ENITH
No sé qué me pasaba, pero no podía controlarlo.
No recuerdo absolutamente nada, sin embargo, mi cuerpo claramente lo hace, no me siento yo misma, me siento constantemente nerviosa, mis vellos están erizados la mayor parte del tiempo, algo me impide avanzar y me siento horrible.
Mis reacciones son involuntarias, estoy callada siempre porque siento una constante presión que me indica que es solo una palabra y rompería en llanto.
Es algo que estoy acostumbrando a hacer y lo odio, jodidamente lo odio.
Con Amaya me siento diferente, su sonrisa despreocupada me da paz, me siento anhelante de volver a tener esa sonrisa, sin embargo, de alguna forma creo que mi inocencia ha sido robada, pero no lo recuerdo y me siento...dios, ni siquiera sé cómo me siento.
Miré a la rubia a mi lado que reía animadamente, solté un suspiro mirando al frente, tenemos planes de hacer una pijamada, nada del otro mundo.
Sin embargo, era algo, la casa de Amaya es al único lugar al que he podido ir sin sentirme mal, creo que es porque es una cabaña simple, nada de lujos, nada que me recuerde a las mansiones a las que estoy acostumbrada.
—¡Ya va a ser tu cumpleaños! —me detuve ante su mención— ¿Enith?
—Mi cumpleaños ya sucedió —susurre amargamente cuando un flashback inundo mi mente—
—¿Quieres hablar de ello?
—No.
Ella asintió y cambio de tema, eso era algo que amaba de ella, no importaba lo mucho que quisiera indagar en lo que me sucedió jamás me preguntaba más allá de lo que yo le contaba, no me presionaba, era igual que Ryan.
Me siento algo culpable con papá, pero una incomodidad me da a entender que él estuvo involucrado en lo que paso, no puedo abrazarlo, mis brazos no reaccionan a su alrededor, en cambio con Ryan no existe un momento en que no esté abrazada a él, esa mansión me da miedo y él está constantemente durmiendo conmigo.
Luego de que me duermo siento como se levanta y se dirige hacia el cuarto de los chicos, me hace sentir culpable, él está encargándose de todo y siento que soy una inútil, al ser la mayor debería de ayudarle.
Joder, no puedo ni siquiera con mi vida ¿Cómo se supone que ayude con la de ellos?
Debería de ayudarlo, pero no puedo, mi cuerpo no me lo permite. No me permite el vivir correctamente.
No importa lo que haga para cambiarlo siempre que siento que voy a salir de ello una opresión se instala en mi pecho y me manda nuevamente al hoyo oscuro del cual me es imposible salir.
Lo he intentado, cada noche revivo sucesos que mi mente olvido y cada puta mañana me veo al espejo sin reconocer quien soy.
—Enith... ¿está todo bien? Sabes que no soy persistente, pero te veo perdida.
—No te importa —respondí sin más, ella me miro dolida, pero asintió, suspiré cuando me di cuenta de las duras que fueron mis palabras— Maya...no soy una buena persona, tengo mucha mierda dentro de mí, por favor, no vuelvas a preguntarme.
—¿Algún día vas a hablar con ello?
—No.
Ahí quedo la conversación, caminos la una al lado de la otra en un completo silencio, cuando llegamos a su casa me sentí mal, como si no tuviera que estar ahí, casi como si algo malo fuera a pasar y una opresión característica se instaló en mi pecho, la respiración se atascó en mi garganta.
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Código a tu corazón
Teen FictionJamás debí dejar que el me engañara, jamás debí dejar que los sentimientos nublaran mi juicio. Ese hacker es un fugitivo, uno que pone en peligro todo lo que conozco. El caso de Hannah Donfort cambio mi vida para siempre, nunca debí de involucrarme...