D I E C I O C H O (I)(+18)

128 3 0
                                    

Advertencia: este capítulo no es necesario de leer si no te apetece leer una escena +18, pero si, sí te apetece, adelante, ¿a qué esperas?

Ally

No nos desenganchábamos el uno del otro, estábamos pegados por el contacto entre nuestras bocas, mientras íbamos por toda la habitación chocándonos con las paredes, hasta que al chocarnos con una pared él me retuvo allí, mientras me presionaba contra esta haciendo que nuestros cuerpos quedaran tan juntos que no pasaba ni el aire, solo nos transmitíamos el calor entre nosotros.

Entonces comenzó a desabrocharme el top, por detrás, haciendo que este cayera al suelo y yo me quedara con todo el torso desnudo ante él, con lo que aprovechó y se hizo con uno de mis pechos, comenzando a manosearlos bruscamente haciendo que soltara gemidos pequeños, pero placenteros, luego dejó de manosearlos para agacharse un poco y así llevarse uno de mí pezones a su boca para empezar a mordisquearlos suavemente mientras yo me retorcía de dolor y del placer que sentía en esos momentos.

-          Joder Dreik, no me tortures más -.

-          Me gusta torturarte -.

Acto seguido soltó mi pezón para después cogerme por las caderas y llevarme a la cama a horcajadas.

En menos de un segundo estaba tumbada en mi cama mientras Dreik estaba encima de mí, besándome todo el cuerpo mientras yo me retorcía de placer y de dolor.

-          Joder Dreik, para ya, házmelo de una vez -.

Entonces fue cuando se separó de mi cuerpo para mirarme y poner una sonrisa pícara:

-          ¿Estás segura? – dijo mientras me volvía a comer el cuello -.

-          Sí...- dije mientras gemía de placer -.

Fue entonces cuando se separó de mí y se fue a por un condón.

Mientras, yo estaba en la cama totalmente desnuda esperando a ser penetrada por mi novio.

-          Dreik...por favor...- supliqué -.

-          Un momento...- dijo mientras sacaba el preservativo del envoltorio y se lo ponía delante de mí -.

Cuando lo tuvo puesto se puso a cuatro patas sobre la cama y comenzó a caminar hasta colocarse encima de mí, en ese momento fue cuando lo sentí todo en mi interior.

-          Oh dios...- gemí -.

Pero Dreik no se movía, lo que sí que hizo fue poner su boca en mi oído y decirme:

-          Estás tan mojada que no durarás nada -.

-          No importa -.

Entonces soltó una risa ronca y comenzó a moverse, primero despacio haciendo que nuestros cuerpos chocaran, pero lentamente haciendo que soltara pequeños gemidos, los cuales al instante fueron sustituidos por gemidos más altos y bruscos, ya que Dreik potenció las embestidas haciendo que me tuviera que sujetar de la cama para no caerme de la cama.

-          Oh...Dreik...oh...-.

Sentía que todo mi interior se desgarraba del todo haciendo que soltara quejidos dolorosos y placenteros.

Estaba llegando al clímax, pero no quería llegar, así que intenté aguantarme, pero no pude porque en ese momento Dreik colisionó conmigo de tal manera que solté un gemido tan fuerte y doloroso, y tan lleno de emociones al mismo tiempo que Dreik tuvo que taparme la boca para que nadie fuera a nuestra habitación y preguntase qué había pasado.

Aunque cualquiera sería tan tonto como para no saber que nosotros dos estábamos saliendo, era tan previsible...

Justo entonces Dreik soltó también todo de su interior y se corrió dentro de mí, haciendo que el condón se llenará de su semen.

Con lo que se desenganchó y fue al lavabo a asearse, para después volver conmigo a la cama completamente desnudo mientras abría las sabanas y nos metíamos dentro para darnos mimos y besarnos hasta quedarnos sin aliento.

Mientras me besaba puso su mano en mi nuca para profundizar el beso y mientras lo hacía me acariciaba suavemente y yo me dejé llevar, para que él guiara el beso y me tuviese para toda su voluntad.

Pero entonces se separó y juntó nuestras frentes mientras solo se escuchaban nuestras agitadas respiraciones por el beso que nos habíamos dado.

-          Me es inevitable resistirme a ti, Ally, eres mi más preciada debilidad y no quiero separarme de ti nunca – me dijo él en susurros -.

-          Y yo no puedo prometerte nada, pero sí sé una cosa – le dije -.

-          ¿El qué? -.

-          Que aunque el mundo se ponga patas arriba, tú y yo seremos invencibles, seremos inmortales -.

Fue en ese momento que me cogió la cara con sus dos grandes manos y me estampo sus labios de una forma cariñosa a la vez que salvaje mientras yo me dejaba llevar por el momento tan íntimo que compartíamos ahora mismo.

Somos uña y carne.

Somos solo nosotros dos.

Viviendo Con Mi Crush (AUTOCONCLUSIVA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora