Capítulo 2

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Al principio fue difícil para Lucerys, sus pequeños pechos se llenaron de leche y dolían, la única forma de aliviar el dolor fue amamantando a Aemond, el pequeño bebé regordete se pegó a su pecho hasta quedar saciado y luego se dormía sobre su pecho. 

A veces, Lucerys le leía cuantos Valyrios por la noche mientras el bebé descansaba contra su pecho, solía cantarle cuando Aemond lloraba, algo que había descubierto que lo calmaba con rapidez. Pasaba horas hablándole de cualquier cosa, siempre captando su interés, Aemond siempre lo miraba con esos grandes ojos violetas llenos de admiración. 

Con forme fue creciendo, Aemond se fue pareciendo más a su padre, Lucerys no había dejado nada en su parecido, el niño era todo un valyrio y Lucerys temía que siguiera pareciéndose a su padre, probablemente descubrirían su secreto de inmediato. El cabello de Aemond se onduló un poco en las puntas y Lucerys supo que fue lo único que heredó de su apariencia.

Viserys y Rhaenyra se dieron por vencidos por buscar al padre de Aemond pero no dejaron del lado el tema esperando a que el niño creciera y tomara la apariencia de su verdadero padre. Jacaerys constantemente estaba mirando al niño pequeño como si de esa forma lograra descubrir algo escondido.

- Se parece a Aegon - dijo Jacaerys. 

Lucerys se atragantó con su jugo y empezó a toser descontroladamente. Jace le ayudó palmeando su espalda con el ceño fruncido maquinando cosas en su mente.

- Dioses Jace, Aemond no se parece a Aegon, deja de decir locuras.

- Es cierto, míralo, cabello plateado y rizado, ojos violeta... definitivamente su padre es un Targaryen. 

Lucerys suspiró y tomó al niño de tres años en sus brazos. - Aegon no es el padre y no se quién lo sea, además tengo cabello rizado y prácticamente toda nuestra familia es valyria, nuestra madre lo es.

Aemond se aferró a su madre queriendo tomar algo de leche, Lucerys lo regañó y Aemond se molestó. - bebé ya no puedo darte leche, estas muy grande.

Aemond hizo un puchero. Lucerys dejó de amamantar a Aemond cuando el niño cumplió tres años y era lo suficientemente grande para comer otras cosas, pero Aemond no quería dejar de tomar su leche, se enfurecía.

Lucerys le entregó un dragón de madera y Aemond lo mordisqueó.

- Sigo pensando que es Aegon, es el único que piensa con la polla primero - dijo Jacaerys. 

Lucerys rodó los ojos - Cierra la boca hermano, alguien podría oír y los rumores se harán más fuertes, tengo suficiente con que a mis espaldas lo llamen bastardo.

Jacaerys asintió y no volvió a hablar del tema aunque el joven alfa por supuesto que expresó sus dudas a Rhaenyra. 

Con forme Aemond creció, Lucerys le ayudó a tocar y acercarse a Arrax, el dragón lo reconocía por el olor del omega en el niño y dejaba hacercarse, Arrax era muy pequeño aún para un viaje de dos, inclusive el mismo Lucerys no tenía permitido montar a su dragón a grandes distancias.

Desde muy pequeño Aemond siempre estuvo obsesionado con los dragones, quería tener uno propio, pero su huevo nunca eclosionaba a pesar de que se había elegido un huevo de la última nidada de Syrax que el mismo Lucerys se encargaba de cuidar y calentar para su hijo. Aemond dormía con el huevo que permaneció tibio desde que nació pero al pasar de los años el huevo se enfrió y se convirtió en piedra para la decepción de Aemond y Lucerys.

Aegon siempre decía que no eclosionó porque Aemond era un bastardo, Lucerys siempre discutía con Aegon sobre eso y terminaban molestos por semanas, incluso el pequeño omega había llegado a golpear al alfa mayor por revelar eso a su pequeño cachorro. 

Lucerys siempre cuidó y protegió con garras y dientes como un dragón a su amado hijo de todos los que lo tachaban de bastardo, Rhaenyra y Viserys había mandado a cortar muchas malas lenguas que hablaban en mal del príncipe Aemond. 

Aemond no entendía aún el mundo cruel del que estaba rodeado y Lucerys se encargaba de que siguiera siendo así, protegiendo su inocencia.

Pero Aegon siempre estuvo cerca, algo que molestó en sobremanera a Aemond, odiaba que su tío estaba cerca de su madre como una plaga, a veces Aemond le lanzaba juguetes a la cabeza o le mordía los dedos, solo de esa manera se alejaba por un tiempo de Lucerys cosa que Aemond agradecería eternamente.

Pero Lucerys se llevaba bien con Aegon, jugaban y bromeaba todo el tiempo, excepto cuando evidentemente molestaba a su pequeño bebé. Aemond no confiaba en Aegon, siempre lo miraba y sonreía burlonamente molestandolo por su evidente falta de dragón ya que era el único en la familia en no tener un dragón. 

Su abuelo Harwin Strong lo consolaba siempre llevándolo a montar en caballo y mostrándole las maravillas que se podrían hacer sin un dragón. Agradecía y aprendía mucho de ello pero en su sangre corría la sangre del dragón, él quería un dragón y tendría un dragón cueste lo que cueste.

Por su parte, Rhaenyra siempre que podía lo llevaba a lomos de Syrax a volar por horas, Aemond disfrutaba mucho estos momentos, él pertenecía aquí, al cielo como un dragón. 

Cuando Aemond cumplió siete años, tuvo su primer celo como alfa, aún era pequeño y frágil, pasó una semana entera desmayado y delirando con temperatura, Lucerys siempre estuvo a su lado incluso cuando los maestres pidieron que se fuera, pero como su madre era su deber estar presente cuidándolo.

Lucerys estaba confundido, Aemond había pasado todo su celo en cama con fiebre y desmayado ¿Por qué? Los maestres dijeron que era normal, su primer calor la pasaría así, pero él no lo pasó así. 

- ¿Por qué el calor de Aemond fue diferente al mío? - preguntó a su madre.

Rhaenyra lo miró y sus ojos se llenaron de lágrimas de inmediato, era un tema delicado para todos y la hacía sentir mal todo el tiempo. - Querido, él tuvo un calor normal, era su momento.... El tuyo - Rhaenyra sollozó - El tuyo fue inducido, el alfa te sometió a sus feromonas, te obligó a entrar en calor.

¿Qué?

No, él no recuerda eso.

¡Ni siquiera había un alfa cerca cuando comenzó a sentir los primeros síntomas!

- Los omegas tardan más en presentar su primer calor, tuviste que tener tu calor a los trece o catorce onomásticos, es normal que un alfa se presente antes de los diez onomásticos, los omegas no, el cuerpo del omega tarda más en adaptarse para emparejarse.



Oh

Lucerys miró al suelo y frunció el ceño.

Él había estado solo ese día en aquellos pasillos, no había nadie, no había escuchado ruidos.

Había estado solo en la habitación. 

Luego apareció él. 

¿Él lo obligó?

No, quizás solo era un omega defectuoso y tuvo su calor años antes de lo previsto.



Lucerys no volvió a tocar el tema.



Aemond ahora podía sentir los diferentes olores, su abuela Rhaenyra olía a rosas, su abuelo Harwin olía a tierra húmeda, su bisabuela Alicent olía a lirios, su bisabuelo Viserys olía a pinos, su tía Heleana olía a lavanda y luego estaba su tío Aegon quien olía a alcohol, era desagradable a su parecer.

Pero el dulce olor de pasteles de limón con miel de su madre era el más delicioso que había sentido, olía a hogar y lo hacía sentir bien.

Aemond había escuchado que tenía un tío que vivía en Pentos y era jinete del dragón Caraxes, tenía una esposa que montaba al dragón más grande vivo, Vhagar y tenía dos hijas alrededor de su misma edad que aún no tenían dragón y cuando se anunció que Daemon Targaryen llegaría de visita a King's Landing con toda su familia, Aemond se emocionó, ansioso de conocer a dos chicas de su edad, no había nadie en Red Keep con quien jugar que tenía cerca de la misma edad que él, además no tenían dragón como él, no era el único Targaryen sin dragón, eso lo reconfortaba de cierta manera. 

My Mother, My Omega (Lucemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora