-Capítulo 5

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            |Estás en un grave peligro|

                              Caroline

Caminé hasta el sotano de las señoritas Spink y Forcible, bajé las escaleras, y por fin había llegado al hogar de mis vecinas. Con un poco de duda toqué la puerta, tres perros empezaron a ladrar escandalosamente hacía la puerta sacándome un pequeño susto.

Una señora de estatura baja y regordeta abrió la puerta.

- Esos ladridos horribles. -reprendió a sus mascotas.- qué gusto verla, señorita. ¿Le gustaría pasar? Jugamos cartas.

Se movió dándome paso a su hogar a lo que yo entré.

- Soy Caroline, señorita Spink. -dije presentadome a lo que ella asintió.

- Miriam. ¡Pon la tetera! -gritó ella.

Nos adentramos al departamento, estaba muy ordenado, todo era muy extravagante. El olor a cigarrillo estaba en el aire, y había una melodía sumamente extraña.

- April. -habló una mujer alta con un enorme busto.- creo que te persiguen. 
-Dijo la mujer colocándose sus lentes para poder verme mejor.

- Es la nueva vecina, Miriam. Ella es caroline. -dijo April.

Agito mi mano en forma de saludo hacia la mujer llamada Miriam.

- Tomará latte chino. -dijo April.

- No, no, no. Seguro ella prefiere de Jazmín. -atacó Miriam.

- No, chino. -contraatacó April.

- De Jazmín entonces. -dijo Miriam saliendo de ahí.

April hizo un gesto de desagrado.
Me llevo hasta un pequeño sofá cerca de un estante donde tenían a sus perros disecados vestidos de ángeles.

- ¿De verdad son reales? -dije tomando asiento con impresión en mi rostro.

- Son nuestros difuntos angelitos. -dijo April tranquilamente.- no podíamos partir con ellos, así que los disecamos.

Miriam se acercó a mí, y dejó en la pequeña mesita la taza de té y unos dulces viejos.

- Adelante, toma uno. -Ofreció Miriam.

Traté de tomar un dulce pero mis dedos quedaron pegados en estos impidiendo que pueda agarrar uno. Con desesperación traté de quitar el frasco de mis dedos pero este saliendo volando por los aires quedando pegado al techo.

Ignoré eso hasta que April se puso en frente de mí, llevándose toda mi atención.

- Las leeré si gustas. -dijo April.

- ¿Qué cosa? -dije confundida.

- Tus hojas de té, linda. Ellas nos revelarán tu futuro. -dijo April.

Tomé la taza de la mesita, miré a April con curiosidad y sin más empecé a tomar del té.

- No todo, no todo. -dijo April haciendo que parara de tomar.

- Perfecto, ahora dame la taza. -dijo April empezando a agitar de un lado a otro la taza.- Ay no.

- ¿Qué pasa? -pregunté asustada por su expresión.

-Caroline, Caroline, Caroline. Estás en un grave peligro. -dijo April preocupada.

- Aghh, dame esa taza, April. Tus ojos te engañan. -dijo Miriam reprendiendo a April.

- ¿Mis ojos? Tú estás más ciega que un topo. -dijo April enojada.

Yo seguía en mi sitio con una cara de preocupación, ¿a qué se refería? ¿Por qué razón estaría en peligro? No tiene sentido.

Black bottons. | Thomas Brodie-Sangster Donde viven las historias. Descúbrelo ahora