La verdad de una mentira

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JAKE

Mitternacht, Alemania.

Me fui de Duskwood, ella también lo hizo, no me dijo la verdad. La reunión no era en la mina como me había dicho, es en el pueblo de su infancia a más de dos horas de viaje desde Duskwood, se fue y no me dijo nada.

Cuando desperté y no estaba a mi lado me sentí estúpido, podía soportar estar sin dormir, pero creí que me lo merecía, creí que merecía dormir al lado de la chica que tanta paz me provocaba.

Me equivoque.

De nuevo.

Apreté el volante bajo mi agarre, furioso, no con ella, con Louis. Hicimos un trato, él no podía decirla nada a ella con tal de que yo no filtrara todas las pruebas contra él, lo recopile todo en mi disco duro, joder, ese maldito canoso va a pagármelas.

Nadie sale con vida engañando a Hans Duff, Jake lo deja pasar todo con tal de no meterse en problemas, con tal de pasar desapercibidos ante todos, Hans no.

Esto acaba aquí y ahora.

Llegue al pequeño pueblo con la mandíbula apretada, la mansión de ese hombre está en el final de la calle royal, la más cara de toda esta zona de Alemania.

Retire las llaves cuando vi el portón bañado en oro, es un maldito pretencioso, baje de mi auto acomodando mi gabardina, ya he estado con anterioridad en este lugar, es tétrico.

Recuerdo cuando descubrí su habitación, cuando descubrí donde la había tenido. Solo había un colchón roto, un par de vestidos, nada más. Había manchas oscuras de sangre mal limpiada, las paredes tenían rasguños, todo demostraba que ese cuarto albergo cosas horribles.

Fue la primera y última vez que discutimos, no soporte esa actitud de superioridad, mi padre arreglo el desastre que deje atrás cuando me fui, solo conversábamos mediante chat, no podía simplemente irme, fue poco a poco, deje de responder sus mensajes tan regularmente, deje de responder sus llamadas.

Hasta que ambientaron la sede en Duskwood, no pude negarme, Louis me traslado desde donde estaba cómodamente hacia este pueblo, luego me di cuenta que también se encontraba Lily, cuando coordinamos una salida fue que cai en cuenta lo mucho que había cambiado.

No era dulce, no era amable, solo es una más.

Una más de las seguidoras de la secta

No tuve más opción que aceptarlo, aceptar que ella no era más la chica que yo conocía, pero cuando me dijo tan tranquilamente que Hannah estaba desaparecida no pude aceptarlo, no estaba alterada, estaba tranquila, solo dijo que había cometido un error y estaba pagando por ello.

Era indiferente, no hacia ningún esfuerzo por buscar a Hannah, cuando ingresamos al grupo ella se comportó grosera con Enith, sabe desde un inicio quien es ella y quería alejarla.

Siempre tuvo en cuenta que esa chica pelinegra era una amenaza con todo lo que conocía, cualquiera quedaría embobado con su belleza, es solo un mínimo acto de ella y su jefe de policía queda postrado a sus pies.

Tome una fuerte respiración con una seguridad renovada, mis dedos rozando la rugosa sensación de la roca que acompañaba aquel timbre, no importa nada, me enfrentare a ese alemán retrograda con tal de recuperar a mi chica.

—¡Ni lo pienses! —el dueño de la voz ronca que sonó a mis espaldas tomo fuertemente mi hombro alejándome de la mansión— ¿Qué mierda haces, Hans?

—Recuperar a mi mujer, padre.

—¡No lo vale! ¡es un maldito suicidio, hombre! No vas a llegar ni a la entrada principal antes de que te acribillen.

Código a tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora