Cuando Tao se despertó al día siguiente, era casi mediodía. «¿Cuánto tiempo hacía que no dormía hasta tan tarde?». Se estiró e hizo una mueca cuando su cuerpo protestó por el movimiento repentino. Como de costumbre, Yifan tenía razón: las zonas raspadas de la piel le dolían más ahora que el día anterior.
«¿Sigue aquí?».
Se levantó de la cama con cuidado y tomó su albornoz para ponérselo por encima del corto camisón. Kris lo había mandado a la cama, diciéndole que estaría allí si necesitaba cualquier cosa. «¿De verdad se ha quedado con el único objetivo de asegurarse de que me ponga bien? En serio, este hombre exasperante me está confundiendo». En un momento era el mismo imbécil de siempre y al siguiente hacía que moviera la cabeza confuso. Le enojaba que se hubiera metido en su vida. Sin embargo, lo que había hecho era una de las mejores cosas que nadie había hecho por él en su vida, aunque fuera despótico y arrogante. Por extraño que pareciera, le creyó cuando dijo que no lo había hecho por sí mismo. Pero sus generosas acciones simplemente no encajaban con el Yifan al que conocía. Ciertamente, lo había visto hacer algunas cosas increíbles por su familia, cosas de las que ellos probablemente ni siquiera sabían que había hecho. Sin embargo, él no era un familiar, simplemente un empleado valioso.
Curioso, deambuló a la planta baja pasando por todas las puertas de los baños y dormitorios de camino; todas las habitaciones estaban abiertas y vacías. La bolsa de Kris descansaba sobre la cama en la habitación principal, la misma que él se había negado a usar porque Xudan se había follado a su novia en esa cama. La prueba de la presencia de Yifan en ese dormitorio le dio una especie sentido de la satisfacción perturbador. La idea de él despeinado y durmiendo en esa cama exorcizó de algún modo las fantasmagóricas imágenes del pasado.
Tao se detuvo bruscamente al entrar en la cocina y vio los montones de papeles sobre su mesa de la cocina y a Kris sentado en una de las sillas pasando papeles de una pila a la otra. Él gruñó y después arrojó una hoja de papel en uno de los montones, pasando al siguiente con la misma concentración intensa que veía en su cara todos los días en el trabajo.
¿Qué estás haciendo? — preguntó perplejo al percatarse de la caja dónde archivaba todos sus papeles situada junto a su codo.
Yifan lo miró, examinando su cuerpo con los ojos antes de posarlos sobre su rostro.
Estoy pensando cuánto me gustaría dejar a tu ex en el hospital para una larga estancia. Estaría allí ahora mismo si yo no pensara que eso solo te iba a causar más problemas.
Tao abrió la boca y volvía cerrarla, contemplando la mirada frustrada en el rostro de Kris. Por una vez, no tenía un aspecto inmaculado. Parecía peligrosamente desarreglado, el pelo revuelto como si hubiera estado frotándoselo con la mano una y otra vez.
¿Son esos mis papeles personales? — Yifan se encogió de hombros.
¿Cuán personales son las facturas?
¿Por qué estás revisando mis facturas? ¿Cómo te atreves? — Su indignación y curiosidad batallan la una con la otra mientras se lo preguntaba.
Dijiste que tienes que arreglar el caos que tu ex hizo de tu vida para poder pasar página. Así que estoy arreglándolo. — Kris anunció los hechos con una calma absoluta, lanzándole una mirada inquisitiva como si no comprendiera por qué protestaba — Has hecho que fuera bastante fácil encontrarlo todo, por cierto. Eres muy organizado. Todo estaba por orden alfabético. — A quien no, estoy completamente seguro de si «ex imbécil» es la manera como se supone que tienes que etiquetar y archivar ciertas facturas.
