Doble Filo [PERAYA]

Capítulo 3

KRIST POV

—Ahora salta sobre tu talón. Justo asi.

Arthit repite el truco que ya ha hecho cinco veces, de corrido me atrevo a agregar, haciendo una pausa al final mientras mueve las cejas como diciendo: ¿Ves? Es fácil.

Sí, no. No es tan fácil como él lo hace parecer.

Pero lo intento, a pesar de todo, y la patineta se voltea. Me golpea en el tobillo, y me quejo en voz alta, agarrándolo y saltando sobre un pie mientras ardo a través del dolor. Y mi hermano gemelo se ríe de mí.

Típico.

—Eres demasiado lento —Se ríe, limpiándose de los ojos las lágrimas de risa, mientras que yo me limpio la mías que son de dolor.

—Estoy haciendo exactamente lo que estás haciendo —murmuro, tirando con el puño de mis pantalones para revisar mi tobillo.

Inmediatamente se me está formando un hematoma.

—Si estuvieras haciendo exactamente lo que yo estaba haciendo, lo habrías conseguido —Él sonríe, y es fascinante.

¿Cómo puede verse exactamente como yo cuando sonríe, pero de alguna manera irradia mucha más confianza que la mía?

Se me hace un nudo en el estómago ante la idea y me obligo a apartar la mirada.

Con un suspiro en voz alta, salto de nuevo a mi tabla y navego por el circuito gigante de nuestro camino de entrada mientras que Arthit continúa dando giros con su talón y luego dando patadas, siendo una preciosa réplica de Tony Hawk10 mientras que yo pongo los ojos en blanco detrás de él. Pero no puedo evitar sonreír, porque al menos estamos pasando el rato y divirtiéndonos. Ha vuelto, y el mundo se siente bien otra vez. La vida ha sido volteada del lado correcto.

A veces pienso que solo puedo tener este tipo de diversión con mi hermano.

Mi falta de amigos es un poco deprimente, y había sido un millón de veces peor con Arthit lejos por un mes. Durante esos veintiocho días que estuvo en el internado, estuve más solo que nunca. Puso muchas cosas en perspectiva.

Desafortunadamente, ese tipo de claridad no me ayudaba en absoluto. Porque las cosas de las que me doy cuenta ahora, sobre el apego que tengo sobre mi hermano gemelo, son cosas que no harán otra cosa que condenarme de la sociedad normal como un completo espectáculo de monstruos.

No quiero preocuparme por lo que piense la gente, pero cuando esas personas son tus propios padres, es difícil ignorarlos. Especialmente cuando están tratando deliberadamente de mantenerte alejado de la única persona en la tierra que realmente te entiende.

Arthit ha vuelto conmigo a la Escuela Preparatoria de Solana Beach desde hace unas semanas. Y allí, es como si nunca se hubiera ido. No es que un mes sea mucho tiempo, pero mi hermano fue recibido nuevamente en su círculo social con los brazos abiertos.

Es difícil no sentirse un poco herido por eso. En casa, Arthit y yo somos inseparables. O al menos lo éramos antes del incidente del beso. A Art no le importa su educación, y a mí sí. No encuentro divertidos a sus tontos amigos, y él sí. Eso nos coloca en círculos sociales completamente diferentes y el suyo es una circunferencia enorme, mientras que el mío... básicamente es un maldito punto.

No me malinterpreten, mi hermano definitivamente se asegura de que no me intimiden. Su reputación lo precede, y cualquiera que me mire raro corre el riesgo de ser arrojado de las gradas. Pero, aun así, eso no impide que me sienta exactamente como el paria social que soy. En el momento en que todos los demás se emparejan en varios grupos de amistades, yo me quedo al margen como de costumbre.