Capítulo 7

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Aemond decidió que Daemon tenía razón, no podía simplemente ser un alfa inexperto, Lucerys seguro había sido complacido por otros alfas mucho más experimentados.


La omega era una cosa pequeña, quizás recién florecida, temblorosa y llorosa. Estaba acostada en medio de la cama haciéndose ver más diminuta.


- Tu... quieres?


La omega solo se encogió - Lo que tu quieras, mi príncipe. 


Aemond rodó los ojos, su madre no se comportaría así - Sólo muéstrame como complacer a un omega, no voy a follarte.


Eso pareció ser mucho mejor para la omega que se sentó y asintió. - E-Está bien.


Aemond se sentó en una silla - Sólo miraré.


Aemond se sentó ahí a mirar como la omega se daba placer, ella le indicaba que hacer y que no, cuanta presión ejercer en su toque y cuando debe parar, como usar las diferentes partes del cuerpo omega para satisfacerlos mejor, dónde besar y tocar.


Al final de la noche, Aemond estaba mejor informado y no se había follado a la omega como Daemon esperaba, tampoco tenía ganas de hacerlo, solo quería y necesitaba a una persona.


Al día siguiente, la omega se fue y recibió un pago extra por su silencio.


Sus días continuaron de la misma forma, entrenaba por la mañana y volaba en Vhagar por las tardes, hasta que recibió un cuervo de la casa Lannister en dónde aseguraban que Lady Lannister llegaría en una semana a Dragonstone.


Aemond arrojó la carta al fuego y esperó con ansias para poder rechazar a la chica.


Una semana más tarde, Lady Lannister llegó a Dragonstone acompañada de sus guardias y sirvientes. Aemond la esperó en el puerto y en cuanto lo vio ella saltó y se colgó de su brazo comenzando a parlotear de lo hermoso que era Dragonstone y como había sido su viaje. Aemond no le prestó mucha atención, solo asentía y murmuraba de vez en cuando, la chica no parecía molesta, al contrario, hablaba más.


Lady Lannister era delgada y pequeña, larga cabellera rojiza, ojos azules y piel blanca. No era nada que Aemond no haya visto en... cualquier Lannister.


La omega había pasado todo un día pegada a Aemond, había hablado de Roca Casterly y como era su vida ahí, incluso había descrito a toda su familia en absolutamente todos los aspectos.


Aemond estaba arto de la chica, su olor nauseabundo lo tenía asqueado y su voz chillona le rompía los tímpano, no había dejado de hablar desde que bajó del barco y parecía no querer hacerlo pronto.


- Y fue entonces cuando mi hermano tuvo que...


- Cierra la boca - gruñó molesto.


La omega parpadeó aturdida - P-Pero Aemond...


- ¡Cierra la boca! ¡me tienes harto! - Grita.


La omega se encoge en sí misma. - Y-Yo


- Volverás a tu hogar mañana, dirás que rechacé este compromiso, no quiero volver a verte o serás alimento para mi dragón. 


La omega asiente asustada y se va corriendo.


A Aemond no le importa.


- Tu querida madre estará muy decepcionada - dijo Daemon llegando. - Alejaste a la omega que eligió para ti.


My Mother, My Omega (Lucemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora