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Poco después de que finalizara la tormenta, ChanYeol llegó al pequeño y viejo apartamento que se encontraba encima de su clínica en compañía de la perpetua condena que eran sus forzosos invitados. Su hogar no era nada sofisticado, sino más bien algo práctico, algo conveniente para quedarse más de una noche en vela vigilando a los pacientes debido a su escaso personal, pero en ningún caso apto para acoger a dos personas. Cuando sus invitados se adentraron en sus dominios, miraron por encima de sus altivas naricillas remilgadas la desordenada y simple habitación provista de un horrendo sofá color moho que hacía las veces de cama, una diminuta cocina que contenía un hornillo de un solo fogón y una arcaica nevera, y una barra americana con dos taburetes algo deteriorados. Ello, junto con algún que otro cuadro familiar, conformaban todo el mobiliario de la estancia. ChanYeol decidió esperar unos instantes hasta que se hicieran a la idea de que eso era todo su piso para comunicarles que, de las dos puertas que se hallaban tras el destartalado sofá, una era un minúsculo baño y la otra un simple armario.

—¡Dios! ¡Es peor de lo que me imaginaba! —exclamó asqueado el Señorito Desdén mientras cogía con dos dedos el cartón de comida para llevar de Pollos Jumbo y lo tiraba a la basura, algo que sin duda debería haber hecho él mismo hacía días, reconoció ChanYeol para sí, ya que lo compró el sábado y estaban a... ¿jueves? —¡Esto es una pocilga! —recriminó BaekHyun a su anfitrión a pesar de ser un invitado no deseado.

—Perfecto, precioso, pues si no te gusta... tú mismo —replicó ChanYeol desplomándose en el sofá y señalándole la puerta a el y a su eterno guardián, que había comenzado a olisquear la basura sin duda en busca de los restos de pollo grasiento.

—Bueno, por una noche no creo que pase nada —se resignó BaekHyun por no tener otra opción—. ¿Podrías indicarme, por favor, cuáles serán mi habitación y mi baño?

—Por supuesto, precioso, ¡faltaría más! —contestó jovialmente ChanYeol mientras se levantaba con rapidez del sofá y lo convertía en una conveniente cama de dos plazas.

Las sorpresas del día parecían haber hecho finalmente efecto en el Señorito Desdén, ya que de su boca no salió ni una sola palabra. De hecho, su boca aún permanecía abierta cuando ChanYeol le mostró el acogedor cuarto de baño con su plato de ducha, donde sólo cabía una persona, el inodoro, con la tapa levantada, y el lavabo, lleno de productos de afeitar y bastoncillos del oído usados.

—Sólo será una noche, sólo será una noche... —murmuraba el, que finalmente había recuperado el habla, mirándolo con aversión tanto a él como a su piso.

—Bueno, princesito, ¿qué lado prefieres: el derecho o el izquierdo? —preguntó despreocupadamente ChanYeol lanzándose sobre la maltrecha cama que no cesó de chirriar estruendosamente con cada uno de sus más leves movimientos.

—¡¿Qué?! —gritó BaekHyun asombrado, sin poder terminar de creerse el atrevimiento de ese hombre.

—Cielo, sólo hay una cama y, como comprenderás, yo no voy a dormir en el suelo después de un duro día de trabajo. Y menos aún por unos invitados a los que he sido obligado a hospedar. Así que dime, princesito, ¿derecha o izquierda?

—¡No pienso dormir contigo! ¡Esto no puede ser todo tu piso! ¡Tiene que haber algo más, otra habitación! Sin duda esta puerta es... —exclamó BaekHyun desesperado cogiendo la manija de la puerta del sobrecargado armario que se hallaba tras el.

—Yo que tú no lo haría... —sugirió ChanYeol poco antes de que el desatendiera su consejo y una montaña de ropa le cayera encima.

—¡Dios! ¿Por qué a mí? ¿Qué he hecho yo para merecer esto si soy un niño bueno que casi siempre obedece a su tía e intenta mantenerla contenta a pesar de sus estúpidas excentricidades? —protestó BaekHyun con exasperación mientras trataba de salir de la montaña de ropa bajo la que estaba sepultado.

UHDPP_ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora