de Felix, ya que la mamá de este lo había invitado a comer a su casa cuando se enteró de que estaría solo en casa. Contaba los minutos, estaba tan ansioso. Ni siquiera podía concentrarse en clase de arte, que era su favorita, pero este decidió que por una vez que no le prestara atención, no pasaría nada. Tenía otros asuntos en los que pensar; Felix, Felix, Felix y más Felix.
Quedaban 37 minutos... ahora, 23...ahora, 10 justos... ahora, espera, ya ha sonado el timbre. Hyunjin recogió sus cosas tan rápido como pudo y cogió su bicicleta para ir a casa del chico de las pecas. No tuvo siquiera un poco de cuidado en el camino, solo quería llegar.
El pelinegro vió al rubio esperándole sentadito en el porche de su casa, jugando con su nintendo. El mayor no podía esperar más, y tal como llegó dejó su bicicleta inclinada en el suelo y fue corriendo hasta el menor.
—Hola, rubito.— El pelinegro desordenó los rubios cabellos al pecoso, y este sonrío ampliamente al verlo.
—¡Jin! ¡Feliz cumpleaños!— Se abrazó de la cadera al mayor, ya que aún no había crecido tanto y seguía siendo mucho más bajito. Hyunjin soltó una risa, aferrándose al pequeño cuerpecito.
—Gracias, Lix. ¿Entramos?— El mencionado asintió, y entraron en casa.
La mamá de Felix estaba preparando la mesa, junto a Jisung, este era muy apañado.
A Hyunjin le encantaba estar con la familia de Lix, pues sentía que ese era su lugar, ahí lo querían, lo mimaban, y lo apreciaban como si fuera uno más. Incluso varias veces lo han dejado quedarse a dormir en la casa Lee cuando este no quería quedarse en la suya propia debido a su madre. Ese era su hogar.
—Hola, cariño. Felices 13, ya creciste mucho.— Habló la Señora Lee. Hyunjin sonrío agradeciéndole y saludó haciendo una reverencia. Acto seguido, la adulta se acercó a su hijo y a su mejor amigo rodeando con los brazos a ambos, haciéndoles un cálido abrazo. Hyunjin amaba cuando la mayor hacía eso. Se sentía bien.
En fin, después de recibir todas las felicitaciones de la familia Lee, se dispusieron a almorzar la comida que preparó la adulta para todos.
Cuando terminaron, Felix y Hyunjin iban a subir a la habitación de Minho para jugar a la consola, pero la Señora Lee los detuvo, haciendo a los dos sentar a la mesa. Felix ya sabía a que se debía todo ese asunto.Minho apagó las luces y salió Jisung con un pastel y 13 velitas encendidas, y comenzaron a cantarle "Cumpleaños Feliz" a Hyunjin. Felix le tomó la mano al mayor mientras cantaba felizmente.
Hyunjin quería ponerse a llorar ahí mismo, pues hacía mucho tiempo que no pasaba su cumpleaños con alguien que no fuera su madre con una sonrisa forzada. Sintió su corazón achicarse, pero, más que de tristeza era felicidad. Añoraba sentirse así.
—¡Felicidades, Jin! —El menor rodeó con los brazos el cuello de su mayor apresionando los cachetes de ambos en el abrazo. Hyunjin correspondió gustosamente. —Mi mami, mi hermano, Jisung y yo te hemos traído unos regalos— Tal y como dijo eso, fue a buscar dos bolsas a su habitación, una grande y otra más pequeñita.
El pequeño insistió en que el mayor abriese la bolsa más grande primero, el cual era un conjunto de ropa del estilo de Hyunjin. Este no sabía como agradecer todo lo que habían hecho por él ese día, agradeció numerosas veces a la familia Lee. Y después, abrió la bolsita pequeña, de la que el menor parecía más entusiasmado.
En la bolsita se encontraba una cajita con una pareja de anillos.—¡Jin, Jin! ¡Es para que nos lo pongamos los dos, para que cuando no estemos juntos nos miremos la mano y nos recordemos! ¿Te gusta? ¡Los elegí yo!— El pequeño sonrió orgulloso de sí mismo. Hyunjin sintió su corazón palpitar más rápido que antes al ver esa imagen.
Los dos niños se pusieron su respectivo anillo y siguieron con su pequeña fiesta de cumpleaños, hasta que anocheció y el mayor tuvo que volver a su casa. Hyunjin no podía parar de mirarse la mano y sonreír por ello. Estaba tan encantado de tener a Felix...
No me gustó, tengo falta de imaginación 🥹.
En fin, me ha puesto triste escribir el primer texto, lo que dijo Felix de las cicatrices es muy bonito😭
¡Gracias por leer! 💗-☻︎-
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𝐌𝐲 𝐡𝐞𝐚𝐫𝐭 𝐢𝐬 𝐲𝐨𝐮𝐫𝐬, 𝐟𝐫𝐞𝐜𝐤𝐥𝐞𝐬 𝐛𝐨𝐲.
Fiksi PenggemarHwang Hyunjin no era un niño como otros. No había pasado una buena infancia, tenía problemas familiares, en el colegio... Él perdía más la esperanza cada que pasaban los días. No era muy feliz... hasta que llegó un pequeño rubito pecoso al barrio, d...