Dos meses después
Tao sabía que Kris estaba de camino, y susurró su cuenta atrás habitual.
Cinco... cuatro... tres... dos... uno...
Suspiró al ver a su apuesto marido entrar por la puerta de su despacho, ataviado con uno de sus trajes oscuros favoritos y lanzándole la preciosa sonrisa traviesa que siempre hacía que el corazón le diera volteretas en el pecho.
Buenos días, precioso — dijo bruscamente, recorriéndolo con la mirada en actitud posesiva.
Buenos días, Sr. Wu — respondió él juguetón — Deje que le ponga un café — Tao siempre estaba dispuesto a servirle el café cuando le saludaba así, lo cual no había dejado de hacer ningún día desde que volvieron de Daegu.
La mayor parte de los días, iban juntos al trabajo, pero Yifan había tenido una reunión temprano aquella mañana, así que Tao fue a la oficina en su nuevo coche. Kris le había comprado un Ferrari F12 como regalo de bodas, una sorpresa de la que todavía no se había recuperado, aunque se habían casado hacía un mes en una ceremonia pequeña en su casa. Aunque la boda fue pequeña, fue el acontecimiento más bonito de toda su vida, el día en que se unió al hombre a quien sabía que amaría por siempre jamás. Suho, Luhan, Baekhyun y Kyungsoo le habían ayudado para planearla rápido e invitaron a su familia y amigos más cercanos a la ceremonia y a la recepción, lo cual era todo lo que Tao siempre había querido o soñado para una boda. Por supuesto, Yifan quiso lo mejor de todo para la boda y, después, lo dejó conmocionado con un F12 nuevo.
Tao estaba bastante seguro de que seguía poniéndolo nervioso que condujera un coche rápido, y le había mandado dos mensajes para asegurarse de que llegaba en condiciones al trabajo, y para recordarle que controlara la velocidad. Para ser sincero, no había podido resistirse a aprovechar un poco la enorme potencia del vehículo, pero solo lo razonable, porque todavía estaba nervioso por conducir un coche tan increíblemente caro.
Kris le había llevado a su circuito de carreras, pero Tao todavía no lo había visto utilizar sus magníficas habilidades de corredor que sabía que podía exhibir cuando él estaba en el coche. Bromeó con Yifan acerca de conducir como un anciano en algunos de sus coches más rápidos, pero él se limitó a refunfuñar que no iba a poner en peligro su vida conduciendo a velocidades suicidas cuando Tao iba con él. Pero a Tao le encantaba la sensación estimulante de velocidad cuando Kris corría en su circuito, aunque supiera que conducía mucho más rápido cuando él no estaba allí.
Tao tomó una taza de café para cada uno y las llevó a su despacho para poder mantener su conversación matutina sobre el negocio. Lo miró; tenía una expresión pensativa.
¿Estás bien? — preguntó Tao, preocupado. Hacía unos minutos parecía contento.
Tengo algo para ti — respondió él, lentamente, con voz grave y seria mientras añadía — Por favor, no te enfades.
Tao le levantó una ceja, preguntándose si se refería a algunas de sus reprimendas acerca de comprarle cosas que no necesitaba. Cuando su casa quedó destruida, Yifan compró, compró y compró para él, aunque sabía que tarde o temprano recibiría una liquidación del seguro para sustituir las cosas que necesitaba realmente. Y todavía no había dejado de comprar; muchas de las cosas que compraba eran mucho más de lo que necesitaba.
Probablemente no me enfade — le dijo Tao pacientemente, aunque siempre dejaba hueco para cambiar de opinión en caso de que Kris exagerase.
Puede que sí — le advirtió Yifan, ofreciéndole un sobre con el brazo estirado — Esto es para ti.
Un poco alarmado por la expresión seria en su rostro, se levantó de un salto y tomó la carta. Miró la dirección del remitente y reconoció el nombre de inmediato.