Capítulo 8

251 27 1
                                        


Yifan se quedó en su casa todo el fin de semana y no salió en ningún momento excepto para comprar algo que estaba absolutamente seguro de que Tao necesitaba. Se marchó con desgana el lunes por la mañana, después de que él insistiera en que estaría bien sin él. Aquel fin de semana había sido una revelación para Tao, mostrándole cada vez más la persona tan increíble que podía ser Kris en un ambiente distinto, lejos de la oficina. Vieron películas durante horas, jugaron varias partidas de ajedrez, un juego en el que Tao nunca creyó que destacaría... hasta que jugó con un maestro como Yifan. Lo derrotó todas y cada una de las partidas. Y hablaron. A veces hablaban de cosas sin importancia, pero Kris se abrió un poco en cuanto a cómo había sido su infancia, criado por un padre irascible y loco. Tao compartió algunos de sus recuerdos de ser criado por una alcohólica y de lo aislado y fuera de control que se sentía cuando era más joven. Para cuando él se fue el lunes... Tao lo echó de menos casi en cuanto salió por la puerta. La casa parecía extrañamente silenciosa y él odiaba tomarse solo el café por la mañana, sin nadie con quien hablar cuando tenía algo que decir.

El martes y el miércoles, Tao estuvo demasiado ocupado recibiendo entregas a domicilio como para pensar realmente en su soledad. El timbre prácticamente no dejó de sonar; le trajeron tantas cosas que el salón estaba repleto de cajas, la mayoría de las cuales contenía artículos para un fondo de armario nuevo que Yifan le había proporcionado. Por supuesto, lo llamó para protestar y él le dijo que leyera su contrato de trabajo nuevo, que por lo visto tenía una cláusula en la que él le proporcionaba vestimenta profesional.

Tao miró el salón y puso los ojos en blanco. «¿Vestimenta profesional?». La sala tenía más ropa que una boutique de lujo, desde lencería a trajes de fiesta. Todas y cada una de las prendas le sentaban a la perfección, incluso los zapatos y las botas. «¿Cómo demonios supieron exactamente qué talla comprar?».

Porque es Wu Yifan y no hace nada sin prestar atención a cada detalle — susurró para sí mientras se sentaba en el pequeño hueco que quedaba libre en el sofá — No puedo aceptar todo esto. No hay nada en el lote que no sea de diseño y terriblemente caro.

Tao empezó a levantar cajas hasta que por fin localizó su teléfono móvil bajo una lencería de escándalo. Mandó un mensaje, con la determinación de decidirse por una prenda para el baile en Daegu al que tenía que asistir con Kris.

[Voy a devolver todo esto. Solo prometiste comprarme un traje para Daegu. Eso es más que suficiente.]

Él respondió momentos después:

[No puedo. Todo estaba en rebajas y no hacen devoluciones. ¿No te gusta?]

Tao suspiró, riéndose a pleno pulmón de la referencia a las rebajas. No era muy creativo ni muy creíble, viniendo de Yifan. Le respondió:

[Es demasiado. Un traje es suficiente]

Se sorprendió cuando timbró el teléfono, a sabiendas de que era Kris.

Los chicos bonitos deberían tener ropa bonita — le dijo Yifan con voz áspera al oído antes de que él pudiera decir nada — Tengo que proporcionarte ropa. Lee tu contrato.

¿Hay algo más en este contrato que firmé pero que no leí que debería saber? — preguntó frustrado, deseando haber examinado con más atención el contrato que Kris le pidió que firmase a lo largo del fin de semana. Pero dio por hecho que era lo habitual, como los contratos de trabajo que había firmado previamente con Wu. Yifan sabía perfectamente que cuando decía cosas así lo desconcertaba. No estaba acostumbrado a que lo llamasen bonito, ni siquiera remotamente atractivo.

UNTIED - KRISTAODonde viven las historias. Descúbrelo ahora