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— Sunoo, te dije mil veces que no vuelvas a guardar el shampoo

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— Sunoo, te dije mil veces que no vuelvas a guardar el shampoo. — se quejó Sunghoon mientras volvía a entrar al baño con molestia.

— Ti diji mil vicis qui ni vilvis a guirdir il shimpii. — imitó burlón mientras se bajaba de la litera, la primera impresión de ambos había sido buena pero por alguna razón el resto de los días no congeniaron. Para peor, no había nadie más ahí, pues las habitaciones eran para dos por cuarto.

Sunoo metió el agua a hervir para preparar un ramen, se acercó hasta la puerta del baño. — ¡Sunghoon! — gritó sin obtener respuesta. — ¡Sunghoon! — volvió a gritar siendo un "¡No te escucho bien!" Lo que sonara del otro lado. — ¿¡Quieres ramen!?

Ellos eran algo así como, enemigos. Algo así. Siempre intentaban no llevarse bien y esas pequeñas cosas eran las que mantenían la habitación un poco más tranquila. — ¡Sí!

Sunoo preparó el de ambos, (dejando agua a hervir para hacerse café), el suyo lo llevó a su cama y comió allí mientras jugaba a los Sims en su computadora. — Estúpido Jungwon. — negó mientras veía como el personaje de su amigo se equivocaba por órden de él en el trabajo.

— ¿Dónde está? — salió viendo como Sunoo le señalaba la mesa sin mirarle. — Gracias. — se sentó mientras comía todo y finalmente se levantaba para acercarse a Sunoo, tomar el envase vacío y llevar ambos a la basura.

— Mierda. — Sunoo se bajó rápidamente pues olvidaba que había puesto agua a hervir para prepararse café. — ¡El agua! — corrió a la pequeña cocina (solo para uno que otro uso personal) que estaba a solo unos centímetros.

Apagó la mecha, derramando agua hirviendo en el acto que cayó sobre su pierna, finalmente la abandonó en una mecha apagada y se maldijo mil veces. — Oh, Sunoo, eres en serio estúpido.

— Cállate. — se quejó, pues ardía como el infierno. Traía pequeños shorts que le llegaban un poco más por encima de la rodilla. Se sentó en el pequeño sillón y levantó la tela para observar la rojiza piel del muslo. — Carajo.

— Déjame ver. — dijo Sunghoon después de soltar un bufido, Sunoo se negó moviendo la pierna a cualquier lado hasta que fue capturada por las manos del pelinegro. — No es tan grave, déjame lavarme las manos.

Se alejó mientras Sunoo soltaba quejidos de dolor y miraba la quemadura. Sunghoon llegó sentándose con las cosas para cuidar de la herida. Subió la pierna de Sunoo a las suyas.

— ¿Las quemaduras son parte del doctorado? — preguntó pues el pelinegro estudiaba medicina. — Eres bueno.

— Sunoo. — dijo con obviedad. — El doctorado lleva en el la palabra "curar" ahora mismo estoy "curando" tu herida. — le dijo mientras le golpeaba debajo de la rodilla. — Lo primero que se hace es ponerte bajo el agua fría, así que traje una pequeña toallita bañada en agua helada. Oye Sunoo has hecho ejercicio. — sintió el muslo sacando una pequeña risita en Sunoo.

Fue tranquilizante pues minutos después dejó de doler. Seguido de eso sacó una venda. — ¿Demasiado? Es solo una quemadura.

— Pero te va a irritar la piel, idiota. — negó. — vamos a humedecer la venda y a ponértela, luego vamos a esperar unos minutos con ella y entonces me dices para aplicarte la pomada. — Sunoo asintió quitando la pierna de encima de las de Sunghoon.

— Gracias. — agradeció. Sunghoon asintió levantándose y moviendo el agua para preparar café para ambos. Poco sabían, pero ya actuaban como si fueran algo más, solo que con rencor.

 Poco sabían, pero ya actuaban como si fueran algo más, solo que con rencor

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Enemies to Lovers - SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora