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Ahí estaba Kim Sunoo, corriendo como si su vida dependiera de ello

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Ahí estaba Kim Sunoo, corriendo como si su vida dependiera de ello. Pasaba los enormes árboles que decoraban la universidad, con la respiración al mil pero el sentimiento siendo el mismo, queriendo besar los labios del pelinegro.

Estaba cerca del gimnasio, solo faltaba poco y rezaba para que Sunghoon aún se encontrara ahí, había un pasillo que llevaba a diferentes actividades, así que todo estaba oscuro y vacío. Un brillo de esperanza seguía vivo a pesar de todo ser oscuridad absoluta, con su teléfono alumbró un poco los salones, todos vacíos y el frío comenzaba a entrar, pues había entrado de golpe, dejando ambas puertas gigantes abiertas.

Pero entonces, a lo lejos pudo ver el salón de básquet, apagó la linterna viendo el destello mágico que alumbraba la canasta con un cansado pelinegro, con la atmósfera triste rodeándole y metiendo canasta tras canasta como entretenimiento de un juego sin diversión, usado solo para su desahogo.

Corrió hasta él, siendo el pelinegro quien le mirara, sus pupilas se dilataron y brillaron, mientras Sunoo llegaba hasta él algo cansado por haber corrido desde el otro lado para encontrarlo. Le tomó de las mejillas, lo acercó hasta él bruscamente y lo besó. Así es, Sunoo besó a Sunghoon. No tardó en ser correspondido, pues el pelinegro le tomó de la cintura, pegando ambos cuerpos intensificando un beso que ambos necesitaban. La mano de Sunoo se sostenía ahora de los hombros del pelinegro, mientras la otra seguía en la mandíbula de Sunghoon, moviendo sus cabezas al mismo ritmo, coordinando sus atrevidos movimientos.

Pudo sentir la lengua del pelinegro entrar en su cavidad bucal, mientras mordía de vez en cuando su labio inferior. Pronto el cuerpo de Sunghoon estaba haciendo peso con el suyo haciéndole separarse un poco. — Sunghoon. — habló agitado.

— ¿Qué? — preguntó mientras sus manos seguían fuertemente tomando su cintura. — Pensé que serías novio de Heeseung.

— No tienes una pequeña sesión de besos ardientes y haces la pregunta una hora después. Odio ser un Enemies to Lovers pero me obligas. — le dejó otro besito que Sunghoon aprovechó para agacharse ligeramente y tomar las piernas del pelirrojo, levantando su cuerpo en un movimiento rápido. — ¿Qué haces? — sonrió mientras volvía a ser salvajemente besado por el pelinegro.

Ahora dominaba el calor, pues había estado oscuro y el aire corría muy poco por ahí. Caminaron juntos ya un poco más tranquilos, llegando a la habitación. Donde Sunoo apenas terminó de cerrar y al darse la vuelta se encontraba el hambriento Sunghoon. — Oye, oye. — lo empujó. — ¿Estabas desesperado?

— Bueno, lo siento, estoy emocionado. — Sunghoon le sonrió mientras se alejaba hasta su buró y de él sacaba un pequeño anillo con un infinito de plata. — Antes no me caías bien, pero cuando lo compré pensé que te quedaba muy bien. — sonrió. — Ten.

— ¡Que bonito, Sung! — se sentaron en el sillón, siendo Sunoo quien se acercara a besarlo tomándole por el rostro. — Me gustas mucho.

— Tú también me gustas Sunoo. — sonrió. — Y quiero que tengas algo en cuenta Kim; voy a cuidarte para que no te hagas daño porque eres muy tonto y necesitas de mí. — un golpe leve de Sunoo fue la respuesta. — Me gustas mucho y quiero que si es posible, tú y yo podamos ser algo más, quizá después de unas citas o como sea, pero me gustas en serio Kim.

— Quizá ahora. — "Eso es una confesión". Sunoo ya estaba feliz, ya quería besarlo, tenerlo y que fuera todo suyo, su novio, su todo. Y aunque en un principio le hubiese dado asco, ahora como todo un simp, lo amaba.

— Eres mío ahora. — puso una sonrisa maliciosa ladina mientras se lanzaba hacia a él con sus ganas intensas de besar al pelirrojo que ahora mismo, era su novio.

 — puso una sonrisa maliciosa ladina mientras se lanzaba hacia a él con sus ganas intensas de besar al pelirrojo que ahora mismo, era su novio

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Enemies to Lovers - SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora