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Me adentré en la casa sin tener la seguridad de que fuese una buena idea el dejar a solas a esos dos sobreprotectores personajes discutiendo sobre lo que era mejor para mí, cuando ni siquiera yo lo sabía. Me había enamorado con locura de un hombre algo atolondrado que, aunque en algunos aspectos era parecido a la persona que tanto daño me había hecho, en otros siempre sería distinto, porque nadie se podía comparar a ChanYeol Park.

ChanYeol era un embaucador nato que sabía tratar con todo tipo de personas quedando siempre bien bajo el perfil de una falsa sonrisa, pero también era un loco desordenado y desastroso que a veces no sabía dónde tenía la cabeza y, en la mayoría de ocasiones, su bocaza hablaba sin detenerse a considerar las consecuencias. A pesar de todos sus defectos, lo que más me gustaba de él era la sinceridad con la que hablaba, la sonrisa que siempre intentaba hacer emerger de mi rostro cuando algo me preocupaba, y, pese a que sus palabras muchas veces carecieran de tacto alguno, siempre sabía qué decir en el instante en el que más lo necesitaba.

La noche anterior, sin ir más lejos... Me había hecho enfrentarme a mis miedos y hacer que me percatase de que era un idiota y que simplemente me había escondido en el pasado para no seguir adelante con mi vida.

Tras escuchar sus palabras, confesándome nuevamente que me amaba, no pude resistirme más a él y le demostré cuánto lo amaba yo, con cada milímetro de mi cuerpo.

Ahora sólo me faltaba decírselo con esas palabras de las que tanto había recelado yo en los últimos años, pero que de nuevo pugnaban por querer salir de mis labios para gritar al mundo entero que me había vuelto a enamorar, y que esta vez el hombre al que había decidido entregar mi corazón, sin duda, lo merecía. Caminé decidido hacia donde mi tía me había indicado que se hallaba Loren. Desde la puerta trasera de la casa la vi meciéndose desconsoladamente en el viejo columpio de ese hogar. Algo alejado, Víctor observaba la melancolía de esa delicada mujer, pero no se acercaba a ella porque, sin duda, sus dos metros de altura, su ruda apariencia y la fea cicatriz que mostraba su rostro la asustarían más aún de lo que ya estaba. Víctor alzó su mano, como queriendo tocar a Loren desde la lejanía. Luego simplemente cerró su puño como si no mereciera hacerlo y lo bajó airadamente, decidido a olvidarse de esa irracional idea.

Cuando pasé junto a ese hombre al que conocía desde hacía muchos años y al que siempre había admirado, él se alejó algo avergonzado por haber sido descubierto y, como siempre hacía, habló con las sabias palabras de un anciano a pesar de tener sólo unos seis años más que yo.

—El intruso era su marido. Lo derribé, pero logró escapar. Ahora mismo está atemorizada, tanto por lo que su marido le pueda llegar a hacer en un futuro como por lo violento que me mostré delante de ella.

—¿Te tiene miedo? —pregunté, extrañado de que Loren temiera las acciones del hombre que la había salvado.

—¿Quién no me teme, BaekHyun? —replicó Víctor con una irónica sonrisa mostrándome su cicatriz.

—Yo —contesté decidido, sin vacilar en ningún momento.

—Creo que los Byun sois la excepción. Por eso me gustáis tanto —contestó Víctor, revelándome una falsa sonrisa que intentaba ocultar sus verdaderas preocupaciones mientras se dirigía al interior de la casa, desde donde, para nuestra tranquilidad, o tal vez la suya, no dejaría de vigilarnos.

Me senté en el otro columpio y me balanceé descuidadamente sin saber qué decirle a Loren para infundirle valor. Podría intentar convencerla de que todo saldría bien, pero eso no era cierto. En un caso en el que teníamos tantas cosas en contra, seguro que aparecería algún que otro problema que nos volvería locos. Podría asegurarle que con nosotros estaría siempre a salvo, pero la verdad era que la noche anterior no pudimos impedir que ese intruso invadiera nuestro hogar. Nada de lo que yo le dijera le extirparía su miedo constante, así que simplemente le dije la verdad. Por primera vez en muchos años, hablé de un período de mi vida que siempre había querido olvidar, pero cuyas pesadillas aún me perseguían. Miré a la distancia recordando el dolor del pasado y hablé libremente de todo ello, diciéndole adiós a una parte de mi maltrecha alma.

UHDPP_ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora