ChanYeol estaba hasta las narices de ese saco de pulgas que no hacía otra cosa que tocarle las narices a cada instante. Mientras él se paseaba de un lado a otro del salón repasando los consejos de un famoso entrenador, Henry lo miraba aburrido tumbado plácidamente en el sofá y dedicándole algún que otro bostezo a su ir y venir, a la vez que le advertía con su altanero semblante de que no iba a hacer ni puñetero caso a sus estúpidas órdenes, por muy firmes y claras que éstas fueran. ChanYeol, dispuesto a realizar el trabajo que se le había asignado, había acabado comprando un costoso libro de adiestramiento, que apenas se podía permitir, sólo para intentar enseñarle a ese chucho cuál era su lugar. Y el resultado siempre era el mismo: Henry no le hacía ningún caso... ni a él, ni a los irrefutables métodos de ese adiestrador que, según los expertos, era capaz de domar al sabueso más rebelde. ChanYeol llevaba ya una semana durmiendo en ese sofá, que a decir verdad era mucho más cómodo que su maltrecha cama, y desayunando junto a la amargada tía YooNa, que no hacía otra cosa que intentar que abandonara su hogar.
También estaban Víctor, un obseso de la seguridad, y el apacible anciano que parecía ser Harry, al que todo le daba exactamente igual salvo las insufribles órdenes de la anciana, que obedecía sin rechistar. Luego estaba su precioso BaekHyun, aún molesto con su brusca forma de despertarlo del desmayo que sufrió, pero que a cada instante buscaba su presencia con su mirada para saber que él estaba junto a el, y, por último, el despreciable gusano que era ese hombre al que todos los idiotas de ese pueblo habían decidido comparar con él. Sí, vale que el aspecto de ambos era similar; que los dos dedicaban unas amigables e hipócritas sonrisas a las ancianas, niños y bonitas mujeres; que a la hora de tratar con las personas eran bastante sociables, haciéndose en unos pocos minutos amigos de todos... pero ChanYeol nunca trataría a un doncel como TaeSuk Choi había hecho con BaekHyun. ChanYeol creyó que ese tipo no sería rival alguno para él, ya que la historia entre ellos había finalizado hacía años.
Pero, aunque ese personaje hubiera dañado a su doncel profundamente con sus acciones, no se podía negar que todavía estaba bastante interesado en el. Sobre todo cada vez que BaekHyun no se percataba de que sus movimientos eran acechados por una ávida mirada de deseo. ChanYeol se sentía cada día más tentado de volver a golpear a ese energúmeno para dejarle claro que nunca más volvería a formar parte de la vida de BaekHyun Byun, porque ahora era suyo, aunque el intentara ocultarlo todavía tras las dudas sobre su amor. Al parecer, en lo único que ese chucho parecía estar de acuerdo con él era en el odio que ambos le profesaban a ese indeseable que, aunque intentara disimularlo, solamente iba tras de BaekHyun nuevamente. Intentando despejar su mente de la tentación de pedirle prestada la escopeta a su padre para espantar a ese sujeto, ChanYeol procuró una vez más aleccionar a ese vago animal, que se burlaba constantemente de él y de sus esfuerzos desde su cómodo sitio, desde donde lo miraba con petulancia a la espera de su próxima orden, que, con toda seguridad, ignoraría.
—¡Bien, empecemos por lo básico! «Todos los perros tienen que ser capaces de reconocer su nombre para responder a la orden dada por su dueño, o para prestar atención cuando su dueño lo llame» —leyó ChanYeol en voz alta, repasando lo más elemental de ese extenso manual de quinientas páginas—. Vale, ¿cómo narices sé si reconoces tu nombre? —preguntó ChanYeol maliciosamente mientras observaba con gran atención la pasividad del perro—. De acuerdo, vamos allá: Henry, apestas, eres gordo y sin duda el objeto inanimado más incómodo de ver de esta habitación.
Henry alzó su cabeza altivamente, ultrajado por sus palabras, y le dedicó un amenazante gruñido de advertencia poco antes de volver pasivamente a su anterior posición.
—Bueno, pues tu nombre lo reconoces... Ahora toca enseñarte a obedecer. «Las órdenes deben ser cortas y secas, acompañadas por señales visibles. Diga el nombre de su perro y luego dé la orden con firmeza.» ¡Perfecto! —comentó ChanYeol, dejando el libro sobre una mesa cercana y procediendo a hacerle caso una vez más a ese tomo sobre adiestramiento canino. »¡Henry, ven! —ordenó con firmeza, acompañándolo de un gesto de la mano.
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UHDPP_ChanBaek
Teen FictionByun BaekHyun es un rico heredero con muy mal genio que vive muy cómodamente gracias a su excéntrica tía YooNa. Pero debe soportar una gran carga: Henry, el aprovechado protegido de su tía que no deja de perseguirla por todas partes. Cuando esta le...