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— ¿Y si te hundes en aceite hirviendo? — esto empezaba de manera muy particular

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— ¿Y si te hundes en aceite hirviendo? — esto empezaba de manera muy particular. — Digo, le harías un favor a tu madre que te dio a luz por error. — mordió su sandwich.

— Mínimo no me dieron a luz con expectativas de que iba a ser tan bueno en todo y al final resulté ser una mierda. — lo atacó. El primer atacante se llamaba Sunghoon y el segundo, Sunoo.

— Eres fastidioso como no tienes idea. — negó mientras sacaba su teléfono y se colocaba los audífonos para seguir comiendo. Sunghoon siempre se molestaba cuando Sunoo le insultaba con sus dotes escolares, que sinceramente eran muy pocos, bueno lo eran en la secundaria, donde compartieron aula.

— No soportaste. — le sonrió mientras le pegaba otro mordisco. Esperaba con aburrimiento a que su mejor amigo llegara para callar al silencio, pues se sentaban juntos porque sus amigos eran pareja, aunque sin saberlo lo hacían por su amistad secreta.

— ¡Llegamos! — sonrió. Ese era Jungwon. — Los veo vivos, clara señal de que ninguno quiso matarse al otro.

— Bueno sí, a menos que sea un ente con el que puedes comunicarte. — le dijo con sarcasmo, recibiendo una carcajada por parte del castaño. Al lado de Jungwon se encontraba Ni-Ki, un chico japonés que estaba de paso como estudiante de intercambio, el novio. — ¿Qué tal, pelón?

— Te arrancaría los brazos por maña tan grosera. — bajó la mirada sentándose al lado del castaño quien le hizo un puchero y negó. — Digo, mi cabello rubio no hace que parezca que estoy pelón, mi tono de piel hace que se note.

— Ya lo sé. — sonrió. — Pero es divertido porque un día estaba editando las fotos que nos tomamos juntos en la feria y te metí la tijera por error. — Ni-Ki le miró con las cejas fruncidas. — Me refiero a que te borré el cabello, pero todo bien, calvo.

Ni-Ki hizo un puchero y recargó la cabeza en el hombro del castaño quien reía con las locuras de ambos muchachos. — Definitivamente no pude tener otros mejores amigos. Y novio. Por cierto ¿Sunghoon qué?

— Ahí está. — señaló Sunoo mientras se encogía de hombros unos segundos para ver a Jungwon negar con los párpados relajados.

— Me refiero a ¿Qué le pasa? — Sunoo volvió a encogerse de hombros por unos segundos mientras miraba su teléfono. Jungwon rodó los ojos.

— No me hagas esa cara. — alcanzó a verle. — Si tanto quieres saber pregúntale, no te enojes porque no sé nada de quien me importa un culo.

— Bien, bien. — negó. — Sunghoon. — este se quitó los audífonos al ser molestado. — ¿Qué te pasa?¿La depresión regresó?

— No, pero no quiero hablar con ustedes. — con la mirada se dirigió hacia Sunoo quien siquiera lo miraba. — Mas que nada, si hablan el cotorro este no va a parar.

— ¿No es el perico? — preguntó.

— Lo que sea, no quiero escucharlo. — Sunoo le miró de reojo con molestia.

— Ni yo a ti. — murmuró. Todos estaban comiendo, aparentemente pasándola bien en sus momentos de grupito de universitarios.

Ya para terminar todos se alejaron a sus respectivas aulas y facultades, donde no se verían hasta la noche, al menos Sunoo y Sunghoon, pues ellos vivían en la misma habitación.

La mala suerte.

La mala suerte

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Enemies to Lovers - SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora