Doble Filo [PERAYA]

Capítulo 17

SINGTO POV

Mirando fijamente.

He estado sentado aquí, mirando la pared, probablemente demasiado tiempo.

No estoy seguro de lo que estoy haciendo. Se supone que debería estar trabajando... pero no lo hago.

Estoy preocupado. Disperso.

Pero soy el director financiero, por el amor de Dios. Si quiero tomarme un día libre por mi salud mental, debería poder hacerlo.

Normalmente el trabajo es mi distracción, pero ahora mismo estoy demasiado distraído para mi distracción. ¿Qué diablos significa eso?

Tal vez debería llamar. Encerrarme aquí en mi oficina y no salir en todo el día. Creo que eso sería una estrategia efectiva para lidiar con mis problemas.

No. No tengo problemas. Todo está bien.

Es sólo que... últimamente han surgido cosas raras, que se abren paso, desde abajo, en lo más profundo de mi centro. No estoy seguro de por qué está sucediendo ahora de todos los tiempos. Pero supongo que, ¿cuándo más podría suceder?

Esperaba que nunca.

Me froto los ojos con los dedos y me agacho en la silla. Mis estúpidos amigos me están afectando. Eso es todo. Soy feliz en mi matrimonio. Estoy contento con esta nueva vida que he diseñado para mí.

No soy gay...

Y definitivamente no estoy mirando inapropiadamente a mi hijastro. Punto. Fin de la discusión.

Vale... bien. Así que me gusta fantasear con la idea de besar y tocar a otro chico a veces, pero eso no tiene que significar nada. No necesita ser decodificado como un acertijo de mis deseos internos. De todos modos, todo se basa en una interacción que he construido en mi mente a lo largo de los años. Probablemente no sea ni de lejos tan estimulante como lo estoy haciendo ver.

Nunca lo sabrás si no lo intentas de nuevo...

Entonces supongo que nunca lo sabré.

Sentado, me recompongo con un resoplido. Estoy casado. Quiero a mi mujer todo lo que necesito, y sus hijos son sólo eso; sus hijos. Mis hijastros. Ni más ni menos.

Todo. Está. Bien.

Al final consigo hacer algo de trabajo, aunque no mucho. Oigo a Claudia gritar a lo lejos de la casa, supongo que mientras hace las maletas para su viaje. Probablemente ha perdido un tubo de lápiz de labios o algo así. Es tan condenadamente dramática. Como si no tuviera ya cincuenta mil millones de pintalabios, pero cuando no encuentra uno –que, francamente, es del mismo tono que al menos una cuarta parte del resto– se pone como loca.

Me rechinan los dientes mientras miro la pantalla del ordenador. Lo juro por Dios, es como si hoy intentara molestarme a propósito. Es como si percibiera que me pasa algo y estuviera haciendo todo lo posible por hurgar en ello, como una costra que sólo quiere cicatrizar. Que lo haga intencionadamente o no, es irrelevante.

Cerrando los ojos, tomo aire. Nunca había estado tan irritable. No tengo ni idea de dónde viene...

—¡Singto! —Mi nombre es ladrado desde algún lugar fuera de la puerta de mi oficina y dejo caer mi frente sobre mi escritorio.

Serenidad ahora.

—Singto, Jesús —Claudia entra en la habitación como una loca delirante—. ¡Llevo diez minutos llamándote!

—Estoy trabajando, querida —murmuro en el escritorio. Se queda callada un momento antes de responder.

—Son las cuatro y media. No sueles trabajar hasta tan tarde...