Capítulo 11 -Heridas

188 10 22
                                    

ADVERTENCIA: Este capitulo es de contenido sensible,  se leerá bajo su propio riesgo.


El estruendo de un rayo iluminó su triste rostro empapado. Las gotas de lluvia opacaban las lágrimas que salían de sus enormes ojos, que miraban con tristeza aquella terrorífica figura de su moribundo padre, con una espada enterrada en su estómago. Aquellas praderas estaban decoradas con cientos de cadáveres de soldados y monstruos. El agua de la lluvia se mezcló con ese líquido rojo, lo que creó un centenar de charcos de sangre. Las últimas fuerzas que le quedaban al soldado caído las usó para darle unas palabras que se impregnarían en la conciencia de su primogénito.

—Por lo que más ames, hijo, nunca dejes de proteger a nuestra familia. Entrega tu vida, al salvaguardar de Hyrule. Que el resto de tus días portes una espada sin importar qué. Ese es tu camino, tu destino... no permitas que este error se repita.

La mano con la que sostenía la de su hijo de 13 años se debilitó, dejando en claro que su alma había abandonado su ser. Link se quedó pasmado, no sabía qué hacer o decir además de llorar en silencio. Se maldijo en su cabeza por haberse atrevido a salir de casa a buscarlo, no debió dejarse llevar por su miedo y desesperación. Haberse arriesgado así lo expuso a que fuera secuestrado por monstruos, pero estos fueron captados rápido por el patriarca de los Farrüt, quien luchó y se sacrificó valiente para evitar que le hicieran algo a su retoño.

...

La Ciudadela y todos en general resintieron la pérdida de los heróicos hombres que lucharon contra el traicionero hechicero Aster, que deseaba hacerse con el reino por medio de sus oscuros poderes. Sin embargo, sus altezas Raurul y Naissoh*, unieron fuerzas (y su magia) con la armada real para poder derrocarlo. No obstante, muchas vidas se vieron sacrificadas de forma injusta, pues el mago (antiguo consejero de los reyes) había traído a la vida hordas de monstruos que dejaron a muchas familias con pérdidas irreparables.

Aislyn, la ahora viuda de Teryk Farrüt, fue una de esas personas que se le fue la vida (de forma metafórica) cuando la de su esposo murió. Desde ese entonces, ella dejó de ser la misma mujer y madre alegre, dulce y empática que Link (y una pequeña Aryll) habían tenido. Abandonó su trabajo de cocinera real (la herencia de Teryk era suficiente, no para vivir con lujos pero sí para no preocuparse si comerán al día siguiente, al menos hasta que Link tuviera la edad legal para trabajar) y se hundió en la más desgarradora de las depresiones, hasta el punto de perder la cordura.

Primero empezó aislándose de todo, hasta de sus hijos, quienes terminaron bajo el cuidado de su tío Ezlo por la incapacidad física y emocional del Aislyn para hacerse cargo de ellos. Progresivamente, fue actuando cada vez más extraño, su percepción de la realidad iba distorsionando paulatinamente. Empezó con ocasionales episodios maníacos donde declaraba ver en vida a su marido, que con el tiempo se volvieron más frecuentes e intensos.

Todas las noches se ponía a escribir cientos y cientos de cartas que iban dirigidas para Teryk, las cuales nunca envió y terminó acumulando en su descuidada y oscura habitación. En estas, le pedía que no se enlistara para nada en la armada, que ser soldado era una artimaña del reino para poner a inocentes a arriesgar sus vidas sin que ellos tengan que ensuciarse las manos y otro montón de comentarios que rechazaban y repudiaban el trabajo de ser un soldado.

Nunca debiste enlistarte... nunca debiste intercambiar a tu familia por un reino que al final te iba a usar como un perro para sus estúpidas guerras y luego se llevarían tu vida misma...

Después de 1 año viviendo así, Aislyn tomó una decisión extrema, ya que no soportaba seguir en un mundo donde Teryk ya no existía. Fue encontrada sin vida justo en la misma zona donde Teryk había perdido la vida. Había consumido un veneno que tomó de las pertenencias de Link, quién en ese entonces era aprendiz de caballero y portaba dicha sustancia en caso de que algún monstruo quisiera dañarle. De nuevo, los Färrut sufrieron otro doloroso golpe, sobre todo Link, quien terminó adjudicándose la muerte de su padre y de su madre.

En busca de la calmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora