Capítulo 21

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El regreso de su mejor amigo fue una de las mejores sensaciones que Taeyong pudo haber sentido en mucho tiempo. Necesitaba un abrazo de su Donggie porque se sentía perdido.

Esa enorme laguna en su cabeza lo estaba hundiendo, enterrándolo hasta el fondo. Que era lo que no lograba recordar, estaba asfixiándose por la necesidad de saberlo, de encontrarlo.

Se sentía perdido cada vez que abría los ojos para un nuevo día, cada segundo que pasaba sentado en la sala mirando a ningún punto en específico. Desorientado de la realidad y de todos quienes lo rodeaban.

Y es que nada de eso era lo que quería, nada era lo que necesitaba realmente, y si era sincero consigo mismo, ni siquiera los brazos de Donghyuck envolviendo su cuerpo en un abrazo apretado en ese momento era suficiente para calmar su ansiedad.

Ansiedad por algo que desconocía.

Podía mentirse a sí mismo repitiéndose una y otra vez que todo iba a mejorar pronto, que eso que necesitaba iba a aparecer pronto. Pero con cada día que pasaba y Taeyong sólo sentía el vacío dentro de él aumentar estaba empezando a creer que no sucedería.

Como deseaba sentirse pleno, cálido y reconfortado. Sólo quería ser envuelto por esos brazos que aparecían en sus sueños.

—Entonces... ¿Qué ha hecho mi cosita rechoncha en todo este tiempo que no estuve? —Dong preguntó deshaciendo el agarre sobre él y recostándose en el sofá para mirarle atentamente.

Taeyong se encogió de hombros.

—Nada interesante... —Murmuró. —Ya sabes, cuidando del pequeño Kuri y viendo anime y series y eso...

Su amigo dió un corto asentimiento con su cabeza. Sabía que algo no andaba bien con Taeyong. Desde hace mucho tiempo, para ser exactos, desde el día después de su cumpleaños hace nueve meses su actitud era sumamente extraña.

Sus ojos, habían perdido ese brillo que mantenían antes y Dong se preguntaba a qué se debía aquello. Pero no podía adivinarlo, así que lo mejor era mantenerse callado y apoyarlo desde el silencio.

Su postura siempre estaba decaída, al igual que él, su figura, no quedaban rastros del Taeyong alegre que esperaba por él en las mañanas para ir a la universidad, o ese con el que podía pasar la noche riendo y contando chistes tontos, o disfrutando de una película de terror que al final los dejaba temblando de miedo.

Era como si estuviera vacío. Como si su cuerpo estuviera allí con él pero su alma permanecía en otro lugar, junto con sus pensamientos.

—Aún no entiendo a qué se debe ese nombre tan ridículo. —Continuó hablando, intentando no dejar morir la conversación entre ellos. —¿De dónde lo sacaste?

Entrecerrando los ojos y mirándolo acusatoriamente Taeyong resopló y lo golpeó con un cojín.

—Kuri es un nombre precioso. —Afirmó con toda la seguridad del mundo. —No sé realmente de dónde lo saqué, pero me gusta, y mucho... Es como, familiar.

Con una mueca de confusión el peli cenizo de sentó de frente a él apresando el cojín que antes había recibido en su cabeza.

—Hasta dónde yo sé, no conocemos a nadie con ese nombre. —Inquirió, intentando buscar en su mente algún recuerdo de alguien llamado así, pero no había nada. Nadie.

—Lo sé. —Taeyong suspiró, se veía resignado y atormentado. —Pero llegó a mi cabeza y eso fue todo. Ahora lo amo... Sea quien sea Kuri... lo amo.

—Oye...

Dong llamó su atención y volteó su rostro. —¿Qué está sucediendo?. A qué viene esa mirada de cachorro abandonado.

Dark Place. YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora