Capítulo 5

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¡Estás despedido! — Tao tuvo que alejarse el teléfono móvil de la oreja para amortiguar el sonido retumbante de la voz de Yifan — Estaba en una reunión con un montón de señores mayores muy estirados cuando me llamaste. Creí que les iba a dar un infarto a todos.

Tao sofocó una risa mientras volvía a llevarse el teléfono a la oreja.

Lo siento, Sr. Wu, pero ahora mismo estoy comiendo. Puede regañarme en cuanto vuelva a la oficina durante mis horas de trabajo. — Apagó el teléfono y cortó lo que estaba seguro de que habría sido otra larga reprimenda de Kris — Me ha despedido — Tao suspiró y sonrió con malicia a Wu Junmyeon. Él y Suho se habían hecho amigos desde que Junm se casó con Lay y quedaban tan a menudo como podían.

Aquel día, Suho le había llevado un ramo de flores por su cumpleaños e insistió en invitarlo a comer. Estaban sentados en un restaurante italiano informal, devorando platos de pasta que eran como un pecado. Junmyeon se veía radiante con su embarazo y feliz, y eso hizo que Tao sonriera de verdad. Después de todo lo que había pasado Suho, merecía la felicidad que había encontrado con Yixing. Al contrario que Kris, Lay era un hombre muy simpático y casi todo lo contrario que su gemelo. Mientras que Yifan era oscuro, tanto en su aspecto como en su personalidad, Yixing era rubio y guapísimo, un exjugador profesional de fútbol A. que casi siempre parecía llevar una sonrisa en la cara, especialmente desde que se casó con Suho.

¿Sabes? No es como si Yifan no pudiera comprobar el teléfono y cambiar el tono que has puesto... — musitó Junm, limpiándose la comisura de la boca con la servilleta de tela — Es un hombre brillante, lo bastante inteligente como para pensar en hacer eso todos los días.

Tao había reflexionado a menudo sobre la misma cuestión.

Creo que le gusta tener una razón para discutir. Es así de obstinado— contestó dando un sorbo de agua para bajar la pasta.

«Esto es demasiado para mi dieta. Más vale que agarre el fetuccini y me los ponga directamente en las caderas».

Creo que lo hace a propósito — respondió Suho — Para tener una razón por la que buscarte. — Tao resopló.

Lo dudo. Me evita como la peste. Ha estado un poco... diferente. Solo es un poco menos imbécil desde que rompí con mi prometido. — Había hablado a Junm de su ruptura de camino al restaurante.

«¡Y ahora le ha dado por besarme hasta dejarme sin aliento!». Tao decidió no compartir ese pequeño detalle con Suho. Era más que probable que llegase a oídos de Lay.

¿Diferente en qué sentido? — preguntó Junm con curiosidad. Tao se encogió de hombros.

A veces escucha. Y hoy me ha dejado conducir su Ferrari porque es mi cumpleaños. Suho silbó en bajo.

Eso es importante — dijo sinceramente — Rara vez deja que ni tan siquiera Lay conduzca sus vehículos. — Dejó el tenedor en el plato y tomó el vaso de agua— Creo que le atraes. Y el guapo de mi marido también lo cree.

Tao casi se atragantó con el agua y tragó con dificultad. Se sonrojó al pensar en el apasionado beso que Kris le había dado aquella mañana.

Soy su asistente y lo saco de sus casillas. Dudo mucho que me desee. — Tao lo negó, lanzándole una mirada dubitativa a Suho. Tal vez lo hubiera besado, y puede que fuera verdad que se acostaría con él, pero Tao sospechaba que solo se debía a que estaba solo, disponible y a que le venía bien.

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