-Capítulo 2

293 22 6
                                    

               |La puerta secreta|

                         Caroline

Los últimos dos días, han sido los mismos. Thomas parece no cumplir su promesa de pasar tiempo conmigo, siempre está ahí ocupado. Pero debo admitir que esta vez no me ha afectado como otras veces.

Paso día y noche junto a la pequeña muñeca, de alguna u otra forma me hace sentir acompañada en esta gran casa en silencio.

Estaba paseando por la casa para matar el aburrimiento, escribía cada cosa con la que me encontraba, iba de un lado a otro, no me había tomado el tiempo de conocer a fondo la casa, así que estaba aprovechando la oportunidad.

- Nueve ventanas con goteras. -dije mientras escribía en la pequeña libreta.

Salgo de la habitación hasta llegar al living. Dejo a la muñeca en una pequeña mesita cerca, y mi mirada se posa en un cuadro de un pequeño niño el cual se ve triste.

-Un pequeño azul muy aburrido, y una pintura demasiado aburrida. Cuatro insípidas ventanas aburridas y no hay más puertas... -me giro, la muñeca no estaba donde la dejé.- a ver pequeña yo, ¿dónde te escondiste?

Empiezo a buscar con tranquilidad por el lugar, logro divisarla tirada en el montón de cajas. Me acerco lentamente y la levanto, pero me percato de algo.

- ¿Mmm? -Muevo la caja que tapaba mi vista de esa pequeña puerta que se encontraba en la pared de la sala.- ¿Qué se supone que es esto?

Me acerco y quedo en cuclillas frente a la pequeña puerta. Paso mi mano con cuidado y me llena la curiosidad saber qué hay dentro.

- Thomas. ¿Podrías venir un momento? - grito un poco fuerte para que sea audible para mi esposo.- ¿Thomas?

- ¿Qué necesitas? -me grita de vuelta desde su oficina.

- Ven, por favor. -le grito, aún con mi vista hacía la pequeña puerta.

Thomas deja de escribir en su computadora, se levanta irritado de su puesto y camina hasta el living sin ganas.

- ¿Ahora qué? -contesta el rubio enojado.

- Mira, ¿a dónde da esta puerta? -lo miro emocionada.- creo que está sellada, ayúdame a abrirla.

- Caroline, estoy realmente ocupado, en serio no tengo tiempo para tus bobadas -me mira irritado.

- Prometo no molestar, sólo ayúdame a abrirla. -lo miro con ojos de cachorrito.

Thomas me mira serio y sale de la habitación por completo.

                              Thomas

Salgo de la habitación en la que se encontraba Caroline, entro a la cocina y empiezo a buscar en un cajón lleno de llaves. Busco entre ellas y encuentro una llave un tanto particular, jamás la había visto pero pienso que puede servir.

Salgo de la cocina, y entro rápidamente al living. Le doy una mirada extrañada a mi esposa y me pongo a su lado imitando su pose.

Miro la llave con recelo y la coloco en la pequeña cerradura. Miro a mi esposa un tanto desconfiado y abro.

Ella me mira esperando a ver qué hay dentro. Pero nos llevamos la sorpresa de que no hay nada. Solo ladrillos.

- ¿Ladrillos? -dice la pelirroja ahora con una cara de confusión.- No lo entiendo.

- Debieron clausurar esto cuando dividieron la casa. -dije suspirando.

- ¿Pero por qué es tan chica la puerta?

- Ya hice lo que pediste. -dije levantándome.- ahora cierra la boca, necesito seguir con mi trabajo. -dije saliendo del lugar.

                            Caroline

Estaba totalmente descontenta, pensé que podría haber algo más interesante, pero no fue así. Lo único que logré fue hacer enojar a Thomas, lo único que hacía era estorbar.

Me levanté despacio, cerré la pequeña puerta y salí del lugar para comenzar a hacer la cena e irme a dormir lo antes posible.

[...]

- Ahí está tu cena, me iré a dormir. -dije sirviendo el plato de comida a mi esposo.

-¿No comerás? -preguntó el rubio.

- No tengo hambre. -dije.

- Bueno, vete. -dijo el rubio restándole importancia y empezando a comer.

No dije nada y salí de la cocina yendo hacía nuestra habitación. Agarré mi pequeña muñeca y la acosté a un lado mío. Me quedé profundamente dormida.

Me moví lentamente de la cama, me desperté y alcé la cabeza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me moví lentamente de la cama, me desperté y alcé la cabeza. Miré a un lado y ahí se encontraba Thomas plácidamente dormido, se encontraba dándome la espalda.
Giré mi cabeza y me di cuenta de que ahora la muñeca se encontraba en frente mío, estaba sentada en una silla mirándome fijamente. Me quedé unos segundos procesando en cómo había llegado ahí.

Se escuchó un ruido extraño debajo de la cama, me asusté por un momento y agarrando fuerzas para ver qué era lo que sonaba. Bajé mi cabeza con miedo y logré divisar una rata saltando de un lado a otro, la pequeña rata empezó a saltar hacía mi dirección, me asusté y levanté mi cabeza rápidamente. La vi salir por la puerta, así que me levanté y comencé a seguirla. Bajé las escaleras hasta el living corriendo para no perderla de vista.

Entró por la pequeña puerta, la misma puerta que estaba cerrada hoy por la mañana. ¿Pero cómo es eso posible?
Si esta se encontraba sellada, lo más probable es que estaba soñando, alucinando ¿o era real?

Me pusé de cuclillas y miré dentro, este era un pequeño túnel de colores brillantes. Un pequeño frío recorrió mi cuerpo haciendo que mis pelitos se erizarán de una manera brutal.

No pensé mucho y entré.

No sabía lo que estaba haciendo.

Mis piernas se movían por sí solas.

Sentía miedo.

Mucho miedo.





_____________________________________

Aquí empieza lo buenoo.

Black bottons. | Thomas Brodie-Sangster Donde viven las historias. Descúbrelo ahora