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En la mesa se encontraba Jungwon comiendo sólo, de la nada un aburrido Jay llegó hasta él, donde dejó su cabeza caer sobre el hombro del castaño

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En la mesa se encontraba Jungwon comiendo sólo, de la nada un aburrido Jay llegó hasta él, donde dejó su cabeza caer sobre el hombro del castaño. — Wonnie, estoy aburrido.

— Bueno, no es mi problema. — negó mientras le acercaba a Jay el popote para que le diera un sorbo a su café. — ¿Está bueno? Sunoo me ayuda a mejorar mi café.

— Sunoo hace trucos, es delicioso. — le dio un pequeño beso en la mejilla mientras volvía a recargar la cabeza en el hombro del bonito castaño. — Jungwon ¿Qué somos?

— ¿Qué somos de qué? — preguntó mientras partía una galleta mediana a la mitad para entregarle el otro pedazo a Jay quien la tomó, para luego sentarse bien.

— Me refiero a nuestra relación. — El castaño le miró mientras le daba un mordisco a la galleta. — ¿Somos amigos, novios, amigos con derechos? — navegó entre todas las opciones.

— Aún no somos novios, amigos creo que es muy poco para lo que tenemos y con derechos, no hemos hecho nada raro. — dijo observando al moreno. — Estamos en una etapa pos-noviazgo.

— ¿Existe? — preguntó mientras mordía la galleta también ya algo molesto, recibiendo un asentimiento de parte del castaño.

— Si lo creas, entonces existirá. — le sonrió con las mejillas llenas. — Eso somos Jay, dame algo de tiempo y quizá podamos ser algo más, solo un poco más ¿Sí? — el moreno asintió con un puchero.

— Dame algo para motivarme a esperar con ansias. — Jungwon se acercó para dejarle un beso en la mejilla, algo que Jay negó con una sonrisa. — No me motiva, ya me diste de esos. — El castaño le tomó del mentón dejando un piquito en los labios del moreno recibiendo una sonrisa embobada.

Por otro lado, estaban Sunoo y Heeseung en la pista de hielo, pues habían acompañado a Sunghoon y Yuna, porque al pelinegro aún le daba nervios estar solo con la hermosa chica.

— No soy bueno. — Sunoo se quejó mientras era llevado por Heeseung por la orilla. — Si me caigo tendré que arrancarte la cabeza.

— Ah, no. — negó. — Puedo fingir que no se nada si quieres, pero te gano igual. — recibió un golpe de Sunoo que sobó con una mueca de dolor. — ¿Te dolió, perdedor?

— Veamos. — rio despegando su cuerpo de la orilla para alejarse y finalmente dar una vuelta por toda la pista con un Sunoo haciendo pucheros. — ¡Ven!

Sunoo intentó alejarse un poco de la orilla, intentando ser almenos un poco bueno como Heeseung o como Sunghoon que era un maestro. Mala idea, pues al primer instante resbaló haciendo que su propio patín fuese el que saliera volando al no estar lo suficientemente amarrado cayendo fuertemente sobre su pierna, la cual no tardó en sangrar.

— ¡Carajo! — Se quejó. A lo lejos pudo ver a Sunghoon dejando a Yuna y patinando hasta él, con preocupación. Lo ofreció su mano y el cosquilleo que nunca quiso admitir apareció de nuevo, de pronto sentía que conocía la razón por la cual Heeseung ya no era tan emocionante.

— ¿Estás bien? — preguntó mientras se arrodillaba y le ayudaba a levantarse. — Vamos a las sillas. — Heeseung estaba tan en lo suyo que ni se dio cuenta que estaba herido. — Sunoo, me hubieras dicho y yo te hubiera guiado conmigo.

— ... — solo podía dedicarse a mirarlo con atención, como quitaba el patín y lo dejaba a un lado, poniendo sus tenis y amarrando bien las cintas. — ¿Qué haces? — intentó no tartamudear.

— Solo te ayudo, Kim. — sonrió nervioso por la extraña pregunta. — También pude haber amarrado las cintas del patín, Heeseung es idiota. — sonrió mientras le intentaba ayudar pero su cuerpo estaba tan débil. — Voy a cargarte, va a doler un poco por unos segundos, pero estarás bien.

— ¿Y Yuna? — preguntó observando la oscura mirada de la chica sobre él que ahora hablaba cosas triviales con Heeseung.

— Puede esperar, Sunoo, vamos al hospital. — lo cargó rápidamente, pasando su brazo por debajo de sus piernas al estilo princesa, siendo Sunoo quien observara los lunares y el bonito perfil del pelinegro.

Nunca había visto ojos tan bonitos, labios tan naturalmente rojizos y perfil tan hermoso. Sus mejillas estaban rojas por el frío, se veían heladas, las suyas estaban hirviendo por los nervios. Los segundos fueron lentos y el cosquilleo se presentó en su estómago por segunda vez, pero por cuarta sin haberlo admitido.

No puede ser por él...

No puede ser por él

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Enemies to Lovers - SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora