Capitulo 3 - Travesía

189 14 6
                                    

Una vez más, el sol se ha vuelto a asomar por las casi infinitas praderas que rodean la extensa y diversa nación de Hyrule. Algunos de sus oriundos ya estaban realizando actividades productivas desde muy temprano.

Entre aquellos que amanecen antes que la enorme estrella se incluyen a Link y su abuelo Ezlo, quienes preparaban el taller de herrería para empezar a trabajar. El primero, mientras sacaba las herramientas, se acordó de la pequeña charla de ayer que tuvo con el adulto mayor, cuando hacían la comida para la joven rubia.

—Esa jovencita creo que la he visto antes. ¿No se te hace familiar, Link? -preguntó Ezlo, al mismo tiempo que iba sacando los utensilios y otros materiales necesarios para cocinar.

—La verdad no tengo ni la menor idea.- respondió el caballero, picando la verdura.

—Hmm... pero, ¿no crees que posee una belleza encantadora?

—No niego que tiene rasgos atractivos. -el castaño no estaba cómodo con esas preguntas, mucho menos de hablar sobre esa muchacha. Por cierto -agregó para cambiar rápido de tema —Te quería preguntar si deseabas que te echara una mano en el taller. Me habías dicho que tenías un pedido sumamente especial y me imagino que te absorbe demasiado tiempo como para hacer los otros encargos.

Ahora Ezlo era el que no quería contestar del todo. No le apetecía revelar información sobre el objeto al que le estaba dedicando de todo, debía evitar que se arruinara la sorpresa.

—Siendo sincero, no me molestaría que me ayudaras un poco. Pero por lo mismo de que tengo ese pedido, no he recibido otros más, solo unos cuantos. No hay demasiado por hacer, pero nunca está de más que me ayudes con ellos.

—Está bien. Trataré de aventajarlos lo suficiente para alcanzar a ir a Kakariko. Puede que vaya en dos semanas.

—Me parece perfecto, muchacho. Bueno, empecemos a cocinar que ya mi estómago me ruega probar esa carne de jabalí que tanto me gusta que hagas.

Ambos prosiguieron con la preparación del desayuno, al mismo tiempo que hablaban de otros temas más triviales.

...

La chica de ojos verdes se había despertado muy temprano, pues sabía que no podía perder más tiempo y entre más pronto partiera, llegaría a salvo a algún rancho aún cuando hubiera algo de luz. Se dirigía a los aposentos de los Färrut para despedirse de Aryll y su familia, pero una dupla de voces graves llamó su atención, las cuales reconoció rápidamente.

—Ya ansío ir a Kakariko de nuevo. Me pregunto cómo estarán todos. -dijo Link, mientras medía un hierro que iba a moldear.

—Seguramente bien. Hace unas semanas fui a verlos a llevar un encargo. Impa tiene todo calmado como siempre y Prunia... bueno, es Prunia. -suspiró con una sonrisa burlona el adulto mayor. —Esa mujer, junto con Rotver, andan investigando algo diferente cada vez que voy a Kakariko.

Las palabras de Ezlo eran de auténtico interés para Zelda, puesto que su necesidad de conocer más le hizo querer adentrarse a los terrenos de ese sitio.

Zelda tocó la puerta. Abril, quién ya había despertado hace unos minutos y yacía en la cocina limpiando, fue a atender.

—¡Zelda! -mostró una enorme sonrisa. —¿Cómo estás? ¿Dormiste bien?

—Hola, Aryll -sonrió la rubia. —Si, descansé lo suficiente. Vine a despedirme, tal y cómo te lo prometí.

La niña no pudo evitar hacer un puchero de tristeza, hasta que una gran mano, por detrás, tocó su hombro.

En busca de la calmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora