Capítulo 3: Obsequios y un gran golpe

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Ya han pasado alrededor de 100 años desde que reencarné en este mundo. Ahora soy una pequeña kitsune con una apariencia de 10 años, pues como me dijo Olímpica antes, mi raza es bastante longeva y más para mí que nací con 3 colas de una.

En este momento estoy frente al espejo de mi habitación, peinando mi melena negra donde se aprecian dos lindas orejitas de zorro. Debo decir que cuando miré mi apariencia por primera vez me quedé sorprendida, porque prácticamente era una versión mini de Ahri, un personaje de un videojuego que juagaba antes en mi otra vida. De seguro cuando sea más adulta me llegue a ver como ella.

Terminé de arreglarme completamente y miré mi vestuario por última vez antes de ir a ver al sabio. Según me dijo ayer, esta sería la última enseñanza que me impartiría como mentor, pues comentó que él ya no tiene nada que enseñarme y solo me queda ganar experiencia propia.

Al salir y caminar por mi pequeña aldea, iba recibiendo saludos y sutiles reverencias hacia mi persona, mientras yo la devolvía con una sonrisa y agitando mi brazo a todos. A pesar de llevar varios años con lo mismo, aún me sigue avergonzando un poco, me siento como si fuera la presidenta de un país. Río en mi mente por mi propia broma.

Y es que, desde mi presentación me tratan con mucho respeto, pues se decidió que la próxima líder de la aldea fuera yo y se me concediera el título de sacerdotisa al cambiar de lugar con el actual sabio. Aunque no se si estaré a la altura de dirigir a otros, siempre he tenido un grado de pánico escénico que aún conservo.

¿Oye Olímpica, tú crees que seré una buena líder? Esto me recuerda al anime del slime donde tuvo que afrontar su nueva posición entre los monstruos – comento en mi mente con mi compañera.

Le digo Oli, porque decirle Sabia Olímpica es muy largo, además es lindo.

Respondiendo. Algunas de sus habilidades actuales te dan el empuje necesario para llegar a ser una excelente líder.

Pero compañera, no me refiero a estar dependiendo de mis habilidades, sino de saber qué decisión correcta tomar, como poder guiarlos, a eso me refiero. No siempre podré depender de mis habilidades

Respondiendo. Maestra no debes de preocuparte, yo siempre estaré para ayudarte y responder todas tus dudas y dificultades.

Aaaaawww, eso que escucho es empatía de tu parte Oli? – molesto un poco mi vocecita sabiendo lo que me dirá y llegando a la entrada de la cabaña del sabio

La maestra sabe que no se demostrar ninguna emoción, así que no espere eso de mi parte. Como su habilidad única debo responder a todo solo con la razón y la verdad.

Si si si Oli, lo que tu digas, recuérdame programarte para aprender esas emociones por favor – la corto con buen humor y me dirijo a hablar con el zorro frente a mí

Entendido maestra – fue lo que escuché

Voy subiendo unas escaleras hacía el templo del sabio, cruzando un gran torii de color rojo con negro, delante de mi se podía ver a un kitsune de orejas y 7 colas naranja. ese era el anciano sabio.

Pequeña sacerdotisa, ya has llegado – me saluda desde su asiento y yo solo inclino mi cabeza en señal de respeto – siempre tan seria junto a mi

El sabio siempre me ha enseñado que ante toda situación de aprendizaje debo mantener una conducta seria y atenta, todo lo que aprendo de usted es un regalo – respondo a su comentario y es que estoy contenta de verdad con él, pero como lo comparo a aun abuelito, siento que debo ser respetuosa

Así es pequeña, me alegra que recuerdes mis enseñanzas. Y justamente hoy es la última que te mostraré – me dice para indicarme mi asiento al lado y sacar una carta de su espalda – esto querida que tengo conmigo, son las últimas palabras que dejaron tus padres, no sé qué tiene escrito, pero me dijeron antes de irse, que sería una gran ayuda para tu avance, espero te sirva

Encanto Kitsune  (Tensei Shitara Slime Datta Ken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora