"Lo más grande que te puede suceder es que ames y seas correspondido"
Toulouse-Lautrec (Moulin Rouge)
Los Mugiwara llegaron a Dressrosa con el objetivo de derrotar a Doflamingo, para lo cual acordaron dedicar un par de semanas a estudiar la ciudad. Se dividieron en duplas de espionaje y, para su infortunio, a Zoro y a Sanji les tocó trabajar juntos.
En la misma noche de su llegada, salieron a recorrer la ciudad. Luego de conocer el centro histórico, ingresaron a una amplia calle que resonaba con risas, charlas distendidas y música. De vez en cuando vislumbraban a parejas paseando y sonriendo tímidamente, mientras que, con mayor frecuencia, se topaban a transeúntes desinhibidos, probablemente afectados por el alcohol u otras sustancias ilegales propias de la isla.
A unas cuadras de distancia se alzaba un club nocturno famoso por sus extravagantes espectáculos. Sanji había escuchado hablar de aquel lugar cuando aún trabajaba en el Baratie, y dado que se encontraban allí, el rubio deseaba visitarlo.
Se detuvo cuando vio un cartel que anunciaba un espectáculo en el famoso Moulin Rouge.
—¿Qué te parece, cabeza de mugo? —preguntó entusiastamente— ¿quieres ir?
No con poca resistencia, el espadachín accedió a acompañarlo, auto-convenciéndose de que un lugar como ese debía estar repleto de sake, el dulce elixir que lo haría tolerar lo que más odiaba de su acompañante: su obsesión por las mujeres. Era algo que detestaba y, aunque jamás lo admitiría, esa molestia era una forma de encubrir un sentimiento más profundo y conflictivo.
—Bien, vamos —dijo con una sonrisa bromista—. Siempre es divertido ver cómo te rechazan.
Sanji no le tomó importancia a la provocación, el estúpido cabeza de alga no iba a arruinarle la noche.
Apenas cruzaron la puerta principal, fueron recibidos por una explosión de luz y color. Todo el recinto vibraba bajo la poderosa mezcla de música, risas y golpes secos de vasos y botellas chocando entre sí.
Los ojos del peliverde recorrían el amplio salón, buscando un lugar donde sentarse. Nunca antes había sentido ningún interés por este tipo de espectáculos, por lo que se mostraba indiferente ante casi todo lo que ocurría a su alrededor.
Por otro lado, Sanji empezó a recordar todo lo que había escuchado sobre el Moulin Rouge y se emocionó al confirmar que cada palabra era cierta. Su atención se vio cautivada por las hermosas bailarinas que danzaban libremente: sus curvas, sonrisas y exquisitas prendas adornadas con delicados encajes y vistosas plumas. Cada detalle le parecía fascinante, al punto de que no podía decidir qué era lo que más le gustaba, pero esas visiones pronto le parecieron poca cosa.
Un inquietante silencio envolvió el recinto mientras los focos apuntaban al techo del escenario. Desde lo alto descendía lentamente un columpio negro, acompañado de papelillos brillantes que revoloteaban en una enigmática caída.
Sentada en el columpio, una figura femenina divinamente esbelta parecía flotar en el aire. Era claro que había comenzado el espectáculo principal, y estaba dominado por una cantante cuyos movimientos seductores sumían a la audiencia en un trance hipnótico.
Sanji quedó embelesado, preguntándose de qué clase de revelación divina se trataría.
—Se llama Satine —le dijo al oído una camarera que no pasó por alto el rostro deslumbrado del rubio—, vas a tener que pagar mucho por ella si te la quieres llevar...
El cocinero la observó apenado, nunca le había parecido correcto pagar por los servicios de una prostituta, y mucho menos ver a las personas tratadas como simples objetos. Sin embargo, lo que más le entristeció fue darse cuenta de que aquella mujer era una cortesana. Era una joven talentosa, y lamentó que se viera obligada a venderse a quién sabe qué tipo de hombres.
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Corazón atado
RomanceSanji tiene un secreto, un deseo que oscurece su corazón desde que era un niño. Zoro lo descubre y hace que el cocinero pueda librarse de las cadenas que atan su infancia. Esta historia está ambientada en el arco de Dressrosa (espacial y temporalmen...