La situación con Ricardo me superaba, mi deseo crecía a cada momento, pero la presencia de mis padres complicaba cualquier momento a solas con él que pudiera levantar sospechas, de tanto pensar quería relajarme así que me prepare para darme un baño que enfriara mis deseos hacia Ricardo, me quite la ropa, el agua fría me quitaba la calentura que había mantenido desde lo sucedido en la piscina, estaba tan distraída bañándome que no me di cuenta que Ricardo me estaba mirando desde una esquina del baño.
—¿Qué haces aquí? —le pregunte sorprendida.
—No puedo mirarte con deseo, quería estar a solas contigo—me respondió.
Le sonreí mientras se me acercaba, lo deseaba tanto que había olvidado que estaba completamente desnuda ante sus ojos, me abrazo y nos dimos un beso, un beso que fue volviéndose tan apasionado, su boca bajo rápidamente a mi cuello, provocando que mi cuerpo se calentara con un calor que amenazaba incendiarme, su boca reclamaba mi cuerpo y yo estaba dispuesta a entregárselo, sus labios bajaron a mi pecho mientras su mano subía suavemente por mis muslos, sus besos llegaron a mi pecho, besándolos con deseo, su mano subía acariciando el interior de mis muslos hacia mi entrepierna, su lengua acaricio mis pezones haciendo suaves círculos en la punta, mi mano también bajo hacia su pantalón para acariciarlo suavemente, Ricardo estaba muy excitado pude sentir la dureza de su miembro bajo la tela de su pantalón, desabroche su pantalón para liberarlo de su prisión, mis dedos pudieron sentir la suave piel, lo empecé a masturbar lento mientras él me acariciaba con pasión.
En ese momento deseaba devolverle todo el placer que me había hecho sentir en los últimos días, lo bese y lo mire a los ojos para agacharme frente a él, tome su miembro con mis manos para darle rápidos besos a la cabeza de su pene, utilice mi lengua para lamer la cabeza de forma lenta y provocativa, él me acariciaba el cabello mientras lo seguía lamiendo, mis lamidas se concentraron en su cabeza para excitarlo, abrí mi boca cubriendo mis dientes con mis labios para que entrara la cabeza de su pene, haciendo presión con mis labios baje lento por su miembro hasta casi la mitad, use mi lengua para lamerlo rápidamente y comencé bajar y subir mi cabeza, lo escuche suspirar mientras realizaba mi caricia, me concentre en mis movimientos para causarle mucho placer, sacaba su pene de mi boca para lamerlo completamente, lo deseaba en ese momento, deseaba que Ricardo me penetrara finalmente, deseaba sentir ese pene duro dentro de mi sexo.
Lo sentí crecer dentro de mi boca, mientras lo succionaba con firmeza, él tomo mi cabeza mientras aumentaba la fuerza de mi succión, lo escuche avisarme que se iba a venir, deseaba probar su sabor por eso aumente la velocidad de mis movimientos, su semen salió disparado contra mi boca, mientras me lo tragaba sin pensarlo, sentí como su cuerpo temblaba ante la inminente llegada de su orgasmo, después de su corrida lamí su miembro nuevamente con deseo, mientras miraba su cara de placer, estaba caliente, muy caliente que seguía lamiendo para volver a despertar a su pene, cuando lo logre mi objetivo, me levante y le di la espada dispuesta a que me penetrara, él me tomo de las caderas presionando con su cabeza la entrada de mi vagina, suspire al sentir esa presión pero nuevamente mi madre enfrió el momento al llamarme que quería usar el baño, nos tuvimos que separar, me sentía frustrada por no terminar lo que habíamos comenzado, me vestí para salir del baño, lamentablemente no tuvimos oportunidad de estar a solas el resto del viaje lo que aumento mi molestia y frustración.
De vuelta a mi casa todo parecía complicarse, estaba de vacaciones de la universidad y era más difícil explicarle a mis padres con quien salía a solas, además no encontraba la excusa perfecta para decir que saldría con Ricardo, no me arriesgaba a escaparme con él porque algún vecino podría verme pero el destino me tenía guardada una gran sorpresa, mis padres decidieron irse de viaje por una semana, querían ir al lugar donde tuvieron su luna de miel así que me pidieron que me quedara cuidando la casa, era la oportunidad que espera, obviamente acepte y le comunique a Ricardo, quien no dudo en invitarme a uno de los hoteles para pareja en las afueras de la ciudad, era el sitio perfecto para evitar las miradas de los conocidos, él paso por mí al mediodía, nos besamos antes de salir y todo el viaje sus manos acariciaron mis muslos, mientras íbamos al hotel solo me dedicaba a mirar por la ventana disfrutando sus caricas en mis muslos, al llegar al hotel y cerrar la puerta me di rápidamente la vuelta para besarlo, nuestro deseo crecía a cada minuto que ambos sentíamos que no debíamos perder tiempo, me llevo contra la pared de la habitación mientras tomaba mi cuello de forma tan posesiva, rozaba sus labios con los míos al igual que los dedos de su mano mientras acariciaba mi cara, sus dedos jugaban con mi cabello mientras sentía su aliento en mis labios, el deseo que sentía estaba a flor de piel, aún no me besaba y todo mi cuerpo ardía, levanto mi cabeza para dejar expuesto mi cuello a sus ardientes labios, suaves besos sobre esa área tan sensible despertaban mis sentidos.
Me dio la vuelta mientras con sus dedos quitaba mi cabello de mi oreja, su boca y lengua la acariciaron sin compasión, me arranco varios suspiros al sentir como su lengua acariciaba el lóbulo de mi oreja de manera tan lujuriosa, fue bajando sus manos por mi cuerpo acariciándolo con deseo, ese día llevaba puesto un vestido crema, no dudo en levantarlo de la parte de abajo para revelar mis nalgas ante sus ojos, con sus manos ayudo a que mi panty resbalara por mis caderas hacia el piso, él no perdió tiempo para acariciar mis piernas, su mano recorría desde la parte atrás de mis muslos hacia mis nalgas, tenía el vestido levantado arriba de mi cintura, él comenzó a besarme la espalda mientras me terminaba de desnudar, él también se desnudó completamente, me tomo en sus brazos para llevarme a la cama, me dejo caer sobre el suave el colchón para colocarse al lado y llenarme de besos y caricias.
Me besaba con deseo mientras sus manos recorrían mi cuerpo, bajo hacia mi pecho para apretarlos, masajearlos y jugar con la punta de mis pezones, sus manos volvieron a bajar hacia mi abdomen, su dedo jugo con mi ombligo para luego perderse entre mis piernas, masturbándome lentamente, me besaba sin darme descanso, sus besos bajaron a mi cuello, a mis pechos, su lengua no tuvo piedad con mis pezones, los castigaba con rápidas lamidas que me causaban corrientazos de placer que encendían mi sexo, mi humedad era evidente mientras él seguía bajando a besos, su lengua se hundió en mi ombligo para luego bajar a mi vagina, sus largas lamidas aumentaron mi deseo, su lengua sabia donde tocarme para calentarme, él abría mis piernas para que su boca me diera placer, arqueaba mi cuerpo al sentir como se concentró en mi clítoris, su lengua lo castigaba sin descanso, sus labios me rodearon y realizaban una fuerte succión, me estremecí completamente al sentir esa caricia.
Volvió a subir para colocare en medio de mis piernas, guio la cabeza de su pene a mi entrada y me penetro con firmeza, un quejido escapo de mis labios al sentir que por fin su duro pene había penetrado mi interior, nos besamos mientras él entraba y salía de mi vagina, sus primeras embestidas fueron lentas y aumentaban al pasar el tiempo, lo abrace con mis piernas mientras me aferraba a su cuerpo, sus embestidas eran más duras y profundas, mis gemidos eran constantes, mire hacia el techo donde había un gran espejo que me enseñaba sus movimientos, era tan caliento verlo moverse encima de mi cuerpo, era un escena tan caliente que mi vagina no paraba de soltar mis fluidos vaginales, me calentaba su cuerpo desnudo, sus penetraciones intensas, mi cuerpo experimentaba mucho placer, me cambio de posición para colocarme en 4 en el centro de la cama, me tomo de las caderas y me volvió a penetrar con tanta firmeza,
Se sujetaba de mis nalgas mientras su pene se hundía sin piedad en mi caliente vagina, volvía a embestirme con lentitud pero de forma tan profunda, mis paredes vaginales se amoldaban a la forma de su pene, disfrutando cada movimiento de su cuerpo, volví a mirar un espejo que se encontraba al frente de mi rostro, verlo detrás de mi cuerpo mientras sentía sus duras penetraciones era un delicia, me sujetaba más firme, me embestía con tanta dureza que mis gemidos se volvieron más fuertes, no podía controlar mi boca, mi cuerpo estaba tan sensible que sentía que no me podía sostener de rodillas, Ricardo me empujo con sus manos para que mi cuerpo cayera sobre la cama, sin perder tiempo se colocó encima para seguir penetrándome rápidamente.
Comenzó a besar mi cuello y morder el lóbulo de mi oreja, mientras se movía tan deliciosamente encima de mi cuerpo, estaba atrapada por el peso de su cuerpo, dominada por sus calientes deseos, el colchón de la cama se empezó a mover con cada embestida, no pude evitar mirar el espejo nuevamente, era una imagen tan caliente, verlo y sentirlo ponía mi cuerpo a mil, estaba muy mojada y tan sensible, veía sus fuertes brazos al lado de mi cuerpo mientras su pene se introducía tan profundo, cerré mis ojos para concentrarme en las sensaciones que experimentaba mi cuerpo, todo eran tan salvaje, tan físico que me enloquecía, no paraba de moverse, sentía como mi interior empezaba a contraerse contra su pene, pero él aún no deseaba detenerse, me cambio de posición, colocándose de rodillas en el centro de la cama, me dio la vuelta para atraerme contra su cuerpo, me penetro de esa forma mientras me levantaba para que lo besara.
Apoyé mis manos detrás de mi cuerpo para mantener el equilibrio, me empecé a mover al ritmo de sus penetraciones, él besaba mis labios y mi cuello con tanta pasión, ahora era yo quien llevaba el ritmo de los movimientos, bajaba y subía con ayuda de mis manos, me movía en circulo para variar las sensaciones, lo mire a los ojos, me enloquecía esa mirada de lujuria y placer que tenía, me moví más rápido mientras mis pechos saltaban, nos besamos mientras su lengua se metía en mi boca, estábamos a punto de explotar pero ambos queríamos extender ese placer que estábamos sintiendo, el calor de su cuerpo, su agitada respiración se combinaba con mis propios signos de cansancio, me levanto un poco con su cuerpo para recuperar el control de las penetraciones, sus movimientos fueron rápidos e intensos que las sensaciones de placer golpearon fuertemente mi cuerpo, mi vagina se fue calentando hasta un límite que no pude controlar, las contracciones empezaron montándome en esa ola de placer que no quería bajar, gemí fuerte mientras dejaba salir mi deseo, lo escuche gritar fuerte también después de mí, Ricardo liberaba sus ganas, mi orgasmo se prolongó mientras mi mente abandonaba mi cuerpo.
Abrí los ojos para verlo acostado a mi lado, lo besé tiernamente en forma de agradecimiento por todos esos momentos calientes que el amigo de mi padre me había llevado a experimentar estos últimos días.
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El libro de las perversiones
Короткий рассказun libro enfocado a relatos cortos sobre fantasías y algunas historias de mi imaginación.