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ChanYeol sufría la resaca más grande de la historia. Se podía decir que se sentía como si todo un equipo de fútbol hubiera bailado encima de su cabeza, y lo peor de todo era que, a pesar de ello, no había conseguido olvidar ninguno de los vergonzosos momentos de la noche anterior: su absurda charla con su hermano y su cuñado, su llamada a BaekHyun desde la comisaría, su lamentable e inadecuada confesión, su mal comportamiento con el cuándo vino a auxiliarlo y el interminable sermón del juez Walter que siempre recordaría, ya que su oreja izquierda ahora medía un centímetro más que la derecha por lo menos y aún conservaba un color rojizo. Pese a todo lo ocurrido, lo que más le impactó de esa alocada noche fue descubrir que él se había enamorado por primera vez en la vida y, aunque muchos pensaran lo contrario, el amor no era tan maravilloso como decían. ChanYeol solamente sabía comportarse como un idiota frente a BaekHyun, y el no había olvidado del todo a su ex; de lo contrario, no le habría afectado tanto la noticia de su boda.

Además, el dinero entre ellos suponía más un obstáculo que un aliciente y encima el tiempo para conquistar a ese arisco y escarmentada gatito se le acababa. ¡Joder! ¿Cómo mierda iba a conseguir que ese doncel se enamorara de él en apenas dos meses si su cuñado había necesitado toda una vida para hacer lo propio con su hermano KyungSoo? Él... ¡Él necesitaba un milagro! En el mismo instante en el que intentaba despejar su mente para tener una idea de cómo abordar a un doncel que esa mañana le había dirigido una maliciosa sonrisa mientras le informaba con dulzura de que los obreros que habían venido a colocar los nuevos expositores trabajarían duramente durante toda la mañana, sonó su móvil. Eso logró empeorar su ya horrible jaqueca. ChanYeol tanteó la mesa de su oscuro despacho hasta dar con el infernal aparato.

—¿Diga? ChanYeol Park al habla, ¿en qué puedo ayudarle? —contestó desapasionadamente debido a su lamentable estado.

—Por lo que sé, ya ha conocido usted a mi sobrino —dijo la arisca voz de una anciana un tanto molesta—. ¡Yo creía que era un hombre decente, pero, por lo que he podido comprobar, usted simplemente es otro pusilánime que va detrás de su dinero!

—¿Me puede decir quién narices es usted y quién es su sobrino? —preguntó ChanYeol, confuso ante esa llamada.

—¡Soy YooNa Byun, y mi sobrino es BaekHyun Byun, la estúpida al que se ha camelado usted para que le pague todas sus deudas haciéndolas pasar por gastos para Henry! ¡Si usted pensaba que yo era idiota o demasiado vieja como para darme cuenta, tengo que manifestarle que está muy equivocado! Ya que ha conseguido lo que quería de BaekHyun, me conformaré con que se aleje de el lo más pronto posible. Considere el pago de los apuros económicos de su clínica como una contraprestación para dejarlo en paz.

ChanYeol terminó de despejar su confusa mente con rapidez y, ante las airadas palabras de la anciana que lo acusaban vilmente y le prohibían aspirar a alcanzar lo único que deseaba en esos momentos, contestó con brusquedad, olvidando sus habitualmente amables modales y el galante tacto que solía usar con todo tipo de personas, incluidas las viejas impertinentes.

—¡Señora, yo no uso a las mujeres, ni voy detrás del dinero de nadie! Y, sobre todo, ¡yo no me dejo sobornar por nadie, menos aún por una vieja chiflada que carece de modales! ¡Y tenga en cuenta una cosa: no pienso separarme de BaekHyun ni por todo el oro del mundo, porque, a pesar de lo que usted piense, ¡el vale mucho más!

—Muy bonitas palabras... Espero que piense lo mismo cuando desherede a mi sobrino y no tenga donde caerse muerto, porque, si recibo una sola llamada de BaekHyun anunciándome que quiere casarse con usted, ¡no tenga duda alguna de que lo haré! ¿Qué tiene que decir a eso?

—¡Que me importa un comino su dinero, señora, y puede usted metérselo por el...! —De repente el móvil le fue arrebatado a ChanYeol con rapidez por unas finas manos que pusieron fin a su ofendido discurso antes de que lograra empeorar la situación. —Hola, tía YooNa. Si llamas por el pago de las deudas de la clínica, debo aclarar que ha habido una pequeña confusión: lo del dinero fue todo cosa mía, para compensar a este hombre por los agravios que tanto Henry como yo mismo le hemos causado. No sé por qué te molestas tanto, cuando ya lo he hecho otras veces sin que te importara demasiado.

UHDPP_ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora