Capítulo 10

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Tao retrocedió sin dejar de mirar a Kris, que esperaba en actitud arrogante, expectante.

No voy a quitarme la ropa. Ni tú vas a arrancármela. Probablemente ha costado una fortuna. — Se cruzó de brazos mientras ambos se sostenían la mirada mutuamente.

Lo harás — observó Yifan en tono inquietante mientras se desabrochaba lentamente la chaqueta del traje y se la sacudía de los hombros — Esta noche no he venido aquí a follarte, Tao. Pero voy a hacerlo porque ya no puedo esperar más. — Se llevó los dedos al nudo de la corbata, lo deshizo hábilmente y se la quitó del cuello tirando con suavidad — Y tampoco creo que tú quieras seguir esperando. — Empezó a desabotonarse la camisa impoluta — He esperado durante cuatro malditos años y no ha pasado ni un solo día sin que la polla se me pusiera dura por ti, sin que quisiera hundirme en ti y hacerte mío. — Desabrochó los gemelos de la camisa y dejó que cayera de sus hombros, aterrizando en un montón a sus pies junto con la chaqueta y la corbata — Esta noche eres mío. Completamente. Inequívocamente. No vas a escuchar ninguna otra voz excepto la mía, diciéndote lo precioso que eres y cuánto te deseo. Y no vas a sentir nada más que placer.

Tao se quedó inmóvil, boquiabierto mientras observaba a Kris desnudando sus abdominales duros y sus brazos musculosos para sus ojos ávidos. «Demonios, este hombre es una belleza». Era todo gracia depredadora y músculo sólido, que sus dedos ardían en deseos de tocar — ¿Te has sentido atraído por mí durante tanto tiempo?

Él lo acechó y se acercó los pocos pasos necesarios para atraer el cuerpo de Tao hacia el suyo. Bajó la cabeza y trazó el sensible lóbulo de su oreja con la lengua.

Atraído...no, Tao. Obsesionado — respondió bruscamente, su aliento cálido soplándole al oído.

Tao se estremeció, incapaz de evitar poner las manos sobre su pecho mientras sus dedos exploraban la piel sedosa que cubría los músculos de acero. Tenía un tatuaje, un bonito fénix que volaba libre del fuego en el lado derecho del torso, lo cual solo hacía que resultara más atractivo, más impredecible. Yifan era el último hombre que habría imaginado con un tatuaje. Descendió con los dedos por su abdomen musculoso y ascendió por su espalda, saboreando la sensación de su piel ardiente bajo los dedos.

Kris mordisqueó la piel sensible de su cuello mientras decía con voz áspera:

Se acabó el tiempo, corazón.

Tao saltó hacia atrás cuando sintió sus puños tensándose sobre el tejido.

¡No! ¡No lo hagas! — No estaba seguro de si su verdadera preocupación era su nueva ropa. En realidad, por primera vez en su vida, quería ser sexualmente atrevido. Veía el deseo en la mirada de Yifan, y tenía que confiar en ello. Con facilidad se deshizo de su camisa, con sumo cuidado fue bajándose la cremallera, lentamente el pantalón fue cayendo, revelando la ropa interior subida de tono a medida que el tejido de seda descendía. Para cuando dejó caer el pantalón al suelo, estaba sin aliento por la ansiedad, de pie frente a Yifan sin nada más que un mini bóxer rojo, un liguero y medias de seda, a juego. Aún llevaba los tacones puestos, pero apenas ayudaban, porque Kris seguía irguiéndose sobre él como una torre.

Yifan debía de haber estado conteniendo la respiración, que soltó con un siseo antes de decir en voz baja y con reverencia:

Mis fantasías no se acercaban ni de lejos a Imaginar lo sexy y precioso que eres en realidad. ¡Joder! ¿Cómo podías no saber lo magnífico que estás, Tao?

Ardientes rayos de deseo le recorrieron, empapando su ropa interior mientras veía el tormento en el rostro de Kris y sentía el hambre salvaje que era casi palpable en el ambiente que los rodeaba.

UNTIED - KRISTAODonde viven las historias. Descúbrelo ahora