Capítulo 10

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- También dijo que habías rechazado a todas las putas - dijo Lucerys sin dejar de acariciar su piel bajo el agua, las uñas haciéndo contacto sobre su piel erizandolo. 


Aemond guardó silencio.


- Te has convertido en un alfa hermoso, listo para aparearse - dijo Lucerys - Y aún así no has estado con nadie.


La mano de Lucerys viajo más abajo peligrosamente cerca de su polla endurecida.


- Te envié a esa omega para que finalmente dejaras tu fantasía conmigo y la rechazaste - Lucerys tarareó. - ¿Me deseas tanto?


Aemond asintió de inmediato, sin siquiera dudarlo.


Lucerys tarareó y se subió al regazo del alfa, Aemond no creía lo que estaba pasando...


Seguro era uno de esos sucios sueños húmedos que tenía a menudo con Lucerys. 


Aemond gimió agarrando las caderas del omega.


Si, seguro es un sueño, entonces lo disfrutaría.


El coño del omega hizo contacto con su polla y ambos gimieron, Aemond deseoso de más, no dudó en tocarlo por todos lados, la piel del omega era cálida y suave.


- Si esto es un sueño, no quiero que termine... - dijo Aemond mirando los labios deseosos de Lucerys. 


Lucerys soltó una risita y mordió suavemente sus labios regordetes, meció sus caderas sintiendo como la polla del alfa se hinchaba más contra sus suaves pliegues, el agua a su al rededor chapoteó un poco y Lucerys suspiró.


- Te quiero dentro, alfa. - dijo Lucerys. 


Oh, Aemond deseaba tanto eso.


El alfa lo atrajo más y lo sentó en el borde del estanque en donde estaban esparcidas sus ropas y finalmente atacó su boca deseoso de probarlo. 


Lucerys abrió sus piernas dándole acceso a Aemond y dejó que éste lo besara como deseara, sus lenguas se enredaron y sus dientes chasquearon.


Cuando Aemond se separó decidió permitirse contemplar al hermoso omega frente suyo, la luz cálida de las antorchas solo le daba un brillo más etéreo y solo deseaba tenerlo así para siempre. 


Lucerys protestó por la falta de toque y tomó la polla del alfa entre sus propias manos para sacudirla un poco entre sus pliegues húmedos, el sonido era demasiado lascivo y los pequeños jadeos del omega solo endurecieron más al alfa.


Su polla se deslizaba con facilidad entre los pliegues húmedos y Aemond solo quería entrar ya, su alfa se sentía desesperado, emocionado por lo que ocurriría, su primera vez sería con el omega que tanto a anhelado por años.


Definitivamente, debería ser un buen sueño. 


Aemond casi tembló cuando su polla finalmente encontró lugar en el delicioso agujero, no pudo evitar gemir y sostenerce de las piernas del omega.


Lucerys gimió feliz abriendo más las piernas y enroscando sus brazos al rededor para atraer por completo al alfa.


- Dioses, eres tan grande, tan buen alfa - elogió Lucerys masajeando su piel. - Fóllame.


Aemond obedeció de inmediato y comezó a mover sus caderas deleitándose con el calor y humedad del omega, Lucerys solo gemía mientras sus uñas afiladas se enterraban en los brazos y espalda del joven alfa.


My Mother, My Omega (Lucemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora