El mañanero

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Cuando Camila se despierta después de dormir cómodamente, ella sabe rápidamente que está caliente. Su cuerpo está lleno de sensaciones eróticas y de recuerdos placenteros y ella sabe que solo un hombre puede satisfacer sus necesidades en ese momento. Ella se levanta de la cama, se viste lentamente poniéndose un sexy camisón y se dirige a la habitación de su amante, Diego. Cuando llega a la puerta de su habitación, ella se detiene y se siente nerviosa, es algo que no lo puede explicar. Ella sabe que Diego está durmiendo cómodamente, provocarlo en realidad puede ser una buena idea, pero ella también sabe que él puede ser un poco dominante. Ella se pregunta si está preparada para lo que está a punto de experimentar, porque una vez que lo provoque, él no se detendrá hasta que su deseo sea saciado completamente, tener esos pensamientos la hacían estremecerse levemente, anticipando lo que está por suceder.
Diego abre la puerta y Camila se encuentra frente a él. Sus ojos se miran al mismo tiempo, ella se queda quieta, esperando su respuesta. Diego mira a Camila con una mezcla de deseo y aprobación.

—Buenos días, Camila. Estás muy hermosa hoy—dijo Diego mientras la mira lentamente de pies a cabeza con deseo, como si saboreara una presa que deseaba devorar inmediatamente.

Camila se siente atraída por su voz suave y sus ojos oscuros. Ella se acerca a él y se coloca entre sus brazos. Diego sabe lo que ella quiere y se prepara para satisfacer sus deseos y fantasías. Diego levanta en peso el cuerpo de ella, lleva a Camila a la cama y comienza a tocarla suavemente, Camila se deja llevar por sus sentidos y se encuentra totalmente disfrutando el momento. Diego continúa con su toque suave por el delgado camisón que lleva la chica, la poca luz que entra a su habitación a través de su ventana hace traslucida la prenda, su cuerpo es tan caliente, tan provocador que solo con verlo levemente siente como su pene se endurece de deseo, sigue acariciando suavemente el cuero de Camila que se vuelve más y más intenso su deseo de ser poseída por ese hombre.
Diego empieza a desvestir a Camila de su sexy camisón y ella se siente vulnerable ante su mirada llena de deseo, él la ha visto desnuda muchas veces, pero un no deja de sentirse tan vulnerable ante su mirada. Pero ella también sabe que esto es lo que ella quiere, lo que deseaba desde que se despertó pensando en Diego, era lo que deseaba su cuerpo y la impulso a buscarlo en su habitación, ante la vista de sus amigos eran amigos de la infancia, no dormían juntos pero sus encuentros apasionados eran muy frecuentes desde que pasaron esa línea de amistad que tenían. Ella quiere ser dominada y ella quiere experimentar el placer de esa sensación, era su deseo más profundo y erótico que tenía en su mente.
Diego comienza a acariciar a Camila de manera más intensa y ella se vuelve más y más caliente, ella se deja llevar por sus sentidos, por sus deseos ardientes y se encuentra totalmente en éxtasis, su cuerpo está ardiendo, las caricias suaves de Diego la enloquecen. Diego continúa con su toque suave y Camila siente como su cuerpo se pone más y más sensible, las caricias en su piel logran mojarla, la besa con pasión mientras el camisón cae sobre la cama, su boca va hacia su cuello para ir bajando lentamente hacia su pecho, Camila está completamente desnuda sintiendo en su cuerpo las caricias calientes de Diego, sus caricias suben de intensidad mientras ella comienza a excitarse, poco a poco se va calentando hasta que no pueda controlar sus gemidos, suaves gemidos que van inundando la habitación de ese sonido tan erótico y provocador.
Sus pechos son acariciados con deseo, la boca caliente de Diego rodea completamente su pecho, su lengua acaricia rápidamente la punta de sus pezones, su lengua se mueve rápido, haciendo círculos sobre la punta de su pezón, el cuerpo de Camila se arquea al sentir como sus pechos son succionados con intensidad, su cuerpo es de Diego, sus caricias se vuelven más posesivas, esta atrapada entre su fuerte cuerpo, cada segundo siente como su amante se transforma en un ser lleno de lujuria, la domina completamente en esa cama, su cuerpo es presa de ese deseo tan intenso que demuestra su amante, sus pechos son devorados con tanta intensidad que ella comienza a experimentar fuertes sensaciones de placer, él sujeta su cuello y la besa mientras lo aprieta ligeramente, la fuerza de su beso hace que sus labios ardan en poco tiempo, ella quisiera que el tiempo se detuviera en ese momento de pasión que están experimentando, no quiere que este momento tan ardiente termine.
Diego se desliza hacia abajo con suaves besos, baja lentamente hacia su cuello, hacia sus pechos, hacia su ombligo, su boca sigue camino hacia los vellos púbicos de Camila. Ella se arquea ligeramente al sentir esa caricia en esa zona tan sensible, sintiendo el calor de su boca en contra de su piel. Diego se detiene por un momento, mirando a Camila con un cierto deseo en sus ojos, antes de continuar con sus caricias, esos labios suaves acarician la vagina de Camila, aumentando esa humedad que ella desprendía de su cuerpo, Camila se abre completamente las piernas a Diego, permitiéndole explorar cada pulgada de su cuerpo, sintiendo como esos labios y lengua devoran su vagina con intensidad, Su lengua es dulce y suave, se mueve lentamente entre sus labios vaginales causándole mucho placer, ella coloca sus piernas en sus hombros, y Camila cierra sus ojos, se siente completamente despreocupada de lo que está sucediendo en su alrededor, esa sensación de abandono es muy gratificante.
Diego continúa explorando con su lengua todo el sexo de Camila, ella siente como su cuerpo se vuelve más sensible a las caricias de la boca de Diego, con cada movimiento de Diego siente como un sinnúmero de sensaciones golpean su vagina elevándola a una cima de placer que no puede evitar sentir. Ella se vuelve más y más caliente, deseando más de su amante, Diego la sujeta fuertemente de sus caderas mientras sigue acariciando su vagina, esa lengua invade sin reparo el sexo de Camila produciéndole mucho placer, pero ella deseaba sentirlo dentro de su cuerpo, anhelaba ser penetrada por Diego, ese deseo la quemaba desde su interior, causándole estremecimientos por todo su cuerpo.
Diego se mueve hacia arriba, su cuerpo se une lentamente con el de Camila. Camila siente la penetración de Diego, eso causa que de su boca escape un fuerte gemido de placer, al sentir como el pene duro de su amante se abre paso en su interior, Diego se mueve dentro de ella, cada movimiento es más intenso que el anterior.
Diego la domina completamente, el gentil amante que se mostró al principio casi ha desaparecido ahora se muestra rudo, posesivo, dominante, buscando satisfacer sus deseos penetrándola duro y profundo, él ha dejado salir ese lado dominante qué ella temía al principio, le temía no por miedo, le temía porque cuando ese lado salía la dejaba siempre exhausta, sin energías ni siquiera para moverse
Diego se mueve con una fuerza que Camila nunca había experimentado antes, sus embestidas son profundas y duras, ella se siente completamente poseída por ese ímpetu tan intenso que su amante estaba mostrando, pero también se siente completamente despreocupada. Como si su cuerpo fuera libre en ese momento de cualquier atadura emocional, de cualquier prejuicio que le impidiera disfrutar su placer, esa libertad le ayudaba a disfrutar mucho ese momento, ella lo siente entrar con dureza, todo su cuerpo se estremece con cada embestida. Cambiaron de posición, Diego la pone en 4 en el centro de la cama, volviendo a meter fuertemente su pene, ella gemía al sentir como era invadido su sexo con dureza.
Camila estaba siendo dominada por el fuerte deseo de su amante, no podía hacer nada, solo gemir fuertemente porque disfruta cada penetración de su amante, sentía mucho placer con cada embestida, Diego la penetraba más rápido y más fuerte, él la tomaba fuertemente de sus caderas para penetrarla más profundamente, sus embestidas eran tan rápidas y deliciosas que Camila no podía dejar de gemir, su cuerpo comenzó a estremecerse fuertemente, las contracciones en su interior iban apareciendo gradualmente, su cuerpo llego al éxtasis, dejando su mente en blanco mientras un fuerte orgasmo golpeaba su cuerpo con salvajes oleadas de placer que la hacían gozar lo imaginable, ella no quería que esa sensación tan intensa terminara, quería extender su orgasmo por mucho tiempo.
Camila dejo caer su cuerpo a la cama, estaba muy agotada pero completamente satisfecha, era una buena forma de empezar el día, de eso no quedaba ninguna duda, su cuerpo cansado le impedía moverse, Diego estaba su lado, también satisfecho, ambos disfrutaban esa extraña relación que mantenían, no les importaba lo que pensaran los demás, ellos disfrutaban su vida a su manera.

El libro de las perversiones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora